Isabel Sarrà,niña de Sabadell exiliada en 1939:

“Ya en Chile, mi padre solo nos hablaba en catalán en casa”

Cumplí 90 años el pasado 4 de noviembre. Nací en Sabadell. Vivo en Santiago de Chile desde los cuatro años. Trabajé en una tienda de muebles. ¿Política? De izquierdas, por hija de catalanista republicano, de ERC. ¿Creencias? Mi conciencia es mi religión. Cada día camino una horita. (Foto: Nacho Vera)

¿De visita, doña Isabel?

Sí, unas semanas aquí en Sabadell, mi ciudad natal. Nací en la calle Coromines, 75.

¿Hace mucho que se fue?

En enero de 1939: pronto hará 86 años.

¿Qué edad tenía?

Cuatro añitos.

¿Con quién se marchó?

Con mi madre. A Barcelona, primero, mientras mi padre partía a Francia.

¿No se fueron juntos?

La vida de mi padre corría peligro aquí. Mi madre se fue a Barcelona, conmigo, a recoger a mi hermano mayor, de 18 años, que estaba allí esos días.

¿Por qué corría peligro su padre?

Llegaban los franquistas y él fue militante de ERC (de 1934 a 1938) y concejal de Cultura del Ayuntamiento de Sabadell, republicano izquierdista activo culturalmente.

¿Y adónde se fue en 1939?

A Argelers, campo de concentración en una playa del sur de Francia. ¡Acabo de visitar ese lugar durante este viaje!

¿Y qué ha sentido?

Mucha pena. Encerraban allí a exiliados republicanos, separaban familias: en la arena, sin abrigo ni comida, con agua infectada, chinches y piojos... Morían.

¿Cómo salió de Argelers su padre?

Se escapó rápido.

¿Para ir adónde?

A Mazamet, cerca de Castres, camino de París: allí vivía un conocido de Sabadell.

¡Bendita mafia sabadellense!

Acordaron acogerse allí. Y mi padre regresó a Argelers.

¿Perdón? ¿Y eso?

Para sacar a un amigo fraterno que había quedado dentro del campo. Mi padre no se hubiese perdonado abandonarle. Huyeron. Caminaron de noche y les ayudó Jean Molins, de la resistencia francesa... Llegaron a Mazamet.

¡Valiente, su padre! Diga su nombre.

Salvador Sarrà i Serravinyals. Nació en 1902 en Sabadell y moriría en 1965 en Santiago de Chile, yo ya tenía 30 años.

¿Qué política cultural hizo su padre?

Fundó el Institut-Escola Manuel Barto­lomé Cossío de Sabadell. Fundó la Esco-
la d’Infermeres i Puericultura de Sabadell. Fundó el Institut Obrer, para formar a jóvenes sin recursos...

No está nada mal.

Le costó su futuro. Mi madre logró llegar hasta Mazamet conmigo y con mis hermanos, poco después. ¡No teníamos nada!

¿Qué hicieron luego, ya juntos?

Buscamos en París la ayuda del SERE (Servicio de Evacuación de Republicanos Españoles): nos pagaron pasajes en un buque que zarpó de La Rochelle, cruzando el Atlántico, rumbo a Buenos Aires.

¿Recuerda algo de aquel viaje?

Era noviembre de 1939 y temíamos ser torpedeados por un submarino alemán: el capitán pilotaba en zigzagy desembarcamos sanos y salvos.

¿Se quedaron en Argentina?

Mi padre prefirió ir a Chile: al ser un país menos desarollado, consideró que ofrecía más oportunidades.

¿Se arrepintió?

Le fue muy bien: asesoró a unos vinateros, los animó a exportar... y prosperaron. Y hoy Chile es la cuarta potencia del mundo exportadora de vinos.

¿Cómo era su padre, personalmente?

Muy cariñoso. Muy inteligente: escribía a máquina directamente sin corregir. Y muy sentimental: añoraba muchísimo su Catalunya, íbamos al Centre Català...

¿Se juntaban allí los catalanes?

Al llegar en tren a Santiago oímos: “¿Algún catalán?” Los del Centre Català iban a los trenes a localizar catalanes...

¿Cómo le educó su padre?

En el colegio hablábamos en castellano, y en casa únicamente en catalán. Y nunca comíamos en casa comida chilena, mi madre nos cocinaba solo cocina catalana.

Habla usted un catalán perfecto.

¿Sí? Gracias. A mi padre se lo debo. Si en casa yo decía alguna palabra en castellano, él me decía: “No te entiendo”.

¿Tiene ahora con quien hablar catalán?

Ya no. Los catalanodescendientes aquí hablan ya solo castellano. Todos han perdido el catalán de padres, tíos y abuelos.

¿Qué diría su padre?

Se entristecería. Mi padre no renunció a su lengua materna ni en el fin del mundo.

¿Chilenos y catalanes se parecen, o no?

Los catalanes somos más laboriosos.

¿Por qué no regresa usted a Sabadell?

Mi piso, mis cosas, mi día a día... están allí, en Santiago de Chile.

¿Cuál es el secreto de su longevidad?

Pasear cada día. Conozco mis calles. Aquí yo no pinto nada. Regreso mañana a Chile.

Si vuelve por aquí, avíseme.

¡Gracias! Volveré, claro que sí, y quedaremos para conversar.

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