Noche espectacular en Sotheby's con la subasta récord de un Klimt y el váter dorado de Cattelan

Puja en Manhattan

El retrato del Elisabeth Lederer del pintor austriaco alcanzó el techo de 236,4 millones de dólares, la cantidad más alta pagada por una obra contemporánea y la segunda en general tras 'Salvator Mundi' de Leonardo

El inodoro del artista italiano se vendió por 12,1 millones, incluidos impuestos, con una sola puja que abonó la cifra de salida de diez millones, equivalente al precio de mercado de ese metal este martes en Nueva York 

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Este es el retrato de Elisabeth Lederer que Gustav Klimt realizó entre 1914-16 y que se salvó  en un incendio tras ser robada por los nazis 

Uncredited / Ap-LaPresse

La sede neoyorquina de Sotheby’s celebró el estreno de su nueva sede en el edificio diseñado por Marcel Breuer, antigua casa del Whitney Museo en la avenida Madison de Manhattan, con una subasta calificada de extraordinaria por dos circunstancias totalmente opuestas, aunque la conjugación de ambas retrata el estado del mercado del arte.

¿Qué es más asombroso, que el retrato de Elisabeth Lederer que pintó Gustav Klimt recaudara 236.360.000 dólares, récord absoluto en una venta pública de una obra de arte contemporáneo y la segunda en general por detrás de Salvator Mundi de Leonardo Da Vinci, o que la parodia artística de Maurizio Cattelan, titulada América y como tal es un retrete de oro por el que se pagaron 12.110.000 dólares? En los dos precios van incluidos los impuestos. Sotheby’s se negó a identificar a los compradores, si bien matizó que “la escultura” la adquirió “una famosa marca estadounidense”.

El espectáculo en la puja por el Klimt se convirtió este martes en un thriller entre dos interesados, camuflados detrás del teléfono, que se prolongó 19 minutos. En cambio, colocar la taza realizada con más de 100 kilos de oro de 18 kilates duró escasos 60 segundos y solo hubo un postor. Los esfuerzos por atraer más ofertas resultaron en vano.

La cuestión arte o burla se expresó en escaso margen de tiempo. En la subasta por el legado dejado por Leonard A. Lauder, empresario de la industria de los cosméticos, multimillonario, coleccionista y mecenas fallecido el pasado junio, el retrato exuberante de Elisabeth Lederer estaba previsto que fuera la joya de la corona. Superó las expectativas en un mercado de arte más bien deprimido.

El precio estimado de esta obra, que tiene una larga historia y que sobrevivió por milagro a los nazis, se fijó en 150 millones. Esa parecía la meta. Oliver Baker abrió la puja en 130 millones y de inmediato se palpó el interés por este lienzo pergeñado entre 1914 y 1916. Se saltaba de millón en millón e incluso de cinco en cinco.

Al llegar a los 170 millones, Olivier pronunció eso de “advertencia razonable”, aviso de que estaba a punto de pegar el golpe de mazo y cerrar la puja. Todo parecía bendecido. Pero de pronto, como si uno de los licitadores hubiese aprovechado para hacer números y ver que le quedaba un rincón en su cuenta, la competición cobró vida de nuevo. Saltaban los millones como si fueran calderilla. Al alcanzarse la barrera de los 200 millones estalló en la sala un sonoro aplauso.

Cuando uno de los postores, a través de su contacto telefónico en el auditorio, subió a 205 millones, el representante competidor hizo el gesto de que al otro lado de la línea le habían dado la orden de que no proseguía la carrera. El aplauso aún fue mayor. Este precio supera al máximo registro de una puja en arte contemporáneo que ostentaba Pablo Picasso con Mujeres de Argel (versión 0), que se vendió en la competencia, en Christie's, por 179,4 millones en el 2015.

Elisabeth era la hija de uno de los principales mecenas de Klimt. La imagen de esa joven de 20 años con mejillas sonrosadas, vistiendo una túnica imperial china con un dragón, colgó durante cuatro décadas en el piso de Lauder en la Quinta Avenida y se piensa que es uno de los dos únicos retratos de cuerpo entero que realizó el artista austríaco todavía en manos privadas. Esta obra sobrepasó el anterior precio más alto que este pintor había logrado en una subasta, 108 millones en el 2023.

Antes de llegar a manos del multimillonario neoyorquino, los nazis robaron ese cuadro, junto con otros de la familia Lederer, durante la Segunda Guerra Mundial. Gran parte de esa colección se incendió al final del conflicto bélico, pero este retrato se salvó de las llamas.

Los directivos de Sotheby’s expresaron su satisfacción porque esta subasta conllevaba un gran riesgo al garantizar a los herederos del empresario un mínimo por las 54 obras de la colección como única manera de ganarse la potestad para subastarlas. Además del retrato, otras dos obras de Klimt, dos paisajes, se vendieron por 86 millones y 70,7 millones, sin igual en comparación al resto.

Todo lo contrario respecto al interés por la América del artista italiano. Su atracción se fue rápido por el desagüe. El váter de oro es totalmente funcional. El glamour dorado de ese trono quedó ensombrecido en su brillo, a pesar de que se catalogó como “una de las obras de arte más influyentes e infames del siglo”.

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La escultura 'América' de Maurizio Cattelan, expuesta en la sede de Sotheby’s en los días previos a la subasta 

Uncredited / Ap-LaPresse

A Cattelan le sirvió como parodia, una vez más, y tal vez se carcajeó tanto como hace un año cuando colocó por 6,2 millones su obra de la banana (real, comestible) enganchada con cinta aislante a la pared. A diferencia de entonces, ni los especuladores de las criptomonedas se interesaron por el trono reluciente.

Esta pieza era propiedad del financiero Steven Cohen, propietario del equipo de béisbol de los Mets de Nueva York. Es una retrete gemelo con el que debutó Cattelan en el 2016 al exponerlo en el museo Guggenheim de la Gran Manzana.

Este cronista puede dar fe de que era funcional al ser uno de los más de 100.000 visitantes que no solo fueron a ver la instalación, colocada en un lavabo de verdad, sino que tuvieron la oportunidad de utilizarlo. No todos lo pudieron hacer servir, puesto que algunos reconocieron que no consiguieron echar ni gota en ese contexto tan deslumbrante.

Ese retrete fue ofrecido luego a Donald Trump cuando llegó a la Casa Blanca. Si bien le gusta el oro, ese váter no le hizo gracia alguna. El objeto viajó a Inglaterra. Lo expusieron en el palacio de Blenheim, la casa de campo donde nació Winston Churchill. Lo robaron.

Dos hombres fueron condenados por la sustracción del váter, pero sigue sin estar claro que hicieron con ese objeto. Los investigadores desconocen todavía su paradero, aunque creen que fue desmantelado y fundido.

Su gemelo subastado, que ha estado exhibido once días en el edificio Breuer, tiene el certificado de que es una obra original de Cattelan, que cuenta con el derecho de poder hacer otras tres versiones. El precio de salida fue de diez millones, cálculo realizado a partir del valor del peso del oro, a las cinco de la tarde de este martes en Nueva York. Subió a 9.926.000 dólares. Pero redondearon.  

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