Las Claves
- El gobierno de Giorgia Meloni aprobó un decreto para prorrogar el envío de suministros militares y ayuda humanitaria a Ucrania durante el próximo año.
- Matteo
Hubo debates sobre el procedimiento, pero la esencia permanece inalterada: Italia ratifica el apoyo bélico a Ucrania. Giorgia Meloni ha conseguido su objetivo, aunque en esta ocasión le supuso un mayor esfuerzo vencer la oposición de la Liga de Matteo Salvini, que siempre intenta evitar tensiones con el antiguo aliado del Kremlin. El Gobierno de derecha utilizó el último Consejo de Ministros del año para aprobar el decreto que faculta al Ejecutivo a remitir suministros a Kiev sin precisar el permiso del Parlamento en cada ocasión.
Esta medida fue establecida después de la incursión rusa por la administración de Mario Draghi y conservada por Meloni, aunque en esta ocasión la Liga rechazaba una mera extensión. De este modo, para marcar una diferencia, la formación de extrema derecha consiguió que el documento reciente califique de apremiante extender no únicamente el suministro de armamento, sino igualmente “intervenciones de apoyo a las actividades de asistencia a la población”. Asimismo, se incorpora que, dentro del equipo que se remitirá, se otorgará preferencia a los “logísticos, sanitarios, de uso civil y de protección frente a los ataques”.
Sin relevancia real. La relación del apoyo bélico para Ucrania posee carácter confidencial legalmente y el Gobierno la determina de forma individual mediante disposiciones denominadas “paquetes”, cuya información únicamente se traslada a la comisión legislativa encargada de supervisar la inteligencia. Los roces más recientes entre los integrantes de la coalición surgieron respecto a la denominación de la norma: en la propuesta inicial se omitía el calificativo “militares” al lado del vocablo “ayudas”, una expresión que volvió a incluirse tras concluir el Consejo de Ministros.
La Liga, que pretendió mostrar el respaldo a la normativa como un indicio de quiebre, recriminó a la Presidencia del Gobierno su falta de decoro. Salvini no acudió a la cita, debido en parte al periodo de Navidad, mientras la facción más extrema de su agrupación transmite nítidos signos de irritación. El senador Claudio Borghi, encargado de conducir el trato, manifestó que no apoyará el decreto en el instante en que (en un margen de dos meses) sea remitido al Parlamento. Además, el general del Ejército Roberto Vannacci, de notorias tendencias fascistas y recientemente elegido vicesecretario de la veterana formación del norte, exhorta a los legisladores a no sostener al Gobierno.
Por su parte, Forza Italia (miembro del Partido Popular Europeo), el aliado restante de la coalición, recalca la línea de estabilidad. Antonio Tajani, quien ejerce como secretario y titular de Exteriores, sostuvo que la administración mantendrá su respaldo a Ucrania “militar, económica, financiera y políticamente”. Estos roces menores no inquietan demasiado a Meloni, centrada en hallar un balance complejo entre la postura variable de Donald Trump y la de las naciones del bloque “voluntarios”, que representan los aliados más sólidos de Kiev.
El mandatario de Ucrania, Volodímir Zelenski, mostró su agradecimiento a Italia por su apoyo. Los sectores de la oposición subrayan las discrepancias en el seno del Ejecutivo. “El baile obsceno en torno al término 'militares' en el título del decreto es el sello de un Gobierno que, más que protagonismo internacional, aspira a pasar de puntillas, haciendo el juego a Rusia”, asegura Filippo Sensi, miembro del Partido Democrático (centroizquierda). Sin embargo, la facción progresista también se encuentra fragmentada: el Movimiento 5 Estrellas reprocha a Salvini por argumentos distintos. “Después de hacerse el pacifista ante las cámaras, da el visto bueno. Es un bufón de corte, debería dimitir”, comenta la parlamentaria y exalcaldesa de Turín, Chiara Appendino.
La disposición contempla asimismo una dotación de 600.000 euros para dar protección a los periodistas freelance destacados en regiones bélicas.
