Esta vez, los militares de EE.UU. votarán más que nunca sobre el carácter de los candidatos y no en base a sus propuestas o promesas. El paso del tiempo ha diluido dos asuntos que desempeñaban un papel importante en las campañas desde los años 90: la hoja de servicios en tiempos de servicio militar obligatorio y el apoyo expreso de militares prestigiosos. El senador republicano Bob Dole trató de rentabilizar su heroica participación en la Segunda Guerra Mundial –que le dejó una mano paralizada- frente al “cobarde” de Bill Clinton, que eludió Vietnam, en la elección de 1996. Ganó el demócrata. Otro tanto ensayó el republicano John McCain frente a Barack Obama en el 2008. Y también perdió.
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