Música con corazón
Cancela nació en Alemania, hijo de una familia humilde gallega que tuvo que emigrar en los años 60. Su padre trabajó 40 años en la cadena de montaje de Volkswagen. A los 7 años Cancela escuchó por primera vez el sonido de una gaita y su vida cambió. Decidió que sería gaitero, de ahí al piano, y a la Berklee College of Music que le abrió al mundo, pero el 11-S perdió el avión, uno de los que se estrellaron contra las Torres Gemelas, y dio un vuelco a su vida: no más viajes. Ahora compone bandas sonoras de películas como Indiana Jones, Piratas del Caribe, Rocky, XXIII Juegos Olímpicos, Gladiator II, Napoleón. “Me pidieron que colaborara con la Fundación Barraquer, que opera gratuitamente cataratas por el mundo, devuelve la vista a personas de países pobres. Ese ha sido mi último proyecto, la música del documental No más cataratas.”
Hijo de emigrantes gallegos.
Mis padres trabajaban en una fábrica textil en A Coruña que cerró y tuvieron que emigrar a Alemania.
¿Cuándo descubrió la música?
A los 7 años, de vacaciones en A Coruña, vi a un grupo folclórico gallego con sus gaitas y escuchar ese sonido me cambió mi vida, fue como meter los dedos en un enchufe.
Quería una gaita.
Sí, me cogió un berrinche y mis padres acabaron comprándome una gaita de juguete. Cuando volvimos a Alemania yo sabía de un grupo de gaiteros por los niños del colegio.
¿Y fue a conocerlos?
Sí, con toda mi inocencia. Les enseñé mi gaita de juguete y los que se convertirían en mis profesores, Ovidio Quintela y Jaime Pardo, fueron muy generosos al no reírse de mí.
¿Le dieron una oportunidad?
Yo tocaba la flauta, y Ovidio me dijo: “Pásate por casa y veremos si tienes oído”, y a las seis semanas tuve mi primera actuación. La gaita era más grande que yo, pero me encantó esa energía del escenario y decidí que eso es lo que quería hacer con mi vida.
¿Cómo siguió la aventura?
Estaba todo el día escuchando y aprendiendo música y mis padres empezaron a tomarme en serio y me apuntaron a piano. Finalicé mis estudios y mis profesores dijeron que ellos ya no podían enseñarme más, que debería ir al Berklee College of Music en EE.UU.
Y le aceptaron.
Fue toda una aventura, yo nunca había visto una autopista de ocho carriles con coches tan grandes como mi salón, y me impresionó esa diversidad de culturas en la universidad. Mi inglés era muy básico pero me espabilé.
¿Cuál fue su primera oferta profesional?
Trabajar para la gran Celia Cruz a los 23 años. Fue una experiencia hermosa, era una profesional en todos los sentidos, y humana, no había ninguna diferencia entre ella y los músicos, se sentaba con nosotros, se reía con nosotros. Para mí fue un gran ejemplo.
Colaboró con muchísimos más artistas.
Me marché a Los Ángeles y empecé a trabajar, la lista es bastante importante.
¿Feliz hasta cuándo?
Hasta el 11-S, en una gira de Backstreet Boys. Estaba en Boston, debía coger un vuelo a Nueva York a las 7 de la mañana y me quedé dormido, nunca me pasa. Aquel vuelo, el American Airlines AA11, fue el que se estrelló contra la torre Norte.
¿Cómo lo vivió?
Aterrado, las líneas estaban sobrecargadas, pasaron muchas horas antes de que mi familia supiera que estaba vivo. A partir de entonces le cogí miedo a volar, perdí compañeros, fue muy triste.
Y se quedó en Los Ángeles.
Un amigo músico me preguntó si nunca me había planteado trabajar para el mundo audiovisual y lo probé.
Se ha convertido en uno de los grandes.
Mi primer trabajo fue para un anuncio, componer 30 segundos de música, y me encantó esa sensación cuando la música va de la mano con la imagen.
Piratas del Caribe , Indiana Jones , Matrix , Dune , Napoleón …
Sí, y música para documentales, televisión, videojuegos, Juegos Olímpicos.
El único español que ha conseguido cinco premios Emmy. ¿Qué piensa, qué siente?
Que he tenido mucha suerte: me salvé, y después,por circunstancias que quizá nunca entienda, estaba en el sitio correcto con la gente adecuada. Y supe aprovechar las oportunidades y absorber toda clase de información.
Supo ser humilde.
Ser un lienzo en blanco, no ir de director sino de compañero, dispuesto a aprender. Esa capacidad de dedicación se la debo a mi padre, trabajó 40 años para Volkswagen y nunca se quejó, se levantaba a las cuatro de la mañana y se pasaba el día en una cadena de montaje.
¿Qué cree que le salvó del 11-S?
Intentar entender por qué yo me salvé y no mi compañero Daniel, que iba a ver el nacimiento de su hija, es algo que no paré de preguntarme, pero no tiene respuesta. Entendí que debía apreciar mis oportunidades, mi familia y la gente que me rodea.
Sencilla, pero gran lección.
Otra cosa importantísima que he aprendido a lo largo de mi vida es que hay que ser valiente. Debes tener el coraje de seguir a tu corazón, es arriesgado, no hay garantías, tienes que lanzarte y esperar que todo salga bien.
¿Esa ha sido su vida?
Un día me llamaron para proponerme hacer un documental sobre baile urbano: “No tenemos presupuesto, ni comprador, ni estudio; solo tenemos unos niños que en vez de meterse en el mundo de las bandas y el crimen compiten como bailadores”. “Adelante” les dije, y la película tuvo un éxito increíble, y me lanzó al mundo del cine.
¿Cree en el destino?
El destino es cuando una oportunidad se encuentra con una buena preparación.