‘Vivir el humanismo hoy’
El profesor Jeroni Miguel impartió la asignatura de lengua y literatura durante cuatro decenios (1971-2012) en el instituto Manolo Hugué de Caldes de Montbui. En 1987 llegó un alumno nuevo y descarriado, David, que hizo una trastada. El director decretó su expulsión. Jeroni intercedió. David pidió disculpas. La sangre no llegó al río. David, desde entonces, siguió a este profesor y leyó libros. Y David Barba, hoy, es editor... y edita Vivir el humanismo hoy (La Llave), libro de su viejo profesor que trae al presente valores que animaron el alma occidental en sus momentos más sublimes, esos en los que las personas se dignifican con diálogo, escucha, comprensión, compasión, respeto, gratitud, amor al otro y a la naturaleza y a las relaciones humanas: ¡el humanismo como faro!
¿Cuántos años enseñando?
Han sido 41 años, a chicas y chicos de 14 a 16 años.
¿Cuántos alumnos en total?
Más de 4.000 alumnos.
¿De qué les hablaba?
De humanismo y, sobre todo, ¡del Quijote!
¿Por qué El Quijote ?
Todo lo que pueda pasarle a una persona está en E l Quijote . ¡Es mi Biblia!
¿Y le atendían?
¡Sí! Mis mejores amigos son exalumnos. Me gritan: “¡Oh, capitán, mi capitán!”.
¿ El club de los poetas muertos ?
“¡Es como usted, profe!”, me decían.
¿Cómo era una clase suya de literatura?
Primero yo les preguntaba si eran felices, cuáles eran sus preocupaciones. Y, según lo que contaban... leíamos juntos algún pasaje de El Quijote , a modo de espejo.
Póngame un ejemplo.
Si contaban conflictos con sus padres...
Inevitables, a esas edades...
...Leíamos el encuentro de Don Quijote con el Caballero del Verde Gabán.
Recuérdemelo.
El caballero pide opinión a Don Quijote sobre su problema: “Tengo un hijo, quiero que sea abogado y él quiere ser poeta”.
¿Y qué le aconseja Don Quijote?
“Los hijos no son de los padres”, primero. Y, segundo: “Escuche a su hijo y que elija él su camino, su felicidad no vendrá del dinero, sino de hacer lo que le guste”.
Muy bien Don Quijote en 1605.
Es un clásico porque funciona siempre.
Póngame otro caso de sus alumnos.
Las chicas manifestaban sentirse poco escuchadas. Y ahí leíamos el episodio de la pastora Marcela.
¿Cómo era este episodio?
Grisóstomo, apuesto y rico mozo, se prenda de Marcela. Ella no le hace caso y Grisóstomo muere de amores. Entonces sus amigos cargan con su féretro... y aparece Marcela sobre una peña. Y los amigos van contra ella para vengar a su amigo.
¿Ahí interviene Don Quijote?
“¡Escuchemos a Marcela!”, impone Don Quijote. Y Marcela habla: “Yo nací libre. Los hombres me han requebrado y a ninguno he elegido. Me he ido al bosque. Seguiré libre. Jamás di esperanza alguna a Grisóstomo”.
Feminismo cervantino y quijotesco.
Y Cervantes le hace decir a Don Quijote: “Aunque mujer, Marcela puede por ella misma decidir con libertad”. ¡Menudo loco, piensan todos de Don Quijote!
¿Qué decían sus alumnos?
Debatían sobre qué es el amor: ¿pertenencia, dependencia, sumisión... o decisión personal? Yo escuchaba a todos sin juzgar, solo moderaba. Y subrayaba el respeto a las mujeres que muestra Don Quijote.
¿En más episodios se muestra eso?
Sí. Don Quijote llega a una venta, velará armas como caballero, le atienden unas prostitutas... y él las trata de “doñas”.
¿De dónde le viene a usted esta pasión quijotesca, Jeroni?
Mi padre, campesino, aprovechó la mili para sacarse Magisterio. Fue profesor. De niño me leía El Quijote , y repetía: “ El Quijote se lee de niño para reír; de joven, para pensar; de viejo, para llorar”.
Buenísima frase: ¿era de su padre?
Era suya. ¡Y qué carcajadas hemos compartido en clase! ¿Recuerda el susto de Sancho Panza ante unos ruidos nocturnos y cómo acaba cagándose por la pata abajo?
O las pedradas de los galeotes al Quijote, ¡pese a que acaba de libertarlos!
Es que Don Quijote se emperra en que vayan a agradecer a Dulcinea del Toboso... ¡Ay, es el niño puro, soñador, inocente!
¿Cuál es su pasaje favorito?
Cuando Don Quijote cae derrotado por el Caballero de la Blanca Luna, aquí en la Barceloneta y declara: “Mira, Sancho, no es culpa de la fortuna, ¡cada uno es artífice de su propia aventura!”. Derrotado... y sin lamentos. Esto me emociona.
Don Quijote abandona Barcelona...
¡La única ciudad de España que aparece en El Quijote ! Cervantes amó mucho a Barcelona: “Archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos, y en sitio y belleza, única”.
¡Insuperable elogio de Barcelona!
Martín de Riquer me dijo: “La abuela de mi abuela guardaba memoria familiar de la casa de Cervantes en Barcelona”.
Cervantes, Riquer... ¡humanistas!
Yo estudio a otro, Juan de Lucena, impresor toledano del siglo XV: en su Diálogo sobre la vida feliz antepone el diálogo a la fuerza que entonces usaba la Inquisición.
Leerán esto algunos profesores: ¿les daría usted tres consejos?
Uno, escucha al alumno. Dos, acércate al alumno. Tres, mírale el alma. Ah, y di a tus alumnos que El Quijote es una guía para encontrar su propio camino en la vida.