Inteligencia vegetal
“La única forma sensata de existir -afirma Schlanger- pasa por comprender plenamente nuestra interdependencia con todas las demás formas de vida biológica”. Con esa convicción Schlanger se lanzó a explorar el mundo de las plantas para contarnos en Las devoradoras de luz (Paidós) los descubrimientos más recientes de la investigación botánica describiéndonos un mundo increíble: “En los últimos años los científicos han descubierto que las plantas se comunican, reconocen a sus familiares, presentan conductas sociales, oyen, se camuflan o almacenan recuerdos, por citar solo algunos de sus sorprendentes talentos”. También nos descubre que las plantas literalmente construyen nuestro cuerpo, dependemos de la vida vegetal: “Un mundo asombroso que cuestiona cómo entendemos la inteligencia”.
¿Todo empezó con las plantas?
Sí, las plantas surgieron del agua hace unos 500 millones de años, se arrastraron a tierra y trajeron consigo la capacidad de cambiar la irrespirable atmósfera.
La llenaron de oxígeno.
Sin eso no habríamos comenzado a evolucionar. Las plantas son la base de toda nuestra herencia evolutiva. Y fabrican hasta la última partícula de azúcar que consumimos.
¿Nos conforman?
Todos nuestros músculos, huesos y órganos están formados por esas moléculas que las plantas sintetizan a partir del aire, el agua y la luz solar. Por lo tanto, les debemos toda nuestra existencia a las plantas.
¿Sin ellas desapareceríamos?
Muy rápidamente. Nuestro cerebro funciona principalmente con el azúcar que proviene de la planta. Por lo tanto, cada pensamiento que tienes es posible gracias a las plantas.
¿Las plantas son inteligentes?
La inteligencia, en su sentido básico, es la capacidad de tomar decisiones, planificar el futuro y percibir lo que sucede a tu alrededor para poder prosperar.
¿Y las plantas hacen todas esas cosas?
Sí. Tienen estructuras familiares, conservan recuerdos que utilizan para tomar decisiones. Algunas pueden contar, y parecen ser capaces de oír a su manera.
¿Cómo es su memoria?
Una flor en los Andes de la familia de las Loasaceae, es capaz de levantar sus estambres llenos de polen en el intervalo de tiempo exacto en el que espera que llegue un polinizador, y reevalúa constantemente cuántos polinizadores hay en la zona y la frecuencia con las que la visitan.
También piden ayuda.
Las plantas suelen utilizar a otros seres vivos para hacer algo que ellas no pueden hacer por sí mismas. Usan insectos para deshacerse de las plagas. Las plantas de tomate son capaces de atraer a avispas parasitoides que se cargan las orugas que las devoran.
¿Cómo llaman a las avispas?
Gracias a su capacidad de sintetizar compuestos químicos complejos en función de lo que ocurre a su alrededor y que segregan a través de los poros de sus hojas.
¿Con ellos influyen el en el comportamiento de otros seres?
Sí, y también utilizan estos gases para advertir a otras plantas de un ataque inminente. Las plantas producen miles de estos semioquímicos en sus cuerpos.
Pensamos que las plantas son pasivas.
Porque están ancladas en un lugar. Pero lo que les falta en movilidad lo compensan utilizando a otros animales.Tienen estas relaciones mutuas que ellas mismas diseñan.
¿Las plantas sienten, sufren?
No hay nada que sugiera que las plantas tengan receptores del dolor, pero reaccionan con una increíble capacidad defensiva cuando se les hace daño.
Usted pellizcó a una planta.
Sí. Fui al laboratorio de Simon Gilroy en Wisconsin y pellizqué a sus plantas mutantes diseñadas para brillar cuando eran atacadas. Gilroy estaba estudiando la forma en que la señal de ese ataque se propaga por la planta.
¿Y?
¿Cómo es posible que algo sin cerebro y sin sistema nervioso, pueda responder con todo su cuerpo a un ataque en solo una parte de él? Investigaciones como esta están llevando a los neurobiólogos a cuestionarse si es hora de ampliar el concepto de sistema nervioso.
Criaturas sin cerebro.
Eso plantea cuestiones muy interesantes sobre la idea de la inteligencia en red. Su capacidad para percibir el mundo está distribuida por todas sus partes.
Sin conversación, ¿un bosque es un bosque?
Los árboles se comunican entre sí a largas distancias. La comunicación es fundamental para la vida de las plantas, para intercambiar nutrientes e interactuar con su entorno. Sin eso, un bosque es una cáscara vacía.
¿Las plantas oyen?
Perciben las vibraciones acústicas. La onagra puede endulzar su néctar tres veces más en respuesta a la simple grabación del sonido del vuelo de las abejas.
Hay quien afirma que las plantas tienen conciencia.
Sabemos que las raíces de las plantas saben distinguir lo propio de lo ajeno y que pueden coordinarse con otras plantas sin perder su sentido de la individualidad.
Es la gran discusión botánica.
Pero lo que no discuten es si las plantas son o no seres increíbles, mucho más activos, espontáneos y vivaces de lo que nunca les hemos reconocido.
Eso cambiaría las cosas.
Si tomáramos conciencia de que las plantas son sensibles, activas y capaces de tomar decisiones, tendríamos una mayor humildad hacia esta forma de vida que hace posible todo nuestro mundo.