Un estudio sugiere recuperar 17.000 hectáreas de cultivos contra incendios en el área de Barcelona
Medio ambiente
El CREAF concluye que un “cinturón agrícola” podría reducir en un 30% la conectividad del fuego
Bosques afectados por la sequía en la sierra de Collserola
El Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF) alerta de la necesidad de mantener espacios abiertos alrededor de la región metropolitana de Barcelona que actúen como una suerte de cinturón agrícola protector, en caso de que un incendio forestal amenace las zonas urbanas. Para ello el CREAF considera importante recuperar los cultivos y pastos que había a mediados del pasado siglo y que, poco a poco, han sido tomados por el bosque. En concreto, cifran en 17.000 las hectáreas que deberían recuperarse en el ámbito de Barcelona con el objetivo de reducir alrededor de un 30% la conectividad del fuego, indican los investigadores.
Los datos que manejan son el resultado de los trabajos del proyecto Horizon Europe WildE. Rodrigo Balaguer Romano, investigador del CREAF y autor principal del estudio, indica que “cultivos y pastos son zonas de baja combustión” y que, por tanto, “reintroducirlos entre las masas forestales en ámbitos periurbanos es clave tanto para alejar el fuego de las personas como para ayudar en las tareas de extinción”. La conclusión a la que se ha llegado es que deben volver a cultivarse los mismos enclaves en los que, en los años 50 del siglo XX, predominaba la agricultura.
Un paisaje uniforme, con bosques y más bosques, facilita la propagación de las llamas, si esta homogeneidad se rompe intercalando espacios abiertos el fuego avanzará más lentamente.
La necesidad vital de recuperar los mosaicos agrícolas para restar virulencia y capacidad de destrucción a los fuegos es un mensaje que ya hace años repite el jefe del Grup d'Actuacions Forestal (GRAF) de los Bombers de la Generalitat, Marc Castellnou. Pero la crisis del campo no facilita esta estrategia, al contrario. En sus comparecencias públicas Castellnou ha manifestado que la respuesta ante el riesgo de fuegos devastadores no pasa por invertir en más recursos de extinción, en tener más hidroaviones, lo más eficaz es gestionar bien el territorio para evitar que las llamas lo devoren. Y eso pasa por valorizar el papel de payeses y ganaderos, además de incrementar la gestión forestal. El abandono del campo ha supuesto la desaparición de cortafuegos naturales alimentando bosques más densos y continuos; el reto ahora es recuperar esos espacios abiertos.