Rabiosa e impotente. Así se sintió la joven Selene Soto el pasado 8 de enero cuando la avería simultánea de los tres ascensores de la estación de Renfe de Vilanova i la Geltrú le impidió asistir a un examen oficial del curso de acceso a la universidad para mayores de 25 años. Su ilusión es estudiar ciberseguridad. No consiguió encontrar a nadie que la ayudara. De hecho, asegura que “no me hicieron ni caso”. El próximo 23 de enero tendrá una nueva oportunidad para pasar el examen, aunque desde el día 8 no se ha sentido con fuerzas para volver a clase. Renfe ya ha reparado uno de los tres ascensores averiados. El director de Rodalies de Catalunya, Antonio Carmona, asegura que esta semana esperan poder reparar un segundo ascensor mientras anuncia que el tercero será sustituido completamente.
Selene, de 28 años, sufre autismo y un trastorno neurológico funcional (TNF) que le causa problemas motores para desenvolverse en la vida diaria. Desde el 8 de enero se muestra incapaz de hablar. Ha perdido la voz (la entrevista se realiza a través de una herramienta de accesibilidad, de voz en tiempo real, del Iphone). Nunca antes había estado tanto tiempo sin poder hablar. Suele desplazarse con dificultades, con la ayuda de una silla de ruedas manual, de andadores o bien de muletas. A causa de su enfermedad psiquiátrica a menudo sufre calambres y distonía, un trastorno del movimiento que hace que sus músculos se contraigan. Ello le impide andar. Se ha caído en más de una ocasión.
“Nadie me ayudó”, lamenta Selene; uno de los tres ascensores está ya reparado, según informa Renfe
Originaria de San Juan (Argentina) hace 18 años que reside en la capital del Garraf. Dice vivir un verdadero “calvario”. Prefiere desplazarse en tren a Barcelona que en autobús para evitar marearse y espera que su caso sirva para que la situación de accesibilidad en Renfe mejore, aunque mantiene serias dudas sobre ello. Habitualmente no encuentra la ayuda de los usuarios, que en muchos casos ni siquiera le ceden paso para poder cruzar los tornos de acceso a las estaciones.
“Esta situación de agravio es intolerable”
Tras el caso de Selene Soto, el alcalde de Vilanova, Juan Luis Ruiz, ha hecho llegar su “enésima queja” a la dirección de Rodalies de Catalunya. Dice que el mal funcionamiento de los ascensores “es reiterado”. Las carencias de accesibilidad son desde hace años una reclamación constante del Ayuntamiento, “pero no hay forma de que se resuelvan y generan importantes agravios”. El alcalde insiste en que “esta situación de agravio es intolerable” y reclama un servicio de mantenimiento para que los ascensores se reparen “el mismo día que se estropean”.
Selene lamenta que “la gente finge que no me ve”. De poco le sirve el carnet que lleva colgando del cuello informando que sufre autismo. También se queja de los pocos trenes y estaciones que son accesibles. Suele bajar en la estación de Sants de Barcelona, donde el problema la espera también en los ascensores del metro. Para minimizar la situación suele viajar siempre “con mucho tiempo de antelación”.
Selene asegura que se ha investigado muy poco sobre su enfermedad y su madre, Carina Videla, añade que hay pocos especialistas y “poca empatía” entre los profesionales que la han atendido. Pero Carina está convencida que acabarán encontrando “poco a poco” soluciones para mejorar el día a día de su hija, que pasa buena parte del día leyendo y escribiendo (incluso busca editor para sus obras). Tras la negativa de la Seguridad Social para proporcionarles una silla de ruedas eléctrica que alivie sus día a día, han decidido poner en marcha una campaña solidaria. “Lamentablemente no disponemos de fondos para comprar una”, afirma Carina.
Cambio de empresa responsable
La situación de Vilanova no es excepcional. Los problemas por falta de mantenimiento en los ascensores y las escaleras mecánicas se repiten en numerosas estaciones de la red de Rodalies. El malestar de los usuarios es compartido tanto por la Generalitat como por Renfe, muy descontentas con Schindler, la empresa responsable del servicio durante los últimos años. Confían en que esto cambie con la nueva empresa que asumirá el mantenimiento a partir del 1 de febrero, cuando el contrato cambiará de manos y pasará a hacerse cargo la alemana TK Elevator.
No pocas veces, cuando Selene está sola en casa, debe arrastrarse hasta el baño. “Por suerte”, dice su madre, residen en unos bajos, aunque matiza que “hay cosas en la vida que te superan”. Selene confía en que su situación contribuya para que las personas sean más conscientes de los problemas de movilidad de muchas personas que necesitan sillas de ruedas o andadores, y que la mejora de la accesibilidad “nos ayude a ser más independientes”.