En los terrenos del antiguo golf de Can Sant Joan, entre el verde del Turó de Can Camps y la AP-7, el Ayuntamiento de Sant Cugat espera levantar un nuevo barrio de 3.000 viviendas. El plan, para dar respuesta a la acuciante demanda que registra el municipio, especialmente entre sus vecinos más jóvenes, prevé la construcción de 2.000 pisos de protección oficial de alquiler y mil más en régimen de cesión de uso a precio asequible. El alcalde, Josep Maria Vallès (Junts) explicó ayer que trabajan con la previsión que la primera fase del nuevo distrito –que estará ubicado en terrenos ahora propiedad del Incasòl– pueda estar operativa en 2030.
Este viernes Vallès trasladará el proyecto del nuevo distrito, que multiplicará por cuatro el parque de vivienda pública de Sant Cugat, a la consellera de Territori, Silvia Paneque. “La propuesta encaja perfectamente con el proyecto del Govern para crear 50.000 viviendas públicas en los próximos cinco años”, dijo ayer Vallès. De hecho, la propuesta aportaría un 6% de las viviendas prometidas a unos precios ahora inimaginables en este municipio. Los pisos de alquiler, con una superficie media de 60m2tendrán un coste aproximado de 10 euros el m2y las viviendas asequibles en cesión de uso costarán unos 200.000 euros (3000 euros el m2). Una vez finalizada la concesión, estos pisos se reincorporarían al patrimonio público.

Simulación del futuro barrio de Can Sant Joan
El ecodistrito prevé cuatro aparcamientos en los accesos y los traslados internos, a pie o en bici
El Ayuntamiento ha encargado el diseño urbanístico a los estudios de arquitectura Batlleiroig y B720 Fermín Vázquez. Sus propuestas dibujan un ecodistrito autosuficiente en cuanto a la energía y con un uso restringido del vehículo privado. Así, el barrio tendrá cuatro aparcamientos en las entradas para dejar los coches y los traslados internos se harán a pie o en bicicleta. Además, se prevé la puesta en marcha nuevas líneas de autobuses eléctricos para enlazar el barrio con las estaciones de los Ferrocarrils de la Generalitat y el centro de la ciudad. Además, para garantizar una comunicación fluida entre el futuro barrio y el resto de la población, el proyecto propone mejorar los cruces sobre la AP-7 y la C16 para que los actuales puentes se conviertan en una continuación de la trama urbana y el verde existente, creando una gran ronda para peatones y bicicletas.

Una imagen del futuro barrio, por el que no circularán vehículos
En cuanto a la construcción, las edificaciones se harán con materiales sostenibles, como madera y se dotarán las instalaciones de geotermia para el suministro energético. No habrá construcciones bajo suelo, para evitar así los costes elevados y el impacto ambiental. El proyecto prevé plazas cívicas, servicios como una guardería, una escuela de primaria, equipamientos culturales, deportivos y asistenciales, huertos urbanos y áreas de reciclaje.

El alcalde, en el centro, con los concejales de Urbanismo y Vivienda y los arquitectos del proyecto
El Ayuntamiento solicitará ahora al Govern la inclusión de los terrenos en las convocatorias de reserva pública de solares para la construcción de vivienda asequible para iniciar la tramitación urbanística. En paralelo, el consistorio ha dado los primeros pasos –Junts ha hecho suya la demanda– para ampliar de tres a diez los años obligatorios de empadronamiento para poder acceder a un piso de alquiler protegido en el municipio. Así, con un parque inmobiliario tan tensionado como el de Sant Cugat, pretenden favorecer a los vecinos que llevan más años viviendo en la localidad.