Jugar contra el miedo
Todos los animales más o menos racionales jugamos: desde perros y gatos a la elite de los tenistas. La explicación es la misma para todos: el juego ejercita mente y cuerpo para que se adapten a los desafíos cambiantes del medio. Nos prepara para la vida. El deporte entrena, además, nuestra capacidad de interactuar con otros; relacionarnos y cooperar, y competir también. La teoría polivagal explica cómo la mente y el cuerpo reaccionan ante las amenazas que perciben, sean reales o –el otro problema– inexistentes. Por eso, el mero cuchicheo de un espectador en la grada puede desconcentrar a un gran tenista. Aprender a observar las reacciones de nuestro cuerpo y mente nos servirá para interpretar las señales del mundo y para ayudarnos a reaccionar como queremos al percibirlas.
¿Nadal o Alcaraz?
Espere. Vamos a darle una vuelta antes a la formación de deportistas de elite. Estuve en la Academia de Nadal hace un año y he visitado otras en España y EE.UU.
¿Son buenas?
Lo realmente bueno es formar parte de un equipo y sentirlo. Y eso no solo sirve para el tenis.
¿Qué más puedo aprender del tenis para jugar en la vida?
No hay una sola respuesta. Y lo verá si nos fijamos en los estilos de vida y de juego de Nadal y de Alcaraz. Son ganadores, pero con aproximaciones a la competición y la vida, creo, muy diferentes.
¿En qué lo nota?
Se nota en la cancha cómo enfocan sus vidas. Alcaraz juega con sus emociones; Nadal las controla con un ritual estricto.
¿En qué sentido?
A Alcaraz le gusta fluir con ellas y le gusta la fiesta. No en el sentido de descontrolarse, sino en el de divertirse más allá del tenis. Y tener amigos y relaciones que no dependan solo del tenis. Eso le permite distancia emocional al competir.
¿Y esa actitud es buena para ganar?
Son dos estilos ganadores. Para Nadal el tenis es su única identidad y en la pista su estado ideal es el de máxima concentración y la alcanza con total dominio de sus emociones, más que fluyendo con ellas.
¿Alcaraz fluye; Nadal profundiza?
Cualquiera que vea jugar a Alcaraz lo verá sonreír y aparentemente divirtiéndose. E interactúa con el público, mientras Nadal espera que su complicidad en la competición se manifieste respetando su silencio y concentración. Y luego aplaudiendo.
¿Uno lucha; el otro juega?
Compiten desde estados mentales diferentes: Nadal desde la intensidad; Alcaraz desde la fluidez. Y es interesante cómo Nadal alcanza esa concentración suprema. De él podemos aprender para la vida.
¿En qué?
Nadal combate los nervios y la intensidad de la competición convirtiendo cada gesto en un ritual; y cada reto formidable frente al adversario, en una rutina mucho más tranquilizadora que la improvisación.
¿La rutina le tranquiliza?
Nos tranquiliza a todos. Somos seres con recursos limitados y saber a qué nos vamos a enfrentar en cada momento nos permite planificar cómo emplearlos. Nos da predictibilidad.
¿Nadal así por lo menos, con su rutina, sabe qué va a hacer él en cada momento?
Cada paso que da en la pista, cómo bebe agua, cómo mueve la toalla, cómo camina hasta el banco... Esas rutinas le tranquilizan porque le dan estructura y predictibilidad en la incertidumbre de cada match.
¿Si me doto de una rutina, también reduzco la incertidumbre en la vida?
Das a tu cerebro cierta sensación de control sobre ti mismo sin que invierta atención en lograrla. Y Nadal es el maestro absoluto de la historia del tenis en gestionar la atención.
¿No son meras manías de campeón?
Algunos del mundillo del tenis dicen que todo ese ritual de Nadal es mera superstición. Y no lo es en absoluto. La superstición es abandonarse a lo desconocido y lo que él hace es afianzarse en lo que puede dominar –su conducta hasta el mínimo gesto– para estar más seguro frente a lo que no está bajo su control.
¿Así gestiona el caos del cerebro?
Y así lo logra al tiempo que frena el ritmo de sus pulsaciones con un freno polivagal : la combinación de mecanismos que reducen la tensión en nuestro cuerpo y mente. Es una estrategia ganadora.
¿Alcaraz reduce la tensión jugando?
Pero ambas estrategias pueden explicarse desde la teoría polivagal. Nuestra mente está en tensión atenta a cualquier amenaza, le prestemos o no atención. Nos está protegiendo, pero también distrayendo si hay un sonido amenazador. Si lo que percibe, en cambio, es la proximidad del equipo y el entrenador, familia, se relaja.
¿Relajarse es mejor?
Nadie se concentra en jugar si cree que su vida está amenazada aunque no lo esté. Puedes reducir la percepción de esa amenaza con un ritual, como Rafa, o ignorarla convirtiéndola en un juego, como Alcaraz.
¿La vida y el tenis son juegos al cabo?
¿Por qué jugamos? Para ejercitar mente y cuerpo para la lucha de la vida. Entrenamos con el deporte para adaptarnos a situaciones reales y a desafíos cambiantes.
¿A veces mente y cuerpo sobreactúan?
Siempre te están avisando de algo y a veces esa ansiedad es excesiva. Ahora mismo estoy entrenando a un jugador polaco brillante pero con exceso de ansiedad en pista. Vamos a trabajarla.