Más imperios más conectados
Ha acabado la posguerra fría iniciada con el triunfo de la globalización sin fronteras en los noventa. Hoy las pulsiones imperialistas de Putin, de Erdogan y su neootomanismo o del Gran Israel de Netanyahu forman parte del nuevo orden mundial. La diferencia respecto a los años treinta, cuando los imperios preparaban la guerra, es que ahora EE.UU. y China, por ejemplo, se miran de reojo con desconfianza, pero, como apunta Morillas, no podemos hablar de segunda guerra fría, porque los que han sido imperios y quieren volver a serlo están profunda e inexorablemente conectados. La prueba es que estamos dando armas y dinero a Ucrania contra Rusia, pero hoy mismo podemos volar a Moscú, y los rusos, a España. Con escalas, sí, pero sigue siendo un ejemplo de que el mundo, aun en guerra, ya no puede desconectarse.
¿Por qué, si estamos en guerra con Rusia, puedo volar a Moscú?
Porque hay muchos países que
se han querido erigir en alternativa a las sanciones occidentales. Turquía es un ejemplo, si quieres ir a Moscú debes volar vía Estambul. Antes era vuelo directo y ahora es un poco más largo.
Y los rusos por aquí de vacaciones... ¿No estamos en guerra?
Rusia ha encontrado en Turquía un aliado como también lo son India, China… Lo que Occidente ha hecho con la política de ostracismo hacia Rusia es una postura que no
han comprado otros países. Rusia sigue siendo un actor internacional, pese a nuestras sanciones.
¿Antes las guerras eran de verdad?
Hemos pasado de un mundo plano casi sin fronteras a un mundo donde vuelven las fronteras; pero sin abandonar la globalización. En esa contradicción hoy no se puede aislar a Rusia totalmente.
¿Cómo explicaría lo barato que sale a Israel que su ultraderecha decida en Gaza?
Israel está vulnerando en Gaza todas las leyes y convenciones, no solo humanitarias, sino de derecho internacional. Y paga un precio
muy poco por esas violaciones de los derechos humanos. La sensación es de impunidad absoluta y la semana pasada la UE fue incapaz de acordar algún tipo de sanción por esas
violaciones.
¿Se hubiera permitido a Israel actuar así hace diez años?
Hasta este nuevo mundo todos reconocían estándares mínimos en derecho internacional humanitario que no se podían vulnerar. Había vulneraciones, pero nadie los cuestionaba. Y hoy estos mínimos los está vulnerando Rusia cuando invade Ucrania o Israel cuando arrasa Gaza.
Netanyahu arguye derecho a la defensa.
El derecho a la defensa tiene límites. Si sospechas que en un hospital hay un terrorista no puedes bombardear el hospital.
¿Por qué no se integró a Rusia en Occidente cuando perdió la guerra fría?
Porque Occidente interpretó la debilidad de Rusia entonces como su victoria y sí que quiso integrarla en el mundo occidental, pero Putin se opuso.
¿No aceptó un papel segundón?
Recordemos también que era la época de la tercera vía de Blair en la que Occidente, su globalización y el libre mercado estaban en modo victorioso y con tal auge que hasta el progresismo compra entonces el marco imperante de liberalismo y globalización.
¿Mal momento para reintegrar a Rusia?
Putin quiere reconocimiento del gran país e imperio que ha sido Rusia y quiere ser tratado de igual a igual. Por eso no quiso hablar con Merkel, sino con EE.UU. Y apuesta por recuperar poder, como en Ucrania, para volver a ser la Gran Rusia.
¿Estamos ante dos milenarismos: el del Gran Israel en Gaza y el del Imperio Ruso?
No solo. En Turquía también se habla del neootomanismo de Erdogan.
Sufrir hoy por el imperio del mañana.
E Israel ha logrado destruir el eje de resistencia iraní. Hamas se queja de que Irán, Hizbulah, los hutíes, etcétera los han dejado solos frente a Israel, a quien acecha un peligro.
Pues la bolsa israelí no para de subir.
El peligro es que la superioridad israelí actual no vaya acompañada de una normalización de sus relaciones con Arabia Saudí y los demás países árabes.
El detonante del ataque de Hamas el 7 de octubre del 2023 era evitar ese acercamiento.
Pero ahora la agresión israelí y Palestina podrían convertirse en un elemento unificador y agitador que desencadene una nueva primavera árabe que desestabilizaría la precariedad de los gobiernos árabes.
En Israel ahora mismo la ultraderecha tampoco encuentra oposición real.
Los israelíes no se enteran de lo que pasa en Gaza. Solo les dejan ver en las teles las imágenes ya censuradas que les dan las propias fuerzas armadas. Y las presentan como lucha contra el terrorismo.
¿EE.UU. sigue siendo excepcional?
Sigue siendo una potencia en una situación privilegiada. Sin vecinos conflictivos: apenas lo es el narco mexicano; tiene recursos ingentes y una capacidad inmensa de proyección exterior de su primacía comercial, tecnológica, militar no contestada...
Pero China ha despertado..
El eje del poder mundial se desplaza hacia Asia y el Pacífico, de modo que EE.UU. aún es la primera potencia, pero ya no incontestable. Y la tragedia de las grandes potencias no es que pierdas capacidades, sino que otros las ganen.
¿Trampa de Tucídides? ¿China atacará?
Lo insólito en la historia actual es la interdependencia no solo económica, sino de todo tipo entre grandes potencias. Le dejo un dato: lo que hoy en un solo día comercian EE.UU. y China es lo que comerciaban EE.UU. y la URSS... ¡en un año!