Mejor un viaje que un coche
El turismo, como la inmigración, es fuente de riqueza y empleo, pero solo si se gestiona bien. Valls apunta que nuestro sector turístico tiene pendientes varias reestructuraciones; mientras, la cultura de la experiencia ha sustituido a la de la propiedad y sigue llenando aeropuertos y hoteles de gente ansiosa de colgar sus selfies del viaje. Parece dar signos de agotamiento en las redes sociales, donde tenemos cada vez menos seguidores y seguimos a menos perfiles, los más próximos. Sin embargo, los millennials yahan convertido el viaje en un bien esencial... y lo prefieren al coche... Hasta que llegan al problema existencial de la vivienda. Y les es más difícil asignar valor a cada propiedad, porque desde los ochenta bajan salarios y rentas, pero hipotecas sin fin, plazos y préstamos desvirtúan la diferencia entre valor y precio.
¿Por qué hoy preferimos comprar experiencias antes que cosas?
Porque cada vez interesan menos los hechos y más sus manifestaciones. Puedo lograr un nivel de vida, pero si no lo exhibo, no lo he logrado.
¿Antes exhibías cochazo o casa en la playa, y hoy, tu selfie del viaje a Japón?
Ha sido así estos últimos años y eso explica parte del auge universal del turismo.
¿Sin Instagram o Facebook el viaje y sus fotos no habrían sustituido al cochazo?
No has ido a ningún sitio si no lo cuelgas en redes. Antes se aparentaba ante los demás con la posesión de cosas materiales y ahora con las experiencias. Y la selfie las verifica. Pero ese show-off tiene fecha de caducidad...
¿Las selfies de los demás hoy ya aburren?
Pierden influencia. La exhibición de la experiencia a gran escala es cada vez menos interesante para todos. Los perfiles en redes se están reduciendo a un ámbito íntimo: menos seguidores, pero más próximos y personales.
¿Las redes son cada vez menos sociales?
Hubo una explosión, pero hoy certificamos un cierto agotamiento y cansancio de la inversión de tiempo en crearte grandes círculos para tu vanidad. Se busca la proximidad. Y se teme la soledad.
¿Pero tener un gran coche ya cotiza menos socialmente que hacer grandes viajes?
También va por generaciones: los millennials han convertido el viaje de placer, antes un lujo, en artículo de primera necesidad con opciones low cost. El coche interesa menos .
¿Y la segunda residencia?
La segunda residencia es una proyección del patrimonio familiar y no tanto del ego. Formaba parte de la inversión de toda una vida en patrimonio familiar, la herencia, y ahora está decayendo en favor de la búsqueda de experiencias inmediatas y personales.
¿Más masajes, viajes, gimnasios, cirugía plástica para ti y menos pisos para los hijos?
Viajar con ellos o cuidarte tú más que dejarles pisos. Además, ganan terreno las experiencias espirituales personales inmediatas.
¿En vez de la religión tradicional colectiva y familiar? ¿ Mindfulness en vez de misa?
Y todo ello en medio de una gran confusión en atribuir el precio a cada cosa. El precio ya no hace la cosa ni el estatus social, porque
nadie sabe ya cuánto cuesta la experiencia
–el viaje, el yoga, la cena en restaurante de moda– en una sociedad que paga a plazos o con hipotecas a muchos años.
¿Casi todos acceden a casi todo hasta que llega el shock de realidad de la vivienda?
Hemos perdido el sentido del precio real de las cosas y de su relevancia, coste y valor. Al comprar a plazos pierdes la noción de valor. Y se crea confusión adicional en esta sociedad de la experiencia inmediata y ostentosa.
¿Dónde ve las oportunidades de negocio?
Algunos recordarán aquellos sobres que inundaron los mostradores de hoteles y restaurantes con paquetitos de “experiencias”. Se podían comprar para uno mismo o para regalar y eran viajes cortos, masajes, cenas, spas... Aquella empresa de un startupero catalán llegó a facturar 100 millones de euros.
Arrasó, pero no duró.
Hay sensación de saturación de ese consumo superficial de experiencias. Y no estoy seguro de que esa economía de la experiencia inmediata del turismo y el narcisismo en redes vaya a durar mucho más. Los valores patrimoniales tradicionales de propiedad son más inherentes a la naturaleza humana.
Y los salarios, la renta disponible, no es que vayan aumentando en las clases medias.
Entre los años 50 y 80 los niveles de renta disponible en Europa estaban por encima de los precios y si, además, te endeudabas, lo podías comprar casi todo. Pero a partir del 2000…
...Hacienda es voraz con las rentas del trabajo, más que con las del capital.
La paradoja de la socialdemocracia, que estudié en Suecia, es que los profesionales de clase media, como los médicos, ingenieros o arquitectos, no querían trabajar más, porque significaba ingresar más, pero solo para pagar mucho más a Hacienda.
A partir de cierto porcentaje de impuestos, si los subes, recaudas menos.
Y cuando eso no se tiene en cuenta, desaparecen las clases medias y medias-altas y solo aumentan las de muy ricos o muy pobres.
Y Suecia rectificó.
Y aquí muchos huyen a paraísos fiscales y las clases medias-bajas cada vez pagan más.
¿Qué factor puede revertir esa deriva?
Siempre la innovación. Hoy hay viajes al polo y la selva amazónica. Cada clase social, además, tiene su nicho experiencial y los inmigrantes que llegaron aquí en el 2000 ahora quieren las experiencias que los de aquí querían entonces. Pero se innova más en productos que en experiencias.
¿El turismo masivo lo pagan los locales?
Defiendo el turismo, pero solo bien gestionado y ahora tiene varias reestructuraciones pendientes. No es ni bueno ni malo, sino bien o mal gestionado. Y ahora se debe reconducir y reordenar.