Dos entidades animalistas, Satya Animal y ARDE, han denunciado con imágenes la situación de una granja avícola en Mallorca donde las gallinas conviven con ratas y con cadáveres de otros animales en una condiciones higiénicas y sanitarias muy deficientes, con excrementos por toda la zona. Greenpeace también se ha hecho eco de la denuncia en un comunicado en el que se califica la situación de “espeluznante”.
Junto a las instalaciones hay un inmenso vertedero de excrementos y Greenpeace cree que puede estar afectando a los acuíferos de Mallorca. En Llucmajor, el pueblo más cercano con registros, la concentración de nitratos está por encima de los 30 miligramos el litros y en algunos casos han alcanzado los 43 miligramos.
La empresa propietaria de esta granja pretendía construir una macrogranja para 750.000 gallinas ponedoras en Sineu (Mallorca) que hubiera sido la más contaminante de España en cuanto a emisiones de amoniaco, tal como denunció Greenpeace en su día, que finalmente se ha parado.
Inspectores de la Conselleria d'Agricultura y agentes del Seprona han hecho una primera inspección esta mañana y se esperan las conclusiones, aunque la empresa ya tiene abiertos varios expedientes porque tiene la obligación de reducir el número de gallinas de 130.000 a 40.000 porque no cumple la legislación vigente. Además, los huevos se vendía con la etiqueta de gallinas camperas cuando no lo son. La Fiscalía ordenó una investigación que se ha saldado sin sanciones.
El conseller d'Agricultura reconoce que nunca había visto algo así en la isla
Greenpeace denuncia al insalubridad en la que se producen los alimentos en algunas explotaciones. El conseller d'Agricultura de Baleares, Joan Simonet, ha descartado por ahora el cierre cautelar de la granja a la espera de tener las conclusiones de la investigación. “La administración tiene que actuar con pruebas, no con noticias en los medios de comunicación”, ha dicho el conseller. Ha reconocido que nunca había visto “imágenes como éstas en Mallorca”.
“En estos momentos no puede hablar de cerrar la granja”, ha dicho el conseller, porque además se crearía un problema con las gallinas vivas. Simonet ha señalado que ahora debe determinarse si el problema de la granja es una cuestión de salud pública o de bienestar animal. “No es lo mismo que los huevos estén en mal estado o es un tema de bienestar animal”, ha concluido.

