Al alcalde Jaume Collboni le habría encantado sacar adelante su propuesta de presupuestos del Ayuntamiento, y de esta manera ofrecer una imagen de veras contundente de normalidad, autonomía y capacidad de maniobra. Y no de acuciante soledad. En el 2024 ya tuvo que recurrir a una cuestión de confianza. Pero las tiranteces con sus antiguos socios de gobierno de BComú lo impidieron en el último momento y obligaron al ejecutivo de los socialistas a prorrogar las cuentas del año pasado.
Afortunadamente para él, las diferencias políticas no frenaron unas pocas semanas atrás la aprobación de las ordenanzas fiscales municipales, que sí que preveían un considerable aumento de la recaudación, así que al menos en este sentido los ingresos del Consistorio no se verán mermados. Este extremo es fundamental en este ejercicio de ingeniería contable.
El gobierno de los socialistas asegura que esta situación no hace peligrar ningún proyecto
Además, en tanto que la propuesta de presupuestos de los socialistas era más bien continuista, el propio gobierno municipal confía en que la ejecución de esta prórroga sea de las más sencillas de las realizadas los últimos años. El gobierno municipal también destaca que el fondo de contingencia presupuestado en el 2024 fue muy elevado, de más de 90 millones, gracias a las bonificaciones en el transporte público, y que este extremo también facilita la gestión de la prórroga.
La previsión de gasto de los socialistas para este año era únicamente de un 1,2% más que el efectuado el año pasado. A la postre, la diferencia es del 4,75% en tanto que el Consistorio no puede prorrogar las inversiones que ya quedaron finiquitadas. El gobierno municipal espera cubrir este desfase de 178 millones de euros con relativa comodidad, con sus propios fondos y también con aportaciones de otras administraciones, del Estado y de la Generalitat. El alcalde está convencido de que estas circunstancias no hacen peligrar ningún proyecto previsto.
Al menos así lo vino a decir este viernes Jordi Valls, teniente de alcalde de Economía y Hacienda. Porque desde que la política barcelonesa pasó a caracterizarse por la atomización de sus fuerzas políticas, mecanismos en principios excepcionales como la prórroga o la cuestión de confianza devinieron en procedimientos tremendamente corrientes. El teniente de alcalde Valls también confía en que los grupos de la oposición faciliten el desarrollo de esta prórroga, tal y como vino ocurriendo en las anteriores ocasiones. Además, en años anteriores, las prórrogas supusieron un esfuerzo mayor. En el 2013, la prórroga implicó modificaciones de crédito del 11,33% sobre las cuentas prorrogadas, y en el 2016, del 16,33%. Este porcentaje, este año, cae al 3,84% y a 142,7 millones de euros en cifras absolutas.
“Aunque cualquier gobierno prefiere contar con presupuestos aprobados por la facilidad de gestión que ofrecen –abundó el teniente de alcalde–, la prórroga presupuestaria es un instrumento gestionable que no impide cumplir con los objetivos establecidos. Tenemos suficientes herramientas para gestionar esta prórroga desde el punto de vista legal. Algunas de las modificaciones pertinentes tendrán que aprobarse en el pleno municipal. Pero esperamos que todo el mundo actúe con responsabilidad. El equipo financiero del Consistorio tiene una amplia experiencia para gestionar estas situaciones”. Otras modificaciones, las que no comporten incrementos, únicamente tendrán que pasar por la comisión de gobierno.