Baile de máscaras en el Majestic Hotel Inglaterra

En la embocadura del mes de febrero de 1934, se incluía el siguiente texto en la página de información local: “London Club celebrará mañana su tradicional baile de máscaras en los salones del Majestic Hotel Inglaterra”. El anuncio no era una novedad, sino todo lo contrario. El festejo encajaba con el estilo de la empresa, y venía de lejos.

El propietario, Ercole Cacciami, un italiano piamontés como la mayoría de los hoteleros importantes asentados desde antiguo en Barcelona, había inaugurado su Hotel Inglaterra en 1899 en plaza Catalunya, 17 (luego Telefónica). Desde un buen principio, marcó estilo: ser local de acogida ciudadana en sus celebraciones e intentar atraer una distinguida clientela española e internacional, como la nobleza.

El London Club local mantenía la tradición en unos salones que acogían variedad de actos y celebraciones

El lugar, tan céntrico y de categoría, amén de ofrecer unas instalaciones y servicios de nivel reconocido, no tardó en ser un negocio boyante. Y Cacciami tomó la decisión de mejorar de forma muy notable la oferta. De ahí que se trasladara a la zona más lujosa y atractiva de la ciudad: el paseo de Gràcia.

El 4 de mayo de 1917 se inauguraba el Majestic Hotel Inglaterra. Era significativo que conservara el nombre inicial, lo cual evocaba un pasado merecedor de ser recordado; era aún más significativo que an­tepusiera un nombre que denotaba ambición y aún mayor categoría.

MAJESTIC HOTEL INGLATERRA

El London Club rogaba observar la etiqueta social: esmoquin y traje de noche

PÉREZ DE ROZAS / IMAGEN CEDIDA POR EL ARXIU FOTOGRÀFIC DE BARCELONA

Para empezar, fue significativo que pasara a ser el primer hotel construido de nueva planta, pues la tradición era optar por la simple rehabilitación. Y encima se convirtió en el primer hotel del prestigiado paseo de Gràcia.

Ofrecía salones amplios y una considerable gama de servicios de lo más modernos. Pronto quedó clara la voluntad de estrechar y aumentar la relación con la sociedad barcelonesa. Pasó a ser el lugar atractivo para banquetes, homenajes, verbenas, navidades y nocheviejas, bodas, tertulias y peñas, bailes, reuniones de colonias veraniegas y también extranjeras. Franceses e italianos celebraron el armisticio de la Primera Guerra Mundial. Y el London Club local convocaba allí con éxito creciente su baile de máscaras y los tea dance: el té ritual de la tarde, seguido de concierto y baile. Todo ello merecía ser reflejado luego en la crónica social periodística.

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