Carlo Marras,neurocirujano; ha separado a dos siamesas unidas por el cerebro:

“Al lograr separar los cerebros de las gemelas callamos... Y aplaudimos”

Tengo 60 años... ¡qué gran número! Soy sardo: habituado a luchar contra los elementos y disfrutar lo esencial. He fichado por el hospital del Mar, porque me gusta Barcelona y a mi familia también. Y la prefiero a la Italia de ultraderecha. La cirugía es cada vez menos quirúrgica y más tecnológica. (Foto: Ana Jiménez)

¿Cómo están hoy las siamesas a las que ha separado con éxito?

Bien, muy bien. La verdad es que no eran las primeras siamesas que operaba.

Es usted una eminencia mundial en lograrlo. ¿Cómo evolucionan sus cerebros?

Recuerdo a unos siameses a los que separé. Fueron creciendo y al principio al preguntarles su nombre lo repetían dos veces. Como si yo dijera “Soy Carlo, Carlo”.

Debe ser fascinante estudiarlos.

Tenemos especialistas en el equipo que anticipaban con precisión cómo iba a evolucionar su identidad antes y después de separarlos y nos enseñan sobre nosotros mismos.

Usted mete la mano en cerebros palpitantes. ¿Ha sentido su conciencia?

He sentido la conciencia de mi emoción unida a la de todo el equipo –porque un cirujano es su equipo– al sentir que conectábamos de algún modo con algo muy superior a nosotros mismos.

¿En qué sentido?

Cuando la presidenta del hospital pediátrico Bambino Gesù del Vaticano me ofreció el caso de las niñas siamesas unidas por el cerebro –doctor Marras, ¿qué hacemos con estas niñas?”–, mi equipo fue taxativo: “Absolutamente, no”. Veían imposible separarlas.

¿Usted dijo que sí o se lo pensó?

Yo les pedí tiempo para estudiar el caso.

¿Por qué era tan difícil?

Ervina y Prefina estaban unidas por la región parietal y occipital del cráneo: por la nuca además de por la cabeza. Compartían los huesos del cráneo y la piel y, a un nivel más profundo, la guadaña y el tentorium, las membranas fibrosas que separan los dos hemisferios cerebrales y éstos del cerebelo, junto con una gran parte del sistema venoso.

¿Tenían unido el cerebro y el cráneo?

Sí, eran craneópagas “totales”.

¿Qué edad tenían?

Diez meses. Cuando las separamos en quirófano éramos más de 30 profesionales sanitarios y lo celebramos con un silencio extremo cargado de sentido. Nos sentimos unidos a las pequeñas y aplaudimos todos eufóricos... Nos sentimos parte de algo grande.

¿Las niñas no se habían visto nunca antes pese a estar unidas?

Exacto. Entonces pensamos actuar antes de la intervención para que con un sistema de espejos cada una pudiera reconocerse a sí misma y a su hermana. Eso fue gratificante: no solo el aspecto técnico, sino hablar con la madre, tratar a las niñas...

¿Llamarlas siamesas no es correcto?

...

¿Mejor gemelas unidas?

Mejor.

¿Hoy la neurocirugía y la cirugía y sus aparatos no son como un videojuego?

Cada vez más la cirugía debe tener ese enfoque holístico de gran equipo transdisciplinar y con un enfoque que incluya al paciente y su familia y entorno y que empiece la intervención antes del quirófano y la siga después.

¿Es mejor que me opere un cirujano joven que juegue a la Play o un experto veterano?

La cirugía es cada vez más su planificación; y su tecnología, cada vez más disruptiva. Digamos que año tras año intervenimos más en el cerebro con menos bisturí y así logramos mejores resultados con métodos menos invasivos.

¿El cirujano improvisa ya muy poco?

Planifica más y mejor. Y eso los más jóvenes lo hacen muy bien usando sistemas digitales con fiabilidad. Pero el mejor cirujano es el equipo que integra tanto a los jóvenes como a los experimentados, porque la relación profesor-alumno sigue funcionando incluso mejor hoy con más tecnología.

¿Pone música en el quirófano?

Siempre. Y la elegimos entre todo el equipo. Así creamos interacción cálida y una relación más personal y no solo profesional que servirá luego durante las intervenciones para entendernos y coordinarnos.

¿Qué música? ¿Es motivo de disputa?

Depende del día y de si el paciente va a escucharla o no. En la cirugía de la epilepsia, mi especialidad, puedes intervenir a veces con el paciente despierto...

Mejor algo relajante, pues.

Podemos usar monitoreo funcional; neurofisiología intraoperatoria de estimulación cerebral... Hoy puedes llegar a desconectar todo un hemisferio cerebral sin extirpar nada. Son cirugías de neuromodulación donde hacemos pequeñas incisiones nada intrusivas para explorar el cerebro.

¿Funcionan?

Lo que le decía: cada vez usamos menos el bisturí con mejores resultados: así ya controlamos el temblor, unos movimientos involuntarios, un dolor... O estimulamos una función, como con una interfaz cerebro-máquina, que es un camino con mucho recorrido.

¿Por qué Barcelona?

Es cosmopolita, abierta al mundo, moderna y progresista. Mucho más que la Italia de ultraderecha de la que vengo.

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