Una nueva temporada de Lo de Évole (La Sexta, domingos, 21.25h.) Empieza hoy, con una entrevista a Juan y Medio, popular presentador de La tarde, aquí y ahora (Canal Sur), que algún periodista con firma calificó como “programa de viejos verdes y viudas calientes”. Y no es nada de eso: es un programa sobre la soledad de nuestros ancianos.
He visto por adelantado esta entrega de Lo de Évole y me he reído, he reflexionado y me he emocionado. Jordi Évole es un periodista de tomo y lomo –se le ponga por delante Josu Ternera o Juan Cotino, Esperanza Aguirre o Estopa–, y cuándo Évole pregunta, pasan cosas: vibran fibras, algo se remueve, se levanta polvo y logra que te conmociones o te conmuevas.
“Programa de viejos verdes y viudas calientes”, dijo alguien del programa de Juan y Medio: ¡nada de eso!
¿Qué ha hecho ahora con Juan y Medio? Intentar entender por qué este presentador alto y con bigote es una estrella en Andalucía, un ídolo popular al que miles de septuagenarios, octogenarios y nonagenarios aman, respetan e idolatran. Y le agradecen que les escuche. Porque Juan y Medio escucha a los viejos y sonda su soledad, bromea y les ayuda a esperanzarse. Y Medio ha aprendido de los viejos, ha bebido de su sabiduría y se ha convertido en Séneca.
Juan y Medio quizá sea la única persona en las televisiones de España que de verdad ama, respeta y escucha a la gente mayor. Ha denunciado ante Évole cómo utilizamos a nuestros mayores para nuestros intereses (recoger a los niños de la escuela, por ejemplo) mientras les negamos la libertad y soberanía para emparejarse, enamorarse y dormir en compañía... ¡no vaya a ser que haya que repartir luego con un intruso los bienes heredables de mamá, papá, de la abuela..! Entre todos, estamos dando a nuestros viejos buenas dosis de crueldad, aliñadas con sistemáticas desatenciones y algunas burlas.
Esta conversación entre Y Medio y Évole obsequia, además, una sorpresa que se activa al principio, hasta casi el final, y que aquí no voy a desvelar. Pero sí quiero señalar lo deliciosa que es la guinda de este programa: consiste en una casi silenciosa escena nocturna, muy sencilla, consuetudinaria, hermosa y sobria: ese hombretón que es Juan y Medio cena junto a su madre en una mesita de su casa, sin contarse grandes cosas, pero con un pan sobre el mantel que está amasado con la más suculenta y nutritiva de las harinas integrales: la compañía. – @amelanovela