Anthony Bale,medievalista; autor de ‘Guía de viajes por la Edad Media’:

“Un viaje no es viaje, solo turismo, si no transforma el alma del viajero”

Tengo 50 años y muchos viajes por hacer en el tiempo y en el espacio. Soy inglés, así que vivo hoy con monarquía, leyes y universidad medievales. Mi padre era geógrafo y mi madre, judía polaca: crecí entre mapas de todos los tiempos y las fronteras cambian. El Brexit es un desastre para el viajero y para la vida. (Foto: Llibert Teixidó)

Qué se pierde el viajero hoy que no se perdía el viajero medieval?

Para nosotros el viaje es el recorrido, el mero deambular...

¿Turismo no viene de tour, dar vueltas?

Eso. En cambio, para el viajero medieval no había viaje sin transformación personal: el viaje era también un recorrido interior.

¿Y eso no era peregrinar?

Pero el peregrinaje cada uno lo experimenta de forma personal. Un viaje no es viaje, solo turismo, si no transforma el alma del viajero.

Pues todo lo contrario del turismo.

El turismo, en cambio, es rentable en cuanto serializa y masifica la experiencia del viaje.

¿El camino de Santiago sigue siendo peregrinaje o ya es turismo?

Depende de cómo se recorra, claro. Pero, siendo ya desde sus orígenes hábilmente mutado en negocio, nunca dejó de ser peregrinaje espiritual. Desde Francia conseguías bendiciones para cada una de las rutas. Y una guía de viaje medieval, el Códice Calixtino, te aconsejaba lo mejor para cuerpo y alma.

¿Con hoteles y restaurantes?

Desde cómo evitar el pecado o los mosquitos hasta hallar agua en ruta: fue popular en el siglo XII y muy popular en el XIV y XV.

¿Por qué?

Porque entonces se estableció una competición mundial de peregrinaciones entre Jerusalén, Roma y Santiago.

¿Por ver cuál te llevaba antes al cielo?

Y la ruta ganadora varió a través de los siglos.

¿Los musulmanes lo copian en la Meca?

Lo que permanece vigente de esas peregrinaciones es su reivindicación de que no son turismo ni viaje de placer: son un camino de perfección. Por eso el de Santiago se llena hoy de peregrinos que no son católicos.

¿Coger el avión a Santiago no basta?

No es peregrinaje, es tour. Eso no sirve ni a los que lo recorren para ponerse en forma como en una especie de maratón.

¿O lo andan para encontrar compañía?

Las motivaciones del viaje son hoy tan diversas como en el medievo, pero entonces no era viaje si solo se trataba de hacer deporte.

¿No vale hacerse una selfie?

En el medievo ya te daban un certificado por haber recorrido el camino. Y no nos riamos de las selfies, porque le confieso que me acabo de hacer una frente a la Sagrada Família...

Los barceloneses le perdonamos.

Así que el viaje debía ser interior en el medievo y para conseguir indulgencias y perdón por los pecados, pero tampoco se desdeñaba enseñarlo para impresionar a las amistades.

¿Y el viaje de negocios?

No se excluían. Los franciscanos eran grandes viajeros medievales, porque su negocio era socializar en el mundo y convertir a las personas. Y, además de Marco Polo, entre los grandes viajeros de negocios hay un catalán.

¡Cómo no!

El dominico Jordanus (Jordano de Severac) viajó hasta China y formó parte de la colonia catalana que, como otras europeas, se fundaron entre los siglos XIII y XIV hasta India por misioneros cristianos y también para comerciar con especias, sedas y tejidos.

¿España envió muchos viajeros a Asia?

El diplomático castellano Ruy González de Clavijo llega hasta Samarcanda para forjar una alianza contra los otomanos. Y Bertrandon de la Broquière cuenta sus andanzas con el catalán Bernard Carm, a quien conocía de Brujas; esos comerciantes formaban triángulo con Barcelona y Constantinopla.

¿Tan globalizado estaba ya el planeta?

Había comunidades catalanas en Génova y Venecia y venecianas y genovesas en Catalunya. El mundo ya estaba muy conectado.

¿Aún siendo plano?

En el medievo ya sabían que la Tierra era redonda. Lo que no sabían era cómo circundarla y por eso comienzo mi libro con el globo terráqueo de Behaim en Nuremberg... ¡1491!

¡Un año antes del descubrimiento!

Porque Colón ya sabía que la Tierra era redonda, pero desconocía su diámetro. Y en su planeta solo había tres continentes: Europa, Asia y África. Hoy es un gran viaje precisamente pensar el mundo como Colón.

¿Nuestro error al pensar en lo medieval?

Creemos que no había diplomacia y leyes y negocios y rutas tan globales como hoy.

¿Las había incluso mejores que hoy?

Prefiero vivir hoy que en el medievo, pero vivo en el Reino Unido, que es en gran parte medieval como el rey, la ley y mi universidad, Cambridge. Por eso, el viaje por el medievo me resulta tan a menudo familiar. Y es que cinco siglos no son nada.

¿Un viaje medieval para hacer hoy?

Jerusalén, Venecia, Estambul, que fue Constantinopla, la capital del mundo.

¿Y alguna que nadie conozca?

Ani, al este de Turquía, fue gran capital en la ruta de la seda. Y no queda nada. O piense en Gaza cuando en vez de la gran mezquita que fue destruida el año pasado había una catedral católica. El mundo siempre ha estado más conectado de lo que creemos.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...