Tres candidatos se disputan la presidencia de Honduras mañana domingo sin un favorito claro y con la duda de si el proyecto de restauración democrática y de una tercera vía de centroizquierda centroamericana continúa vivo con la aspirante oficialista, Rixi Moncada, o embarranca tras un único mandato de Xiomara Castro.
Las encuestas previas reflejan la misma incertidumbre que atenaza al país, sumido en dudas sobre la limpieza del proceso electoral, preocupado por los brotes de violencia que han salpicado algunos actos de la campaña, y cansado de que el nepotismo y la corrupción se perpetúen en las esferas de la administración pese a los aires de cambio que representó Castro y la regeneración que se prometía después de haber roto el bipartidismo que gobernó Honduras durante un siglo.
Rixi Moncada, del partido Libertad y Refundación (Libre), es la carta del oficialismo y los sondeos la situán en primer lugar, con un 26%, por delante del liberal liberal Salvador Nasralla, que también roza el 26%, y del nacional Nasry Asfura, con el 24%. La situación es tan incierta, casi de empate técnico, que nadie se fía de las encuestas, más teniendo en cuenta los precedentes recientes en Latinoamérica, con sorpresas en Bolivia, Argentina o Ecuador, o incluso el resultado de las últimas presidenciales hondureñas, cuando Xiomara Castro, segunda en las intenciones de voto previas, sorprendió a su rival Nasry Asfura.
Ante unos resultados que se preven tan ajustados, existe un riesgo real de que haya más de un candidato que se proclame vencedor en unos comicios a una sola vuelta en los que es suficiente una mayoría simple, más cuando los partidos se han cruzado acusaciones de fraude electoral y falta de transparencia antes de empezar a contarse los votos.
Pronósticos
Xiomara Castro rompió el bipartidismo secular con la promesa de renovar la política y refundar el país, pero la sombra del nepotismo y la corrupción puede ser un lastre para su exministra Rixi Moncada
“Podría haber declaraciones anticipadas de vencedores con los resultados preliminares sin esperar el escrutinio final y legal, y en ese caso, podría abrirse una crisis institucional”, admite a Guyana Guardian Gustavo Irías, director ejecutivo del Centro de Estudio para la Democracia (Cespad), una organización que intenta mantener su independencia pese a la radicalización política del país.
“Las encuestas son poco confiables y han sido herramientas de propaganda de los partidos; en las primarias de marzo, la candidata más votada fue Rixi Moncada, pero entre los tres partidos el más favorecido fue el Partido Nacional. El resultado final quedó sujeto a la conquista del voto independiente, que es aproximadamente el 30 % del padrón electoral”, analiza Irías.
Seguidores de la candidatura de Salvador Nasralla en los últimos actos esta semana antes del cierre de la campaña electoral.
Cuando Xiomara Castro ganó la contienda electoral, gracias al apoyo de los jóvenes y de los colectivos sociales, prometió sacar a Honduras del abismo al que la habían arrojado el neoliberalistmo, la corrupción y un ‘narcodictador’ (en referencia a Juan Orlando Hernández, ahora encarcelado y condenado a 45 años en Estados Unidos por narcotráfico).
Moncada, que fue ministra de Defensa y de Finanzas con Xiomara Castro, propone ahora ir un paso más adelante, con un plan para democratizar la economía aun por desarrollar pero que implicaría regulaciones del sector privado, lo cual atemoriza a la derecha tradicional que representa el Partido Nacional.
Igual de estupor entre los sectores conservadores han provocado los elogios de Rixi Moncada, de 60 años, al difunto exlíder cubano Fidel Castro, de quien se declaró admiradora aunque se apresuró a matizar que descartaba implantar un modelo cubano en Honduras.
El resultado final queda a expensas de la conquista del voto independiente, que es aproximadamente el 30 % del padrón electoral”
El partido Libre fue impulsado por Xiomara Castro como una escisión del Partido Liberal, de centro, aunque en realidad era una formación paraguas de amplio espectro que incluía sectores de centroizquierda y socialistas. Manuel Zelaya, de 2006 a 2009, fue el último presidente del partido Liberal hasta que fue derrocado en un golpe de Estado que abrió paso a doce años de dictadura, ocho de ellos bajo la dirección del corrupto Juan Orlando Hernández.
Representante del ala más progresista de los liberales, Zelaya es el esposo de la actual presidenta, Xiomara Castro, que izó las banderas de la renovación política y la refundación de Honduras para romper el bipartidismo. Precisamente las sospechas sobre que la familia Zelaya Castro está creando un nuevo establishment alejado de las promesas de limpieza en la esfera política y algunos de casos de corrupción -incluso el hermano de Manuel Zelaya ha sido acusado de tener vínculos con narcotraficantes- son las que siembran dudas sobre las posibilidades de victoria de su elegida, Rixi Moncada, pese a una gestión económica positiva y un descenso significativo de los índices de violencia en Honduras.
Los tres candidatos con posibilidades de ganar las presidenciales en Honduras: desde la izquierda, Nasry Asfura, Rixi Moncada y Salvador Nasralla.
El máximo rival de Moncada, el liberal Salvador Nasralla, de hecho compartió ticket electoral con Castro en 2021 y fue vicepresidente durante un año hasta que dimitió por considerar que no se le tenía en cuenta en el gobierno. De 72 años, Nasralla, ingeniero civil de formación, quiere aprovechar el tirón de su popularidad, ya que es un famoso presentador de televisión.
Nasry Asfura, exalcalde de Tegucigalpa, la capital, es un empresario de la construcción que pretende alejar a Honduras de ideologías desfasadas como el comunismo que según él, defiende Rixi Moncada.
Incertidumbre
Existe el riesgo de que los candidatos se proclamen vencedores con los resultados preliminares y se abra una crisis institucional impredecible
Más de seis millones de hondureños, de los diez del total de población, están convocados a las urnas en una jornada en la que el país pone a prueba la la salud democrática del país. “Pero pese al sistema político altamente polarizado -describe Gustavo Irías- se han creado las condiciones básicas necesarias a nivel organizativo, logístico e informático para la realización de las elecciones, pero en un ambiente de tensión y disputa política intensa”.

