Yemen se enfrenta a la posibilidad de fragmentarse otra vez en dos.

Oriente Medio

Los grupos secesionistas retoman la propuesta de un Yemen del Sur.

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En Aden, Yemen, un individuo agita el estandarte meridional en el transcurso de una protesta que reclama la soberanía de Yemen del Sur. 

NAJEEB MOHAMED / EFE

Las Claves

  • El Consejo de Transición del Sur movilizó diez mil efectivos para ocupar Hadramaut y Mahra buscando restaurar la soberanía de Yemen del Sur.

A lo largo de los últimos treinta años, Yemen no se había hallado tan próximo a una fractura. Tras la unión de Norte y Sur en 1990, esta república ubicada en los límites de la península Arábiga ha experimentado dos contiendas civiles, una rebelión del pueblo, la actividad de Al Qaeda y, últimamente, los bombardeos de Israel en el sector norte por el involucramiento de los hutíes en la guerra en Gaza. Ninguno de esos eventos puso en peligro los límites nacionales tanto como los hechos acontecidos en las jornadas recientes.

Durante este diciembre, el Consejo de Transición del Sur (CTS), un grupo separatista perteneciente al mismo ejecutivo nacional, movilizó a diez mil de sus efectivos para ocupar las zonas de Hadramaut —abundante en crudo— y Mahra —colindante con Omán—. La maniobra, denominada Futuro Prometedor, tomó el control en menos de una semana de toda la extensión que anteriormente se conocía como Yemen del Sur, sitio en el cual el estandarte de la nación desaparecida ha regresado a flamear vigorosamente. 

El CTS emitió un informe donde indicaba que el propósito de esa maniobra era “liberar todo el territorio de nuestra patria, Arabia del Sur, y construir un Estado federal moderno”. Para conseguirlo, “el próximo objetivo debe ser Saná, pacíficamente o mediante la guerra, hasta que se haga justicia con su pueblo”, señalaba el documento sobre la capital oficial del Estado, tomada por los hutíes proiraníes desde septiembre de 2014.

A partir de su creación, la nación ha atravesado dos disputas, la insurgencia de Al Qaeda y ofensivas aéreas de Israel.

A medida que el CTS extiende su incursión hacia la región de Abián, los soldados de Aidarus al-Zubaidi —el reconocido cabecilla de la agrupación— han hallado en los territorios ya “liberadas” el 80% de los yacimientos de crudo de Yemen, además de las plantas de PetroMasila, la mayor compañía de hidrocarburos de la nación.

Este hito igualmente confirma que el distanciamiento entre naciones de la zona que previamente eran socias continúa acentuándose. Durante 2015, al iniciarse un conflicto interno que todavía permanece abierto, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU) emprendieron una ofensiva bélica coordinada que, de acuerdo con el Yemen Data Project, segó cerca de 20.000 existencias. A partir de ese momento, las estrategias internacionales de Riad y Abu Dabi se han distanciado: los saudíes han preferido vencer a los hutíes y supervisar mediante la administración de Adén a su colindante más volátil; los emiratíes, hallar aliados que asegurasen la entrada a terminales marítimas y crudo.

Aquello aclara por qué, en 2017, EAU detectó una ventaja en el establecimiento del CTS. Abu Dabi subvencionó el resurgimiento del plan de un Yemen del Sur, y en el presente la ocupación de regiones y la erosión de la autoridad avalada internacionalmente por parte de Al-Zubaidi constituyen un revés total para Arabia Saudí. De hecho, la corona wahabí ha replegado al instante sus batallones de Adén —capital provisional del gobierno desde que los hutíes capturaron Saná— y el dirigente Rashad Mohamed al-Alimi junto a su grupo han escapado hacia Riad. 

La administración de iure asimismo ha comunicado que el Fondo Monetario Internacional ha suspendido sus actividades en Yemen, mientras que las fuerzas militares de Arabia Saudita enviaron este jueves a 20.000 soldados hacia el límite con los territorios controlados por el CTS. En territorio de Yemen, Riad igualmente ha desplazado a combatientes del Escudo Nacional, una facción armada respaldada económicamente durante el conflicto por Mohamed bin Salmán y su progenitor.

Los acontecimientos en Yemen relacionados con Arabia Saudí y EAU agudizan una competencia crecientemente evidente en distintos ámbitos.

En medio de Arabia Saudí y EAU, el progreso en Yemen afianza una competencia reciente que resulta cada vez más notoria en diversos escenarios. Dentro de Sudán, otro conflicto interno donde estas naciones del Golfo han participado para ampliar su radio de poder, Abu Dabi brinda apoyo a las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), al tiempo que Riad favorece a las tropas oficiales.

En cuanto a Yemen, el éxito del CTS en la región sur precipita una desintegración que, aun con el bloqueo alcanzado últimamente, se viene gestando desde hace tiempo: desde la toma del norte por los hutíes hace una década, este sector de la península arábiga ha contado con dos regímenes, dos bancos centrales, dos tipos de moneda y una demarcación fronteriza. Siguiendo el discurso de EAU y las FAR en Sudán, los mandos del CTS han jurado erradicar las estructuras “extremistas” activas en las zonas conquistadas: por una parte, Al Qaeda y los Hermanos Musulmanes; por otra, los hutíes, que emplean los puertos y el desierto meridional para el suministro de armas al norte.

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Distintas personas portan banderas de Yemen del Sur durante una manifestación por la soberanía. 

NAJEEB MOHAMED / EFE

Todavía persiste la incertidumbre acerca de si Al-Zubaidi intentará incorporar Saná o si sacará partido del triunfo de su ofensiva con el fin de proclamar la soberanía del sur de Yemen. De acuerdo con lo manifestado el jueves por informantes del CTS a Al-Araby Al-Jadeed, una publicación qatarí producida en Londres, las actuales autoridades del sur de Yemen establecerán un mando distinto en caso de que el ejecutivo con reconocimiento internacional “no regresa para hacerse cargo de los asuntos en el sur en un plazo de dos semanas a un mes”. 

El titular de las Naciones Unidas, António Guterres, ha exhortado durante estos días a cada uno de los involucrados “a que actúen con la máxima moderación, reduzcan las tensiones y resuelvan sus diferencias mediante el diálogo”. “Esto incluye a las partes interesadas regionales”, enfatizó.

Anteriormente, el dirigente del CTS predijo que una nación sucesora de Yemen del Sur se sumaría a los Acuerdos de Abraham. Aparte de admitir a Israel, el socio yemení de EAU buscaría captar el interés de naciones foráneas mediante el ofrecimiento de terminales marítimas en el océano Índico. Pese a ser atractivo, un Yemen del Sur soberano otorgaría límites territoriales y legitimidad a un Norte bajo el mando de los hutíes, actualmente uno de los principales socios no estatales de Irán. De momento, mientras Al-Zubaidi proyecta una nueva nación en Adén y la administración depuesta todavía se reestructura en Riad, los progresos en el sur de Yemen refuerzan la rivalidad entre las dos potentes monarquías del Golfo.

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