Tras 20 años de obras, siete gobiernos y nueve ministros de Fomento desde que se colocó la primera piedra, la autovía A-22 entre Huesca y Lleida ya es una realidad para sus vecinos después de que el ministro de Transportes, Oscar Puente, haya inaugurado este miércoles los últimos 12,8 kilómetros pendientes de abrir entre Huesca capital y Siétamo.
“Hoy cerramos un capítulo que ha permanecido abierto demasiado tiempo”, ha asegurado en el acto Puente, para quien la apertura completa de esta vía supone la “gran alternativa” al valle del Ebro. “Navarra, País Vasco, Aragón y Catalunya quedan conectadas por una infraestructura moderna, segura y eficiente”, ha añadido.
El tramo inaugurado hoy conecta con las vías rápidas hacia el Pirineo y el norte de España (A-23 y A-21) y hacia Zaragoza y el Mediterráneo (A-23). Sus obras fueron adjudicadas en 2018 con vistas a completarse en 2021, pero finalmente han durado siete años por diversos problemas –“legítimamente criticados, pero cuyas razones técnicas se pueden explicar”, ha dicho el ministro- y han supuesto una inversión total de 61,5 millones de euros (más IVA), un 30% más que el precio inicial (46,7 millones).
Con su finalización se logra salvar uno de los tramos más peligrosos de la antigua N-240, donde los responsables de tráfico pusieron hasta tres radares con el fin de regular la velocidad y evitar accidentes. Además, su apertura facilita el trasiego de vehículos hacia Catalunya, con la que la provincia de Huesca guarda estrechos lazos económicos y comerciales, y mejora la competitividad de polígonos industriales como los de Barbastro, Monzón o Binéfar, además de reducir el tiempo de viaje para vecinos y minimizar sus riesgos.
Infraestructuras
El tramo permite conectar con mayor rapidez y seguridad a Huesca con Catalunya, con la que le unen estrechas relaciones económicas y comerciales
Se pone así punto y final a unas obras que se han alargado en exceso para un corredor total de 110 kilómetros. La Dirección General de Carreteras del Ministerio de Fomento aprobó en noviembre de 1999 el estudio informativo de la A-22 con una inversión estimada de 336,5 millones de euros para iniciar los trabajos en 2003 y concluirlos en 2009, siempre y cuando los Presupuestos Generales del Estado asignaran las partidas económicas necesarias.
Pero las expectativas no se han cumplido. Al final la factura total de la A-22 asciende a unos 423 millones de euros, un 25% más de lo estimado inicialmente, mientras que los tiempos se han alargado en exceso, sobre todo por el tramo final de acceso a Huesca, que ha acumulado recursos judiciales, complicaciones medioambientales, conflictos en las expropiaciones y varias polémicas, con colectivos locales y ayuntamientos denunciando las demoras y exigiendo soluciones ante el goteo de accidentes que registraba la N-240.
La atribulada travesía de esta obra es ha visto reflejada en el acto de inauguración. Si con la presencia de Puente el Gobierno central busca reivindicar su esfuerzo inversor, la ausencia del presidente de Aragón, Jorge Azcón, la alcaldesa de Huesca, Lorena Orduna, o el presidente de la Diputación de Huesca, Isaac Claver, todos del PP, han sido una muestra del malestar patente en la comunidad por un ritmo de ejecución tan lento. “No me molesta que no estén, pero sí que hago una reclamación en voz alta: que no me hablen luego de institucionalidad”, ha asegurado el ministro sobre su ausencia.
La ocasión también ha sido aprovechada por otros partidos de la comunidad como Chunta Aragonesista o el Partido Aragonés para reclamar más inversiones en Los tramos de autovías que siguen pendientes (A-21, A-23, A-68) o que se ponga fin a las continuas interrupciones del servicio de alta velocidad en Huesca.
En este sentido, Puente ha comunicado que antes de final de año saldrá la licitación de la variante de Jaca y que la A-21 avanza hacia su culminación con la redacción del proyecto del tramo Puente la Reina-Fago, que se formalizará próximamente.

