Ruha Benjamin,investigadora en Princeton; ha disertado en SmartCity Expo Fira Barcelona:

“La tecnología digital no siempre es progreso y a veces es un robo”

Tengo 46 años: siento que sigo creciendo. Soy estadounidense hija de afroamericano e hindú. Tengo dos hijos a los que prohibí el móvil de adolescentes: es lo que hacen los millonarios de las plataformas digitales. Los productos digitales, como los medicamentos, antes de ser aprobados deben ser comprobados. (Foto: Mané Espinosa)

¿Por qué pide una cruzada contra la digitalización de nuestras vidas?

Porque creemos de forma ilusa que las tecnologías digitales van a hacer mejores nuestras vidas, y solo las hacen mejores para quienes las ­crean, diseñan, controlan y explotan.

¿No cree que nuestra vida es mejor hoy que, por ejemplo, antes del GPS?

Depende. La tecnología no es buena; ni siquiera neutral si solo la usan algunos para enriquecerse. Veamos: en mi universidad tenemos un algoritmo de predicción de cómo se van a portar los estudiantes...

¿Y reproduce los prejuicios y aciertos y errores de quien lo diseñó?

Esos algoritmos se llaman SPS ( students prediction scores ) o predictores de la calificación de los estudiantes y anticipan al profesor si uno u otro alumno es más propenso a faltar a clase, sacar malas o buenas notas...

¿Y aciertan?

Predisponen al docente a una determinada actitud respecto a cada alumno. El problema es que el algoritmo no tiene en cuenta también la preparación y actitud del profesor, de la universidad, de sus administradores...

¿Al final reproduce sin más los prejuicios de quien diseña esos predictores?

Y está alimentado con big data , datos de conductas y notas de millones de alumnos anteriores que no son neutrales tampoco.

¿Si alumnos de un barrio, edad o etnia suspendieron ayer, suspende a los de hoy?

Así es. Lo que hace es proyectar los problemas del pasado en el futuro.

¿Quién y por qué creó ese algoritmo?

Durante la pandemia, el gobierno británico empezó a usar ese algoritmo para decidir qué alumnos tenían derecho a acceder a la universidad.

¿Una selectividad proyectada?

Pero el resultado fue que discriminó a los estudiantes de los barrios más pobres. Y salieron a la calle a protestar contra el algoritmo que les condenaba a no estudiar. Algoritmos así deciden nuestras vidas.¿Sabe por qué tuve que coger un Uber para llegar al aeropuerto de Nueva Jersey y venir aquí?

¿No fue una opción suya?

Las apps que usé para pedir transporte están diseñadas allí de forma que eliminan la posibilidad de usar transporte público aunque lo quisieras. Son dañinas para todos.

Parecía que las apps aumentaban nuestra capacidad de elegir.

Pues en muchos casos es exactamente al revés. Sirven solo a quien las diseña.

¡Qué me va a contar!

Y me arrepiento a menudo de usarlas. La portada de mi último libro se diseñó con inteligencia artificial, que en eso no es sino robo digital de la propiedad intelectual de otros diseñadores que tuvieron antes con su esfuerzo esas ideas robadas y las realizaron.

Esta sección es pirateada a menudo para enriquecer a milmillonarios digitales.

Les pasa a millones de periodistas, diseñadores y fotógrafos en el mundo. La tecnología no siempre es progreso y a veces es un robo.

¿Para qué contratar a un creador si con cuatro clics creas gratis lo que quieras?

Los textos e imágenes al final son preciosos, pero están hechos pirateando las ideas de otros aquí y allá. Es como ir a comer un menú de platos robados y a ti te sale gratis o te lo cobra el restaurante que los roba. Es parecida a la tecnología que puede dejar sin trabajo a los actores y motivó su huelga en Hollywood.

¿Cómo evitar el robo intelectual?

Actuando antes de que nos hayan robado. Propongamos de forma proactiva regulaciones que nos protejan de los algoritmos, igual que un fármaco no se comercializa sin un largo y riguroso proceso de aprobación.

¿Bastaría con ese proceso?

Proponemos un sello de Tecnología Digital de Interés Público que se cree para servir a todos y no solo a la empresa que se beneficia de ella. Hay chatbots , por ejemplo, que causan adicción y depresiones en sus usuarios. Si hubieran sido diseñados para servir y no para ganar dinero, no serían perversos.

¿No es demasiado tarde y hay ya demasiado dinero en juego para lograrlo?

¿Cuánto costó incluir cinturones de seguridad en los coches? ¿Y prohibir el tabaco en lugares públicos? El gobernador de Michigan, antes de serlo diseñaba algoritmos e implantó uno en el estado que decidía quién recibía subsidios sociales. El algoritmo rechazó por fraudulentas el 95% de las demandas.

Así cualquiera rebaja el déficit público.

Fue una tragedia para miles de ciudadanos que se quedaron en la calle por dejar un espacio en blanco, usar iniciales, poner minúscula en lugar de mayúscula...

¿La tecnología no crea oportunidades?

Eso nos venden: inteligencia artificial que curará, robots que limpiarán la casa... Pero hoy la usan para no darte una hipoteca si el algoritmo descubre que tienes cáncer. De momento, la cotización de las siete magníficas digitales en bolsa supera el presupuesto de la mayoría de los países.

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