India se ubicó al lado de China en la última cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai. Nueva Delhi conversa ahora con la Unión Europea para cerrar un tratado de libre comercio. India, además, era y es aliada de Washington en una entente militar clave frente a China y junto a Tokio y Canberra, el QUAD. Sufre, con todo, aranceles del 50% sobre sus productos por parte de Trump, de los mayores que ha impuesto el magnate en su cruzada Make America Great Again (MAGA), el castigo por comprar crudo a Rusia.
¿India es aliada o enemigo de EE.UU. y de Occidente? ¿Y de China y Rusia? Ubicada entre el Este y el Oeste en un mundo de alianzas movedizas India está en todas las salsas. Y se duda: ¿de quién es el topo?
“En la práctica a los responsables estadounidenses no les preocupa demasiado que India participe en las reuniones de la Organización de Shanghai. No se cree eficaz. Es tan amplia que no cumple una función real de coordinación. Las compras de petróleo ruso por parte de India son más controvertidas. La Administración Biden las toleró porque buscaba asegurar el precio estable del petróleo en el mercado global. Trump ha cambiado de rumbo de manera abrupta por razones que no están del todo claras, pues no ejerce la misma presión sobre China”, explica Joshua T. White, especialista en estudios asiáticos de la Universidad Johns Hopkins y la Brookings Institution.
Y de hecho Washington limita las visas H1-B, que son utilizadas principalmente por trabajadores indios altamente calificados. Y presiona a India para que acepte exportaciones agrícolas estadounidenses, que la perjudica. Y todo pese a que, sobre el papel, Nueva Delhi es un elemento central como contrapeso regional al auge como potencia de China. Los mapas hablan por sí solos. Y la vigencia de la alianza QUAD lo hace con los hechos.
¿La Casa Blanca desconfía del liderazgo indio? “La presión estadounidense sobre India es miope”, replica White. Pero continúan las dudas.
“Cuando India compra petróleo ruso es porque es más barato y no porque quiera financiar su guerra en Ucrania, con la que no está de acuerdo. Este país no se puede permitir comprar hidrocarburos caros al revés de lo que pasa en otros países, que pueden buscar alternativas rápido. Sus necesidades de energía son mucho mayores que las de cualquier otro país –excepto China– dado su tamaño y por ser el país más poblado del mundo. Asimismo, si está en el QUAD es porque hay una convergencia con EE.UU. y sus aliados en Asia sobre la necesidad de mantener el entorno del continente sin hegemonía china y con unas normas en las que haya libertad de circulación marítima”, desmenuza Ana Ballesteros, investigadora en el Real Instituto Elcano de Madrid enfocada a Asia Meridional e India.
De hecho Nueva Delhi ha seguido durante décadas una política de no alineamiento “o como a veces se llama hoy, de multi-alineamiento”, relatan los expertos, buscando preservar su libertad de acción y no quedar atrapada en la competencia entre las grandes potencias. Y la razón, se repite, es histórica: India sufrió la colonización y evita acabar sometida a otro poder global de forma que “toma las decisiones en función de sus intereses nacionales”, prosigue Ballesteros.
Sin embargo le resulta cada vez más difícil. Por la ya mencionada necesidad de comprar petróleo ruso. O porque el país debe decidir entre participar en el ecosistema tecnológico liderado por EE.UU. y sus aliados o continuar comprando también tecnologías de defensa rusas. O porque es un hecho que parece haber menos energía en las cuatro capitales del QUAD para iniciativas nuevas debido a las tensiones más amplias en las relaciones EE.UU.-India y EE.UU.-Japón. O porque hoy Pekín y Nueva Delhi también juegan su propia partida y en Nepal se vieron sus límites: la reciente caída del gobierno apoyado por Pekín tras una revuelta popular deja a Katmandú bajo su influencia.
“India, topo de si misma”, concluyen con diferentes palabras hoy por hoy casi todos los analistas.
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