Sevilla llora a la menor de 14 años víctima de acoso escolar: “No se activó el protocolo, no le hicieron caso”

Concentración-homenaje

Sandra Peña, de 14 años, sufría bullying desde hacía más de un año. Su madre denunció los hechos en dos ocasiones y por escrito a la dirección del centro, que no activó ningún protocolo

Algunos padres del colegio que han asistido al acto apuntan a que podría no tratarse del primer caso de acoso que el centro no ha gestionado adecuadamente

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Un pequeño altar improvisado ante la vivienda de Sandra, la joven que se suicidó el pasado martes en Sevilla víctima de acoso escolar. 

Jose Manuel Vidal / EFE

Dolor, consternación e indignación se han mezclado este viernes entre los vecinos, familiares y compañeros que se han concentraron ante la vivienda de la niña de 14 años que, el pasado martes, se quitó la vida tras sufrir acoso escolar en el colegio Irlandesas Loreto de Sevilla. Flores, velas, abrazos entre quienes no daban crédito al dramático suceso. El homenaje, que ha tenido lugar en la calle Rafael Laffón, no solo buscaba recordar a la joven Sandra Peña, sino también como vía para alzar la voz contra la violencia silenciosa que sufría la chica desde hacía más de un año.

Los asistentes se han reunido en torno a un altar improvisado con flores que ha contado con la presencia de la madre de la víctima, vestida con la camiseta del equipo de fútbol donde jugaba su hija (el Hollyball) y el resto de su familia. Entre aplausos y gritos de “justicia”, varios vecinos y padres de alumnos del colegio, un centro privado concertado del barrio, han denunciado otros posibles casos de acoso en las mismas instalaciones, así como han reprochado con dolor e impotencia la falta de actuación por parte de la dirección del colegio.

La madre había denunciado dos veces sobre este acoso al a dirección del centro

Según el testimonio del tío de la menor, la madre había presentado dos denuncias por escrito al centro, acompañadas de informes psicológicos, advirtiendo de que su hija estaba siendo acosada por tres compañeras. “No se activó ningún protocolo. La única medida que se tomó, a petición de mi hermana, fue que no compartieran aula este curso, pero el acoso continuó en los pasillos y el recreo”, lamentó Isaac Villar.

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Isaac Villar, tío materno de Sandra, la joven que se suicidó el pasado martes en Sevilla, se dirige a medios de comunicación este viernes. 

Jose Manuel Vidal / EFE

Tras la tragedia, la Junta de Andalucía ha remitido el caso a la Fiscalía y ha abierto un expediente administrativo al detectar, tras una inspección, que el colegio no activó ni el protocolo de acoso ni el de conductas autolíticas, tal y como exige la normativa. Fue el curso pasado cuando la madre dio la primera alerta del sufrimiento de su hija a la dirección del centro y no se hizo nada para protegerla, según explican los allegados de Sandra.

Recordemos que este tipo de violencia, en un ámbito estatal, afectó en 2024 a más de 1.196 chicos en edad escolar, según datos extraídos de la Fiscalía General de Estado, una lacra que afecta a la salud mental de los menores y que detectarla se antoja complicado en muchos de los casos para los padres. Una de cada tres víctimas no cuenta lo que le está ocurriendo.

Analizan el teléfono de Sandra

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Pintadas en el colegio Las Irlandesas en Sevilla en el que estudiaba Sandra. 

Jose Manuel Vidal / EFE

El suceso ocurrió el pasado martes, cuando la joven, tras regresar de clase, subió a la azotea del edificio y se arrojó al vacío. La Policía Nacional ha abierto una investigación y analiza el teléfono móvil de la menor para determinar si también fue víctima de acoso a través de las redes sociales.

El Defensor del Pueblo Andaluz, Jesús Maeztu, ha anunciado una investigación de oficio para esclarecer por qué no se activó el protocolo pese a las reiteradas denuncias. “Alarma que se haya avisado dos o tres veces y no se haya hecho nada”, ha declarado.

Mientras tanto, los muros del colegio aparecieron este viernes cubiertos de pintadas con mensajes como “Justicia”, “Culpables” o “No queremos que se olvide”, reflejo de la indignación y el dolor de una comunidad que exige responsabilidades.

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