El ejército de EE.UU. Sigue atacando los restos del Estado Islámico en Siria

Oriente Medio

Masivo bombardeo de objetivos en los desiertos del centro y norte del país

In this US Army photo taken from an undisclosed location on December 19, 2025, an US Army AH-64 Apache Attack Helicopter prepares to support Operation Hawkeye Strike in the US Central Command area of responsibility. US forces struck more than 70 Islamic State group targets in Syria on Friday in what President Donald Trump described as

Un helicóptero estadounidense AH-64 Apache preparándose para atacar posiciones del EI en Siria

US AIR FORCE / AFP

El sábado, tan pronto como dio la medianoche, Estados Unidos lanzó la mayor campaña aérea de los últimos años sobre Siria. Aviones F-15, helicópteros Apache y sistemas de cohetes HIMARS golpearon 70 objetivos del Estado Islámico (EI) en las regiones desérticas del centro y del norte del país.

Aunque Donald Trump llegó a la Casa Blanca a principios de año con la promesa de minimizar las intervenciones militares en el extranjero, el presidente prometió “represalias muy severas” la semana pasada después de que un individuo afiliado al EI atacara a tropas americanas en la región de Palmira. Aquel atentado se cobró la vida de tres estadounidenses: un traductor y dos sargentos de la Guardia Nacional de Iowa.

El nuevo poder islamista de Damasco, pragmático, aprueba los ataques y promete mano dura contra el EI

La primera noche de la operación Ataque de Ojo de Halcón –llamada así en homenaje al superhéroe homónimo de Marvel– fue la más intensa de todo el 2025 para el Comando Central de EE.UU: se utilizaron más de 100 municiones de precisión.

Ni siquiera en primavera, durante la campaña conjunta con el Reino Unido contra los hutíes de Yemen, se descargó tanta artillería. Sin embargo, en esta ocasión no sabemos si Trump querrá prolongar la operación durante meses. Su secretario de Defensa, Pete Hegseth, aclaró la madrugada del sábado que lo de Siria “no es el comienzo de una guerra”, sino “una declaración de venganza”. Aunque añadió: “Hoy hemos cazado y matado a nuestros enemigos. A muchos de ellos. Y seguiremos haciéndolo”. Horas después, la cadena de noticias NBC citó a fuentes del Pentágono que aseguraban que los bombardeos seguirán durante semanas.

El presidente sirio, Ahmed el Sharaa, ha autorizado la operación. Aunque hasta hace poco más de un año estaba en busca y captura por terrorismo, el sucesor de Bashar el Asad ha adoptado una postura pragmática y pro EE.UU. Ha prometido mano dura contra los dos mil combatientes del EI que siguen dispersos dentro de sus fronteras, y en noviembre firmó la entrada de Damasco en la coalición liderada por Washington contra el grupo yihadista.

Aunque se prevé que las autoridades sirias sustituyan un día a los mil efectivos que EE.UU. Mantiene en el país –y de los que formaban parte los dos muertos en Palmira–, el ejército de El Sharaa sigue en reconstrucción y ni siquiera ha participado en el Ataque de Ojo de Halcón. Eso sí: el Gobierno sirio publicó un comunicado en el que invitaba a intervenir a EE.UU. Y a Jordania, otro Estado miembro de la coalición anti EI que suministró cazas F-16 este fin de semana.

En lo político, el atentado de hace una semana en Palmira levantó sospechas en Washington sobre el tipo de ejército que El Sharaa está construyendo. Pocas horas después de la muerte de los tres estadounidenses, Damasco reconoció que el atacante era, en realidad, un nuevo recluta de las fuerzas armadas sirias.

Aquel episodio alarmó sobre la posible infiltración de elementos fundamentalistas en las nuevas filas y, según el medio especializado Al Monitor, EE.UU. Ha abierto una investigación independiente al respecto por la “falta de claridad” del gobierno sirio.

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