Paco Cerdà,periodista y escritor:

“Franco mixtificó a José Antonio: no simpatizaron, eran antitéticos”

Tengo 40 años. Nací en Genovès y vivo en València. Soy periodista. Soltero tras 23 años de noviazgo con Puri. Tenemos una hija, Purixi (7 meses). ¿Política? En el margen. ¿Creencias? Creo en la ilusión. Colecciono medallas olímpicas (desde 1896) y cromos de fútbol de los Mundiales. (Foto: Miguel Lorenzo)

Presentes, ¿quiénes?

Falangistas de toda España y personas humildes de los pueblos y familiares y jerarcas y supervivientes de la Guerra Civil.

Presentes, ¿dónde?

De Alicante a El Escorial son 476 kilómetros, recorridos a pie, paso a paso, de pueblo en pueblo, a diez kilómetros por día.

Presentes, ¿cuándo?

Del 20 al 30 de noviembre de 1939: diez días con once noches. Sucedió justo seis meses después de ganar Franco la guerra.

Presentes, ¿cómo?

Uniformados con camisa azul mahón, bordados en rojo yugo y flechas, fusiles boca abajo, en la noche con hachones, con letanías, a hombros el ataúd del Ausente.

¿“El Ausente”?

Así le llamaron los sublevados hasta que en otoño de 1938 Franco oficializó su muerte en una ceremonia. Le había fusilado el 20-N de 1936 en la prisión de Alicante por un pelotón faísta-cenetista, lo que se ocultó para evitar desmoralización.

¿Dónde quedó el cuerpo del fusilado?

En una fosa común del cementerio de Alicante, y desde la Victoria, en el nicho 518. Y, tras la peregrinación, en El Escorial.

¡El Escorial!

Panteón de reyes y emperadores: símbolo de grandeza. El 30 de marzo de 1959 pasó a la basílica del Valle de los Caídos.

¿Por qué reconstruye aquella romería?

Vi la filmación del (pre) No-Do de 1939 y me impactó esa escenografía tan nazi atravesando mi país: ¡era la fundación teatralizada del nuevo régimen dictatorial!

¿Un gran guiñol propagandístico?

Propaganda y asunción de una figura, José Antonio, que Franco mixtificó.

¿Se entendían Franco y José Antonio?

Franco era militar y general: su referente era el cuartel. José Antonio era un abogado y orador: su referente eran los poetas.

¿No idealiza usted a José Antonio?

¡No! José Antonio fue apologeta de la violencia, lo que es execrable, como lo fue su fusilamiento. Fusilar a alguien, sangre y vísceras, ¡es inhumano y repulsivo!

¿Se conocían Franco y José Antonio?

Coincidieron en la boda de Ramón Serrano Súñer, como testigos: eran antitéticos, nunca simpatizaron, discreparon mucho.

¿A quién se le ocurrió ese traslado?

A Dionisio Ridruejo, jefe de propaganda de Franco, joseantoniano. Franco glorificaba a José Antonio para apropiárselo.

¿Cómo veía Europa todo esto?

Todos los gobiernos europeos asistieron al entierro. El franquismo orilló aquel fasto al caer vencidos lo nazi y el fascio.

Pero quedó el Cara al sol .

Con un verso de José Antonio: “Y traerán prendidas cinco rosas, la flechas de mi haz”. Se rodeaba de poetas y sostenía que “vale más una ilusión que una realidad”.

¿Se conocieron José Antonio y Lorca?

José Antonio admiraba a Lorca y su poesía. Se saludaban.

¿Supo José Antonio desde la cárcel que Lorca había sido asesinado en Granada?

Si conoció el crimen... ¡lo detestó, seguro!

¿Recorrió usted el trayecto?

En mi coche, sí. También cubrí a pie uno de los diez tramos: un pie tras otro, no avanzas, paisaje y tiempo son estáticos.

¿Qué pasaba en los pueblos por los que pasaba el ataúd de José Antonio?

Se estaba fusilando en esos pueblos, el miedo impregnaba a las familias.

¿También la suya?

Mi bisabuelo, electricista en Burjassot, sería concejal republicano en la guerra. Fue encarcelado en 1939. Y en 1943, fusilado por la dictadura en el paredón de Paterna.

Lo lamento...

Mi libro Presentes alude a los que asistieron al traslado del ataúd, como Andrés, caballero mutilado... Cada parte del cuerpo mutilada otorgaba unos puntos... Y yo me pregunto... ¿qué valdrá una vida?

¿Hay respuesta a su pregunta?

Me lo pregunto en cada libro: ¿qué merece la pena? Creo que no hay que ser indiferente a las cosas de la vida, es la muerte. Y permitirte que el corazón elija.

Habrá escuchado muchos testimonios personales al documentarse...

Al desfile mortuorio asistieron miles de personas. Y en una firma de mi libro, el nieto de una de ellas... me susurró algo.

¿Qué le dijo?

Que a su abuelo le obligaron a fusilar en Paterna, al pobre. Y según este nieto, esto dijo su abuelo al morir: “Qué guapo era”.

“Qué guapo era”, ¿quién?

El hombre al que una bala suya mató en el paredón. Y el nieto y yo pensamos que... ese muerto guapo pudo ser mi bisabuelo.

Dos inocentes: ¡maldita guerra!

Se hincaron monolitos de mármol en cada una de las diez etapas de aquel peregrinaje. Solo ha quedado... uno. Pero la palabra perdura mucho más que el mármol.

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