El Proceso de Barcelona. ¿Realpolitik euromediterránea?

El Proceso de Barcelona. ¿Realpolitik euromediterránea?
Presidente Ejecutivo del IEMed

Las relaciones internaciones se caracterizan hoy por un abrupto regreso a la más descarnada realpolitik. Pero conviene decir alto y claro que, a los treinta años de su lanzamiento en 1995, el Proceso de Barcelona sigue siendo la vía más sólida de progreso para toda la región euromediterránea.

Su lanzamiento fue acogido con un optimismo que, en la época actual de división y fragmentación, es difícil recordar. La caída del muro de Berlín, el colapso de la Unión Soviética, y la promesa de paz entre Israel y Palestina después de la conferencia de Madrid y los Acuerdos de Oslo, generaron una sensación generalizada de lo que Francis Fukuyama llamó el “Fin de la historia”, entendida hasta entonces como un cúmulo de confrontaciones. La paz quedaría garantizada por el triunfo global de la democracia liberal y la economía de mercado.

En 2025, vemos que la historia ha vuelto. La paz prometida en Oslo yace bajo los escombros de Gaza. Además, la democracia liberal parece frenada en su expansión e incluso ve amenazada su existencia. Tras la explosión de júbilo de las primaveras árabes, hijas a su manera del Proceso de Barcelona al hacer suyos los valores de los Derechos Humanos y la Democracia, pocos países mediterráneos han mejorado. Muchos han vuelto al sistema autoritario árabe tradicional.

El Proceso de Barcelona sigue siendo la vía más sólida de progreso para toda la región euromediterránea

Muchas metas del Proceso no se han alcanzado. Hace 30 años, imaginábamos que el progreso hacia la democratización, inducido por el propio desarrollo económico y social, sería mayor. También creíamos en una gran Zona de Librecambio Euromediterráneo para 2012. Sin embargo, esta ha quedado en acuerdos bilaterales con la UE por la reticencia de los países del Sur a las reformas y a hacerse reducciones arancelarias entre ellos, y limitados básicamente a las exportaciones industriales por el proteccionismo agrario europeo.

Pero el Proceso no está obsoleto. Al contrario, sus principios y objetivos siguen vigentes. Los nuevos retos - cambio climático, inseguridad, crisis migratorias - no conocen fronteras y exigen una cooperación internacional intensificada. Si se tuviera que imaginar en 2025 un desiderátum de objetivos para toda la región, se escribiría lo mismo que en 1995: un área de paz y estabilidad, de prosperidad compartida y diálogo y entendimiento intercultural. Un objetivo político de alcance histórico con un motor económico, inducido por el gran mercado y las inversiones europeas.

Imagen del Proceso de Barcelona

Imagen del Proceso de Barcelona

IEmed

La Declaración de Barcelona de 1995 ha estructurado la geopolítica del Mediterráneo y ofrecido a los países del Sur una perspectiva común de futuro, a través su asociación con la UE. Con el nuevo Pacto por el Mediterráneo, adoptado en Barcelona por la Conferencia Ministerial EuroMed 2025, Europa debe marcar el camino. China y Rusia generan hoy esferas de influencia en el Mediterráneo con una visión de las relaciones internacionales de estricto interés económico o geopolítico. Un marco en el que es irrelevante el entendimiento entre culturas, la democracia o los derechos humanos. La UE debe demostrar las ventajas que ofrecen los valores de su modelo, dejando claro que la Asociación Euromediterránea sigue siendo, en el largo plazo, la realpolitik más eficaz como vía principal del progreso, estabilidad y seguridad.

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