La Andalucía del sol y playa no es para todos: más de 700.000 niños andaluces no pueden irse de vacaciones

Pobreza infantil

El 45,6%  de los hogares andaluces con hijos no puede permitirse ni una semana de vacaciones

Un problema enquistado en la región, donde tener un empleo no garantiza el alejarse del umbral de la pobreza

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Imagen de varios niños en el comedor durante unos de los campamentos organizados por Save the Children en Sevilla

. / EFE

La Andalucía de sol y playa, la de las visitas culturales y el tiempo de desconexión y de ocio, representa una realidad muy lejana para la mitad de las familias andaluzas con hijos. Según ha publicado Save the Children en un informe, el 45.6% de los hogares con estas características no pueden permitirse salir de vacaciones, lo que se traduce en que 704.042 niños y niñas no tienen la opción de ‘cambiar de aires’. Y el problema, señala la organización, es que estos pequeños se ven privados del descanso, del ocio y de oportunidades fundamentales para su desarrollo, como es el estar en contacto con la naturaleza.

La región del sur sigue teniendo la tasa más alta de este indicador en el país, superando el 35% de la media nacional, lo que pone de manifiesto una pobreza enquistada en la zona que afecta directamente a la calidad de vida de los niños y niñas. A esto, hay que añadirle el “auténtico tetris”, tal y como lo ha definido Javier Cuenca, director de Save the Children en Andalucía, que los padres y las madres de estas criaturas deben hacer para intentar conciliar vida personal con vida laboral durante el periodo estival.

“Las vacaciones no son un lujo, sino un derecho”, insiste la entidad, que pone de manifiesto que ayudan al desarrollo emocional, social y cognitivo de los menores. Pero el coste de las actividades estivales puede superar el 20% del gasto anual en crianza, una cifra inasumible para muchas familias andaluzas en riesgo de exclusión, familias que no se pueden permitir este “lujo” pese a que los dos progenitores estén trabajando.

Casi uno de cada diez niños andaluces no come carne o pescado cada dos días.

Mientras en el resto de España la pobreza infantil se redujo en 2024 (del 26,5% al 25,8%), en Andalucía aumentó 3,8 puntos en solo un año, afectando a 60.000 menores más. Hoy, el 46,8% de los niños y adolescentes andaluces está en riesgo de pobreza o exclusión social, 13 puntos por encima de la media nacional, según datos extraídos de la Encuesta de Condiciones de Vida y del Instituto Nacional de Estadística (2023-2024).

De entre el mar de datos escalofriantes que retrata esta realidad, destaca uno: el 8,9% de los niños andaluces no puede comer carne o pescado cada dos días, según la ECV. En verano, cuando cierran los comedores escolares, esta situación se agrava. Los campamentos de verano, organizados tanto por administraciones locales como por ONGs, intentan paliar este déficit asegurando una comida saludable al día. 

Save the Children, por ejemplo, da cobertura a casi 250 niños durante los meses de verano para los que organizan actividades (excursiones a la naturaleza, visitas culturales, talleres y refuerzo educativo) con el fin de que pueda disfrutar del verano. Como esta, hay otras iniciativas en muchos municipios que intentan ofrecer a los más pequeños una alternativa a quedare en casa, a menudo sin aire acondicionado para afrontar el calor.

Más “trabajadores pobres”. Tener empleo no garantiza tener una vida digna

La pobreza ya no es sinónimo de desempleo. Hoy en Andalucía, tener trabajo no garantiza una vida digna. El fenómeno de los “trabajadores pobres” afecta a casi tres millones de personas en España, muchas de ellas en esta comunidad autónoma, donde la precariedad laboral, los sueldos bajos y el empleo temporal son la norma, tal y como señala Save the Children en el Informe sobre pobreza infantil y condiciones de vida en Andalucía, 2025.

La renta media por unidad de consumo en Andalucía es de solo 17.295 euros, frente a los 20.676 euros de media nacional. Esta brecha de más de 3.300 euros explica por qué las familias no llegan a fin de mes, ni siquiera trabajando.

La precariedad laboral, los salarios insuficientes y la falta de un sistema de protección social robusto son factores clave que impiden a estas familias alcanzar una vida digna. Un salario, por sí solo, no es suficiente para salir de la pobreza si no viene acompañado de condiciones laborales justas, acceso a una vivienda digna y un sistema de protección social robusto que les permita salir adelante. Los sectores más golpeados por esta precariedad laboral incluyen la agricultura y el trabajo de hogar.

Un reto colectivo

La realidad de la pobreza infantil en Andalucía es alarmante y se agrava. Pese a los esfuerzos por parte de la Junta y del Gobierno central, los expertos señalan que no se está atacando en las causas estructurales de la pobreza, tal y como apunta la Plataforma de Infancia, desde donde se sostiene que las medidas actuales no hacen frente a los bajos salarios, la precariedad laboral o el acceso limitado a la vivienda y a servicios esenciales. Por ello, se pide una revisión de los fondos y programas existentes para asegurar que no solo palían los síntomas, sino que también atacan las raíces de la pobreza estructural.

El derecho a una infancia plena, saludable y con oportunidades es un reto colectivo que exige un compromiso político y social renovado, una inversión estratégica y una voluntad inquebrantable para desmantelar las barreras que perpetúan la pobreza en el corazón de Andalucía. Solo así se podrá garantizar que el verano, y el resto del año, sea sinónimo de bienestar y desarrollo para todos los niños de la comunidad, defiende la entidad.

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