Yoon Hong Gyun,doctor en psiquiatría, y superventas en Corea:

“Todos merecemos querernos, aunque no sepamos cómo”

Tengo 49. Nací y vivo en Corea, donde tengo mi clínica. Casado, dos hijas. Valoro mucho la vida, el amor y el compartir. Lo que me interesa es salvar a la comunidad, protegerla, sea un país o a nivel mundial. Me importa más tener valores propios que la vida política en sí. Soy católico y acudo a misa. (Foto: LV.)

¿Qué significa su nombre?

Mis padres deseaban que fuera una persona sabia, así que me bautizaron como Tomás de Aquino. Yo lo intento.

¿Y cómo le sienta eso a su autoestima?

La autoestima condiciona todas nuestras decisiones, desde el trabajo que aceptas hasta la pareja que eliges. Cuando es frágil, la vida avanza con el freno de mano puesto. Cuando es sólida, todo fluye con más naturalidad.

Cuesta mucho quererse sin condiciones.

Vivimos en una sociedad que premia el rendimiento, no el ser. Se nos enseña a ser competitivos, pero no a premiarnos. Nos volvemos exigentes, olvidando que también merecemos reconocimiento por intentarlo.

¿Qué hábitos erosionan la autoestima?

Compararse, autocriticarse sin compasión, vivir para cumplir expectativas ajenas, reprimir emociones. Aprendemos a cumplir, pero no a comprendernos.

¿Qué sustenta una autoestima sana?

Competencia: sentirnos útiles. Autonomía: tomar nuestras propias decisiones. Seguridad: tener una base emocional firme.

¿La soledad la debilita?

Depende de si es elegida o impuesta. Muchas personas sienten una necesidad de afecto insaciable y, al no verse acompañadas, se cuestionan su propio valor.

¿Qué nos ocurre entonces?

Nos preguntamos: “¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Será culpa mía? ¿No valgo nada?”. Es el inicio de un ciclo peligroso.

¿Cómo se rompe ese ciclo?

Dejando de buscar culpables y cambiando la pregunta: en vez de “¿por qué me pasa esto?”, “¿para qué?”. Esa pregunta abre una puerta. Te da dirección. Yo insisto mucho en una palabra: adelante.

¿Adelante?

Significa no quedarse atrapado en la queja ni en el pasado. “Adelante” es avanzar con lo que hay, con tus heridas y tus aprendizajes. Es mirar al futuro sin miedo.

Hay quien tiene éxito pero se odia.

Muchos más de lo que pensamos. Personas con poder y reconocimiento llegan a sentirse vacías. Alcanzaron la meta, pero se olvidaron de cuidarse en el camino.

¿La autoestima fluctúa con la edad?

Como una planta, si no la riegas, se marchita. Necesita cuidado constante. Preguntarse: ¿me estoy tratando bien? ¿Estoy pidiendo demasiado de mí? Tener interés por uno mismo es esencial.

¿Y cómo se cultiva ese interés?

Mimándose, con ternura hacia uno mismo. Con detalles, con tiempo. Y conociéndose, no puedes querer lo que no conoces.

¿Qué hay que hacer para recuperar la autoestima?

Dejar de proyectar. Cuando nos sentimos incómodos con nosotros mismos, culpamos a los demás. La crítica constante hacia afuera es una forma inmadura de defendernos de lo que no queremos ver dentro. Y eso genera más conflicto. Aprende a mirar sin atacar.

¿Qué les dice a los pacientes que no se quieren?

Que no están solos. Yo estoy ahí. Les enseño que quererse es un proceso que se entrena. Les animo a escribir un diario que les ayude a reconocerse: “Hoy no lo he hecho mal”; es una forma de autoabrazo. No estamos acostumbrados a tratarnos con amabilidad. Pero podemos aprender.

¿Qué más les recomienda?

Dormir. Caminar. Ver películas que les inspiren. No juzgarse por sentir emociones incómodas como la rabia; comprenderse y expresar las emociones: pintar, cantar, escribir.

¿Qué le dice a quien no se soporta?

Que ese rechazo viene de memorias no digeridas. Hay que analizar ese sentimiento. Comprenderlo. Y aprender a tener empatía con uno mismo.

¿Cómo afecta la falta de autoestima a la relación de pareja?

Si no estás seguro de tu valor, dudas de tu pareja. Y cuando hay conflicto constante, aunque luego haya reconciliación, el cuerpo y el cerebro no olvidan.

¿Cómo se toman buenas decisiones?

Equilibrando razón y emoción. Hay que escucharse entero: mente y corazón.

¿Cuáles son las emociones más peligrosas para la autoestima?

La vergüenza, que te hace hipersensible a la opinión ajena; y el desprecio que puede llevarte a la autoanulación.

¿Qué pensamientos nos sabotean?

El “no valgo”, el “siempre me pasa lo mismo”. Nos aferramos a información negativa y la convertimos en profecía.

¿Cómo reforzar la autoestima?

Bajando las expectativas y aceptando que no todo saldrá como imaginamos. Quererse es seguir adelante, incluso cuando las cosas no salen perfectas.

¿Y qué le diría a quién arrastra baja autoestima desde la infancia?

No fue tu culpa. Suelta ese peso. Todos merecemos querernos, aunque no sepamos cómo.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...