En la punta del viejo espigón
Yo era un adolescente y ella una niña. Veranos en las playas de Torreblanca, (Castellón): un enjambre de chavalería que juega. Vicen era la niña negrita, yo el flaco de las gafas. Vicen me cuenta hoy que me recuerda solitario y con un libro a cuestas. Y que ella a veces se apartaba también a solas en la punta del viejo espigón... Me confiesa hoy aquellas soledades suyas: “Miraba el mar y me juraba: ‘¡Voy a acordarme de este momento siempre!’”. Se acuerda. Parecería que los niños siempre andan enredando y resulta que algunos a veces están muy solos. Y de mayores no se olvidan. La negrita y el de las gafas hablan aquí para no olvidar y ser un rato los niños que no hemos dejado de ser. Nos hemos dicho, el uno al otro: “Gracias por seguir siendo tú”. Voy a acordarme de este momento.
¿Afrodescendiente?
Por parte de padre sí. Mi madre es de Santiago de la Espada, pueblo de Jaén.
¿Y usted?
Catalana de Barcelona. Criada por Cisquet Guió Canyelles y Vicenta Valero, mis padrinos.
¿De dónde era su padre africano?
De Malabo, capital de Guinea Ecuatorial, en la isla Bioko.
Raza negra.
Mezcla de la etnia bubi (isleña) y la etnia fang (continental), algo muy infrecuente.
¿Y se emparejó con una chica de Jaén?
Cándido Ndongo Bokara, mi padre, con 18 años hizo la mili en Zaragoza como paracaidista. Algún fin de semana, de permiso, iba a Barcelona. Y aquí vivía Iluminada.
¿Iluminada?
Su nombre de pila, si bien desde niña se hace llamar Pepa: la que sería mi madre. En los cincuenta trabajaba de sastra en la camisería Sema, en la plaza Sant Agustí.
Paracaidista negro y sastra blanca se enamoraron en Barcelona.
Y fueron juntos al pueblo de Pepa, para la pedida. Todos le tocaban la piel a Cándido, que sonreía. Y fue torero.
¡Un torero negro!
Irradiaba simpatía. Se casaron y se instalaron en Guinea: allí nació mi hermana mayor, África. Pero un día avisaron a mi padre de que los blancos corrían peligro...
¿En qué trabajaba su padre?
En la administración pública. Mi madre, embarazada de mí. Volaron a Barcelona.
Usted nace aquí... Y la criaron “los padrinos Cisquet y Vicenta”, me decía.
Mi padre se alcoholizó, le recuerdo llegar gritando... Mis padres se separaron. Cándido se largó por ahí. Y mis padrinos fueron mi mundo. Hablo con ellos en catalán, y en castellano con mi madre.
Su madre y sus padrinos, ¿bien?
De jovencita, en los cuarenta, Pepa trabajó en Francia, en una casa. Vivían allí Vicenta y Cisquet como refugiados republicanos catalanes: trabaron una amistad eterna.
¿Qué supo de su padre?
Murió justo cuando podíamos empezar a hablar... Pepa sí vive, y dice unas cosas...
¿Qué dice, por ejemplo?
“Que sepas que mi cuerpo no soy yo”.
Toma.
Como el yogui Paramahansa Yogananda dice en un libro suyo que leo: “Si aprendes a vivir en tu cuerpo sin considerar que tú eres el cuerpo, no sufrirás tanto”.
Su madre lo dice más corto.
¡Pepa es mi maestra! Nunca grita.
Iluminada se llama, no lo olvide... ¿Qué más enseña ese yogui?
Predica alcanzar un silencio interior que ninguna confusión externa pueda perturbar. Me parece un deseable objetivo...
Y... ¿cómo lo lleva, por ahora?
Aplico lo que aprendí del padrino Cisquet, que nos repetía: “¡No habléis mal de la gente!”. Mejor decir las cosas con amor.
¿Qué tipo de cosas?
Las justas reivindicaciones feministas, por ejemplo: estoy aprendiendo a denunciar una opresión de generaciones sin mirar por ello con recelo a los varones. Sin atacar: ¡hablar con alegría y con amor!
Pues eso está muy bien y lo celebro.
La llegada de mi hijo Kiran (que significa “rayo de luz”) ha sido un despertar: me mueve a revisar mis actos continuamente. Le llamamos Babou (“hombre mayor”).
¿Todo esto le sirve para su trabajo?
He escrito la serie Mediadores , con Diego Sabanés y Xavi Puerta, a punto de firmar con una productora. Y estoy haciendo el cortometraje Sopa de galets , con Denise Duncan, y con todos en el equipo afrodescendientes: Babou Cham (50), Miquel Ripeu (50), Ton Vieira (26), Kathy y Yolanda Sey (31), Joel Cojal Mestre (21).
¿Por qué ha tomado esa decisión?
A los afrodescendientes ¡nos seguís viendo como inmigrantes! ¿Por qué? ¿Aún etiquetemos a alguien por su apariencia? ¡Basta! No veo negros en la tele, series...
Usted sí ha trabajado bastante en teatro, series, cine...
Sí, haciendo de mucama, de prostituta, de migrante, de cubana... Ser negra, vamos, me ha obligado a hacer... De negra. ¡Y ya basta! ¡Mi profesión no es ser negra!
Entiendo, tiene razón.
No pasa eso en series británicas: hay negros y blancos por igual. En la serie Amar en tiempos revueltos me daban un papel... ¡de sirvienta! Lo rechacé. Y hoy me vetan.
¿Vetada? ¿La han castigado?
Sí: en la serie Las kelly s, sobre unas limpiadoras, pedí interpretar a una de ellas... Y van y fichan a una colombiana negra.
Vicen, sí la he visto en La Mesías...
¡Qué disfrute! Los Javis son otra dimensión. Y me hicieron crecer. Mire, hoy ya sé que lo de verdad importante de este trabajo mío, y de la vida... ¡es el encuentro!
