Alauda Ruiz de Azúa,ha ganado la Concha de Oro en San Sebastián con ‘Los domingos’:

“Soy atea: me fascina que una chica hoy se haga monja de clausura”

Tengo 47 años: creía que la edad me daría respuestas y me ha dado más preguntas. De Barakaldo: aprendí qué es el localismo y la clase social. Tengo un hijo: la familia es una aventura apasionante. Soy atea, pero todos necesitamos creer en algo. Y en política, también, pero hoy nos lo ponen muy difícil. (Foto: Mané Espinosa)

¿Quién se hace monja de clausura hoy?

En nuestro mundo cada vez hay menos dogmas y más incertidumbres...

¿Y no le parecen saludables para estimular la curiosidad y así el conocimiento?

Yo no soy creyente, pero me fascina que se hagan monjas de clausura chicas como la de Los domingos . Yo recibí una educación laica porque mis padres habían tenido malas experiencias en colegios religiosos...

De todo hay en la viña del Señor.

...Por eso, mi motor fue la curiosidad y la fascinación por algo tan radical.

¿A cuántas monjas de clausura conoce?

Hace años pude ser testigo de cómo una persona de mi entorno ingresó en una orden religiosa.. Yo tenía 20 años y me llamó mucho la atención y esa curiosidad se quedó conmigo. Y hoy lo puedo contar.

¿Qué puede contar?

Me he dado cuenta investigando de que esa decisión de hacerse monja genera conflictos y rechazo en las familias, aunque sean tradicionales y creyentes.

¿No es difícil contar en imágenes el proceso interior de la decisión de ser monja?

Al investigar procesos de otras chicas vi que en sus relatos se repite cómo se siente cada una amada por Jesús: se siente plena.

¿No es lo que les dicen que deben sentir?

Para mucha gente resulta llamativa esa coincidencia, pero para mí es la manera en que ellas se cuentan y lo viven.

¿Tal vez haya una explicación psicológica para ese sentimiento a los 16, 17 años?

Pero, sí, hay que convivir con una mirada sobre esa decisión más terrenal o humanista. Lo que he intentado construir es la posibilidad para el espectador de que ser monja puede no ser una cuestión espiritual, sino de vulnerabilidad; de fragilidad de una familia, soledad; una chica que ha perdido a su madre y lo vive desde una situación espiritual o emocionalmente muy potente.

Pero ¿del duelo y el luto al convento de clausura? ¿No es una opción remota hoy?

¿Es malo que sea remoto? Puede que sea interesante entender eso, entender el viaje de alguien muy distinto de ti.

En la España de posguerra y escasez era más habitual meterse en un convento.

Quedan menos conventos, sí, pero ahora se da un fenómeno que, de repente, se da mucha vocación en chicas jóvenes, académicamente brillantes, con inquietudes de ir a la universidad y que a los 18 sienten que tienen esa llamada y entran en el convento.

¿Desengaño amoroso?

No es tan sencillo, pero hay una sensibilidad a que el mundo puede ser un sitio incierto, hostil… Y la seguridad del convento no es la felicidad exactamente, pero…

Ella no se va de misionera: se recluye.

Nosotros lo vemos como una renuncia, pero en su relato es lo contrario: una liberación. Es difícil de entender. Es seguridad próxima a la felicidad y la tranquilidad. Es estar bien, previsibilidad... Son unas líneas claras de lo que tiene que ser.

Su novicia es menor y necesita permiso paterno para serlo. ¿Y si esperara a los 18?

Esos procesos se suelen llevar en secreto y solo se comunican en el momento de ingresar y a menudo se genera un cisma familiar, porque los adultos aún creen que no pueden tomar esas decisión ellas solas.

¿Dónde y con quién investigó el proceso?

He hablado con mucha gente, pero por respeto no puedo contar todo lo que me dijeron chicas en proceso de discernimiento.

¿Qué le contaban esas chicas?

Quise escucharlas sin prejuicios y en la intimidad la gente te cuenta cosas. Y a veces sentía que había mucha necesidad de contar esas cosas, porque suelen ser procesos muy solitarios y generan mucho conflicto con la familia.

¿Ve pujantes a las órdenes religiosas?

No. Y, además, una cosa es la espiritualidad de una persona y otra es la institución religiosa y cómo opera en el mundo.

El País Vasco aparece como muy católico en su película.

Allí hay mucho practicante no creyente, pero internamente no tienen creencias muy arraigadas o no tienen ninguna. Se cultivan más en lo social. Lo sorprendente es que en otros países han visto la película y me envían relatos amorosos hacia Jesús. Esa respuesta tiene un punto como irreal.

¿Y el escarceo con un chico en la película?

Es amor terrenal versus amor divino.

¿Y luego al convento? ¿Qué ha pasado?

Al documentarme vi que también había otras chicas que sí renunciaban al convento porque se enamoraban de un chico.

¿Ese amor es maldición o bendición?

A los 17 años es difícil convencerlas intelectualmente de que tomen un camino u otro y se convencen con amor terrenal. Es emocionante la necesidad de afecto que todos tenemos y que se va diluyendo con los años, pero a los 17 está más viva que nunca.

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