La producción cerámica de El Argar revela una sociedad jerarquizada y conectada hace 4.000 años

Hallazgo histórico

La investigación apunta a una estructura política compleja detrás de la creación y circulación de vasijas en el sureste ibérico prehistórico

Copa cerámica, emblemática de la fase de auge de El Argar

Copa cerámica, emblemática de la fase de auge de El Argar

UAB

Lea este  artículo en catalán

Un nuevo estudio arqueológico demuestra que la cerámica característica de la cultura argárica no se elaboraba en cada asentamiento de manera independiente, sino en alfarerías especializadas situadas junto a depósitos concretos de arcilla en las sierras litorales del sudeste peninsular. Esta organización productiva indica la existencia de estructuras sociales complejas y centralizadas en la Edad del Bronce.

Investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona han analizado la composición y la circulación de materias primas utilizadas para fabricar las cerámicas argáricas, una cultura que ocupó el sudeste de la península ibérica entre 2200 y 1550 a.n.e. (antes de nuestra era). El trabajo, publicado en la revista Journal of Archaeological Science, contradice la idea tradicional de que cada comunidad producía su vajilla con recursos locales.

Existió una red de producción y distribución centralizada

El estudio demuestra que gran parte de la cerámica hallada en asentamientos políticos y administrativos como Tira del Lienzo o Ifre no fue elaborada allí, sino en talleres situados en zonas con arcillas específicas, especialmente en la sierra de Almenara (Lorca, Murcia). 

“La mayoría de las piezas estandarizadas, como copas y grandes tinajas, se fabricaron con una arcilla rojiza muy particular que solo se encuentra en estas sierras”, explica David Gómez, del Departamento de Geología de la UAB.

La estandarización y el origen común de las arcillas muestran una planificación más amplia de lo que se creía”

Carla GarridoInvestigadora predoctoral del Departamento de Prehistoria de la UAB

A partir de alrededor del año 1900 antes de nuestra era —es decir, hace unos 4.000 años— estas alfarerías se consolidaron como centros especializados que abastecían a otros poblados. Esto indica la existencia de una gestión centralizada de los recursos, un control del conocimiento técnico y redes bien organizadas para la distribución de la cerámica.

Talleres especializados y planificación supralocal

Los investigadores analizaron más de 140 depósitos de arcilla a lo largo de 5.200 km² y compararon su composición con las cerámicas recuperadas en cuatro asentamientos argáricos principales. Los resultados revelan una homogeneidad tecnológica y composicional difícil de explicar sin coordinación.

“La producción cerámica estaba planificada y supervisada más allá del ámbito doméstico”, señala Roberto Risch, coordinador del estudio. “Esto apunta a una organización supralocal y jerarquizada del trabajo y los recursos”, añade.

Nuestros resultados evidencian una coordinación territorial en la producción y distribución de la cerámica”

Roberto RischInvestigador del Departamento de Prehistoria de la UAB

Los asentamientos alfareros identificados, situados en llanuras y no en las cimas fortificadas típicas de El Argar, se especializaron en grandes recipientes y copas estandarizadas, reforzando su papel dentro de una economía de alcance regional.

Siendo uno de los rasgos de El Argar la uniformidad tipológica de su cerámica: apenas ocho formas durante seis siglos. Hasta ahora, esto se interpretaba como resultado de prácticas sociales compartidas. El estudio añade una nueva capa: esa uniformidad también expresa control político y económico.

“La cerámica no es solo un objeto de uso cotidiano. Es una herramienta para rastrear la organización territorial, el control de recursos y la cohesión ideológica del sistema argárico”, concluye Carla Garrido, investigadora predoctoral del Departamento de Prehistoria y primera autora del trabajo.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...