La estrategia de seguridad de Trump describe una Europa al borde de la “aniquilación civilizatoria”

Estados Unidos

La Casa Blanca aboga por el retorno a la Doctrina Monroe y el fomento de la “resistencia” en la Unión Europea en un documento que plasma el giro radical de la política exterior estadounidense

26 November 2025, US, Palm Beach: US President Donald Trump delivers an address on the shooting of two National Guard soldiers by an Afghan national while on patrol in the District of Columbia from Mar-a-Lago. Photo: Daniel Torok/White House/Planet Pix via ZUMA Press Wire/dpa

El presidente estadounidense Donald Trump pronuncia un discurso desde Mar-a-Lago 

Daniel Torok/White House/Planet / DPA / Europa Press

La Administración de Donald Trump publicó anoche su nueva Estrategia de Seguridad Nacional, un documento que aboga por reorientar la presencia militar de Estados Unidos hacia el hemisferio occidental, con alusiones a la Doctrina Monroe, que guió en el siglo XIX la geopolítica americana y declaraba el hemisferio como su zona de influencia. No pasan desapercibidas las duras críticas que lanza la estrategia, firmada por Trump, a los gobiernos europeos, cuyos desafíos económicos quedan “eclipsados por la perspectiva real y más grave de la aniquilación civilizatoria” en 20 años.

El documento plasma en un papel las críticas que la Casa Blanca lleva desde enero lanzando contra los países de la Unión Europea, a la que acusa de “censurar la libertad de expresión y reprimir la oposición política”, una denuncia que ya expuso el vicepresidente J.D. Vance en febrero, durante la Conferencia de Seguridad de Múnich, ante los aliados europeos.

Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos

“Si la tendencia actual continúa, Europa será irreconocible en 20 años. No hay certeza de que vayan a seguir siendo aliados fiables”

“Los problemas de mayor calado a los que se enfrenta Europa incluyen las actuaciones de la Unión Europea y de otros organismos transnacionales que socavan la libertad política y la soberanía; políticas migratorias que están transformando el continente y generando conflictos; censura de la libertad de expresión y represión de la oposición política; tasas de natalidad en caída libre; y la pérdida de identidades nacionales y de confianza en sí mismos”, señala el documento, que proyecta algunas de las ideas clave del movimiento Make America Great Again, cuyos adalides se han alineado con los partidos ultraderechistas del continente europeo.

“Si las tendencias actuales continúan, el continente será irreconocible en 20 años o menos. Así las cosas, está lejos de ser evidente que ciertos países europeos vayan a tener economías y fuerzas armadas lo suficientemente fuertes como para seguir siendo aliados fiables”, sentencia. “Queremos que Europa siga siendo europea, que recupere su confianza civilizatoria y que abandone su fallido énfasis en la asfixia regulatoria”. En alusión a la OTAN, la Administración Trump asegura que, debido a la inmigración, ciertos países miembros serán pronto “mayoritariamente no europeos”.

La estrategia, de 33 páginas, también se detiene en la guerra de Rusia en Ucrania. “La Administración Trump se encuentra en desacuerdo con funcionarios europeos que tienen expectativas poco realistas” sobre la guerra en Ucrania, subraya, describiéndolos como pertenecientes a “gobiernos minoritarios inestables”. Para EE.UU. Es un “interés fundamental” negociar un cese de hostilidades “expedito” en Ucrania y “establecer estabilidad estratégica con Rusia”.

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La Casa Blanca plasma así un radical giro respecto a la última Estrategia de Seguridad Nacional, publicada durante la presidencia de Joe Biden, que condenaba la “guerra brutal e injustificada de Rusia” y describía “contener a Rusia” como una prioridad para Occidente. Ahora, aunque Trump sigue viendo a Europa como parte de su zona de influencia –”sigue siendo estratégica y culturalmente vital para EE.UU.”–, ve más importante para la seguridad nacional americana una buena relación con Moscú, a pesar de la evidente amenaza que supone para los supuestos aliados occidentales.

Al final del apartado europeo, al que dedica tres páginas, lista una serie de prioridades de la Administración con respecto al continente. El tercer punto muestra claramente la intención de apoyar a los partidos de ultraderecha, como la AfD alemana, Fratelli d'Italia, Reagrupación Nacional o Vox, sin citarlos directamente. Así, asegura que EE.UU. Debe “fomentar la resistencia a la trayectoria actual de Europa dentro de las propias naciones europeas”. Aunque Washington siempre ha querido influir en las políticas domésticas europeas, es inédito su apoyo tan explícito a la oposición de muchos de sus países.

Otra de las prioridades de la Administración Trump es “poner fin a la percepción —y evitar la realidad— de que la OTAN es una alianza en expansión perpetua”. Se trata de una alusión velada a Ucrania, a quien Trump, influido por sus múltiples llamadas y reuniones con el presidente ruso, Vladimir Putin, niega la posibilidad de entrar en la alianza transatlántica como parte de un posible acuerdo de paz con el Kremlin.

Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos

“Los días en que EE.UU. Apuntalaba todo el orden mundial han terminado. Aplicaremos un 'Corolario Trump' de la Doctrina Monroe”

El texto define la estrategia de seguridad americana con respecto a todas las regiones del mundo, pero a ninguna la critica tan duramente como a Europa. Gérard Araud, exembajador francés en EE.UU., ha respondido en una publicación en redes sociales que “la asombrosa sección sobre Europa parece un panfleto de extrema derecha”. “El único lugar del mundo donde la nueva estrategia de seguridad ve alguna amenaza para la democracia parece ser Europa”, ha denunciado el ex primer ministro sueco Carl Bildt.

En conjunto, el documento explica la intención de la Casa Blanca de priorizar el control del hemisferio occidental, pues “los días en que EE.UU. Apuntalaba todo el orden mundial como un Atlas han terminado”. “Afirmaremos y aplicaremos un 'Corolario Trump' de la Doctrina Monroe”, afirma la estrategia. Se trata del retorno a uno de los principios que ha guiado la geopolítica de EE.UU. Durante gran parte de su corta historia: la expansión territorial en el continente americano como su área de influencia y protección frente a la intervención de potencias extranjeras. O, en la síntesis atribuida al presidente James Monroe e ideada por su secretario de Estado, John Quincy Adams, “América para los americanos”.

Las acciones del Gobierno de Trump en los últimos meses demuestran estas prioridades. El bombardeo de 22 barcos en el Caribe, con más de 80 ejecuciones extrajudiciales de lo que el Pentágono define como “narcoterroristas”, va más allá de la supuesta guerra contra las drogas. Según se jactaba el secretario de Guerra, Pete Hegseth, “ya no hay barcos” de ningún tipo en la zona objetivo, por lo que EE.UU. Tiene el control de la región. También tiene el objetivo de presionar a gobiernos incómodos para Washington, como el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, donde Trump ha dejado clara su intención de destronar al dictador para aupar a una oposición que permita que las empresas americanas exploten sus recursos naturales.

En la misma línea, también las amenazas de anexión de Groenlandia (perteneciente a un país de la OTAN, Dinamarca), la vecina Canadá y el canal de Panamá forman parte de la reedición trumpista de la Doctrina Monroe. Esta visión geopolítica implica reducir el papel intervencionista en otras regiones, como Oriente Medio, donde “durante al menos medio siglo, la política exterior estadounidense la ha priorizado por encima de todas las demás regiones”. Pero la razón histórica, el hecho de que es “el mayor proveedor de energía” del mundo, “ya no se mantiene”, pues el suministro energético “se ha diversificado enormemente”.

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