Lo que debía ser uno de los momentos más espectaculares del Festival Aéreo de Gijón estuvo a punto de convertirse en tragedia. Un caza militar, en plena maniobra de exhibición sobre la bahía de San Lorenzo, protagonizó un momento de máxima tensión al perder brevemente el control durante un giro a baja altura. El avión logró estabilizarse a escasos segundos del impacto, ante la mirada atónita de los miles de asistentes que abarrotaban la playa y el Muro.

Susto en el cielo de Gijón: un caza roza el accidente en pleno Festival Aéreo
La aeronave, una de las 25 que participaron en esta decimonovena edición del festival, ejecutaba una pasada de alta velocidad cuando, en pleno viraje, pareció desestabilizarse. El caza descendió más de lo previsto, generando un estruendo aún mayor de lo habitual y un silencio repentino entre la multitud. Rápidamente, el piloto corrigió el rumbo y recuperó altitud, lo que evitó consecuencias mayores. “Fue un segundo, pero parecía que se nos venía encima”, comentaba aún impresionada una espectadora.
Desde la organización no se emitió ningún aviso oficial, pero fuentes cercanas al operativo confirmaron que se trató de un “incidente menor” sin consecuencias para el piloto ni para la aeronave, aunque sí generó un fuerte impacto emocional entre los asistentes. La megafonía del evento, que hasta ese momento retransmitía con entusiasmo cada maniobra, se quedó momentáneamente en silencio.
El episodio eclipsó por unos minutos el resto de exhibiciones, que continuaron con normalidad tras el susto. El helicóptero AS365 “Dauphin” de la Guardia Civil volvió a surcar la bahía a baja altura, y el CN-235 realizó su habitual demostración de capacidades tácticas. También destacó la PAPEA, la Patrulla Acrobática de Paracaidismo del Ejército del Aire y del Espacio, con saltos que incluyeron banderas de España y de Gijón, además de la presencia de Elisabeth Hernández, conocida como la “mujer pájaro”.
Pese al incidente, la alcaldesa Carmen Moriyón valoró positivamente la jornada y calificó el festival como “un espectáculo incomparable”. Aun así, el sobresalto provocado por el caza marcó la edición de este año, recordando que el poderío aéreo también conlleva riesgos. Fue solo un segundo de descontrol, pero suficiente para hacer contener la respiración a las 300.000 personas que miraban al cielo.