Hoy, concierto en Paral·lel 62
Actúa hoy en Barcelona (sala Paral·lel 62, 21h), concierto para bailar y subir el ánimo a golpe de ritmo y alegría. Su música es un bálsamo festivo y marchoso que compartir gozosamente. Le da a la guitarra y al bombo desde hace más de treinta años: ama la música y “en mi hambre mando yo”, me dice. Nacido Jairo Perera Viedma, de familia andaluza inmigrante en Catalunya, es la rumba catalana su aire desde chaval. Crea canciones de fiesta y plaza, éxitos propios aderezados con versiones gloriosas como Sin documentos o perlas como Qué mala suerte. Generoso, me subraya su admiración por Dani Martín, Antonio Orozco, Manuel Carrasco..., “¡tremendas personacas coherentes!”, sin gota de envidia. Entiendo que la amistad le empape y sus muchos amigos sean su mejor corona.
¿Mueve aire?
Lo hacemos los músicos, movemos aire. La música, arte inmaterial, crea emociones desde la nada.
Es bonito.
Y duro: trenes, aviones, furgonetas, carreteras, yendo de un sitio a otro para tocar.
Toda moneda tiene dos caras.
Aconsejo esto a todo joven músico para sobrevivir: “Aprende a hacer algo más que tocar y crea tu ecosistema propio”.
¿Lo ha creado usted?
Sí, he aprendido a hacer de todo antes y después del escenario con el mismo grupo de personas de hace veinte años.
¿Cigarra... pero también hormiga?
Ese cuento me aterrorizaba, de niño. ¿Por qué la cigarra tenía que acabar mal?
Siendo tan alegre...
Gran crueldad. Por eso he respetado siempre tanto a mis mayores músicos. Peret. Ramonet. Los Amaya. El Tio Palò. Los Patriarcas. ¡Cultura catalana! Y Raimundo Amador. Y Kiko Veneno. ¡Y Santiago Auserón! Que le falta un homenaje.
¿Cómo empezó usted?
Admirando a Peret y Gato Pérez. Quise una guitarra, pero mi madre cosía para criarnos y no pudo. En la fería nos levantaba el índice a mi hermano y a mí: “Una”. Solo podíamos subir a una atracción.
¿Qué aprendió de su madre?
¡La alegría! Ella me enseñó hasta a afeitarme. Es aún mi mejor amiga.
¿Qué canción fue la primera que le gustó?
Una lágrima de Peret. Y veía La bola de cristal . Y me atraía la actitud de Loquillo. Y los Stray Cats. Empecé en el grupo de teatro callejero Trimelón de Naranjas.
¿Haciendo qué?
De todo, y cantar, y me llamaban “Muchachito”, mi personaje. Y entró un bombo, que tocaba con el pie. Acompasaba así el ritmo de las caóticas palmas de la gente.
Muchachito Bombo... ¿y lo de Infierno?
¡Por rebeldía! En el 2001 me independicé en garitos de madrugada con mis músicos: guitarra, caja, timbales, bajo, batería y bombo. Yo no le hago la rosca a nadie.
Entendido.
Aquel bombo circula hoy por pueblos de Huesca: nada peor que un cacharro parado, que no se te quede cuerpo de poltrona.
¿Cuál fue su primera canción propia?
Una para mi madre, para animarla a salir un poco de casa.
¿Qué decía su familia?
No entendían bien mi mundillo. Mi abuela Juana, viuda (le fusilaron a su marido en la guerra, en Jaén), vivió luego en una chabo- la de Montjuïc, con su hija, mi madre... He sido yo el primero de toda mi estirpe en poder comprarse un piso. ¡Esto nunca se me olvida!
Como artista compositor, me dicen que una canción suya ha sido muy plagiada.
Se titula Siempre que quiera y su estribillo es “Ojalá no te hubiera conocí’o nunca...”.
¡Ah, claro!, la he oído...
Pues resulta que en siete países la han plagiado, llegando a disco de oro... Mira que es ñoña. Si una canción me gusta, la versiono como homenaje... ¡pero no la plagio! Como La quiero a morir , de Francis Cabrel: la canto a mi manera, y ojalá la hubiese escrito yo, pero no. Mi gran suerte es que no debo un céntimo a nadie.
¿Sigue tocando lo de “Ojalá no te hubiera...” en los conciertos?
Yo no la tocaría y nunca la ensayo, ya está ensayada, pero siempre me la piden y me gusta ver a la gente contenta... La toco.
Muchachito, ¿qué es el arte?
¡El teléfono del pueblo! Tengo un colega que no hace nada... ¡y con qué arte! ¡No sabes tú el arte que tiene el tío!
Póngame un ejemplo.
Entra en una tienda con gente y saluda “hola” y nadie se gira. Y luego va y dice: “mierda”... ¡y se giran varios! Entonces les suelta lo de “cada uno ha escogido”.
Ja, ja.
O aquel al que si le preguntaban “¿cuántos años tú a mí me echas?”, respondía: “Yo a ti, ¡cadena perpetua!”. Mi arte es cantar, la alegría: veo a la gente sonreír ¡y soy feliz!
Le veo contento.
¡Tocar es lo mejor del mundo! Estoy unido a mi guitarra desde los 13 años, que tuve la primera. Fui reciclándola... y se la he regalado a Andreu Buenafuente.
¿Y eso por qué?
Porque Andreu siempre ha ayudado a los músicos en televisión. Vi que tenía la guitarra de Santana y... ¡que tenga la mía!
¿A qué músicos escucha Muchachito?
Jonathan Ritchard. Richard Hawley: escucho Ocean al final del día y... ¡pelos de punta! De ambos soy hoy muy amigo.
El resumen de su vida sería...
Soy un animal social y lo primero son las personas, y amo la música. Solo soy una cigarra que rascó la espina que salió de una sardina que su raspa a mí me entregó.
