Barcelona recoge el fruto del rescate de su fondo marino

medio ambiente

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Uno de los peces que pueden hallarse en el litoral de la capital catalana

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Si allí abajo todo sigue como hasta ahora, en un futuro no muy lejano se podrán organizar inmersiones para visitar el jardín marino del arrecife artificial que crece en el litoral de la ciudad de Barcelona.

La semana pasada, esta periodista tuvo la suerte de sumergirse entre 15 y 20 metros en el fondo del mar a unos 500 metros escasos de la costa y contemplar la vida que en los últimos 17 años se ha multiplicado allí abajo.

El comienzo de esta historia de recuperación medioambiental se remonta al año 2003, cuando el entonces alcalde de Barcelona Joan Clos encargó a Sito Alarcón, que ya había dirigido con éxito la recuperación del río Besòs, que pensara en un proyecto para mejorar el agua del mar de la ciudad. Alarcón volvió a contar con Pep Hurtado y ambos técnicos diseñaron el mayor arrecife artificial de Europa. Un total de 362 bloques de hormigón sumergidos en cinco zonas frente al litoral y que en estos últimos años han transformado radicalmente el fondo del mar barcelonés.

Alarcón es ahora director del zoo de Barcelona y Hurtado, jefe del área estratégica de la empresa pública Barcelona de Serveis Municipals (BSM). Ambos tutelan desde sus distintas responsabilidades la evolución de la calidad de la vida que crece allí abajo. El jueves pasado, acompañados de dos instructores de la escuela de buceo Blaumar de Mataró y de cuatro periodistas, los dos técnicos comprobaron que se mantienen bien vivas las cerca de 300 especies que a día de hoy pueblan los monolitos de hormigón.

Las estructuras forman unas pirámides irregulares que dibujan en el fondo figuras que en ocasiones se asemejan a los pecios que hacen las delicias de los buceadores. Lástima, como reconocía Alarcón tras el buceo, que en su día nadie pensó en que los orificios de los bloques de hormigón podrían haber sido más amplios para que pudiera acceder un buceador. Los espacios son pequeños y mucho más acogedores para que aniden y críen langostas, ostras y un sinfín de variados nudibranquios que el director del zoo se encargó de observar con toda la calma con una lupa acuática que se bajó al fondo del mar.

El proyecto que ahora da resultados parte de una iniciativa del alcalde Clos en vísperas del Fòrum 2004

“Aquí mismo, delante de casa, tienes un parque natural acuático con más de 300 especies distintas que te encuentras en distintos rincones del litoral mediterráneo”, comenta orgulloso Alarcón, cual padrino y protector de todas aquellas criaturas submarinas. El buceo, si algún día se organiza, será bueno. Es necesario acceder con una embarcación, pero el viaje es rápido. Abundan los peces. Los bancos de castañuelas, los sargos y hasta un vistoso salmonete real se cruzaron en nuestro camino. En una de las cuevas artificiales reposaba inmóvil para pasar desapercibido un torpedo, una raya eléctrica. Todos los bloques de hormigón están recubiertos por algas y en algunos sobresalen con gran belleza las primeras gorgonias. No queda ni un centímetro de hormigón a la vista. Es una excursión llena de detalles para los amantes de los pequeños tesoros del fondo del mar. La teniente de alcalde socialista Laia Bonet remarcó ayer el trabajo realizado por el zoo en este ámbito y explicó que en los últimos diez años se han invertido 3,2 millones de euros en la preservación y conservación de especies.

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