El elevado coste pone en peligro la recuperación del Tramvia Blau

Proyecto constructivo

Modernizar el menudo ferrocarril de Sant Gervasi y reformar la avenida Tibidabo requiere de una inversión de 46 millones de euros y cuatro años de obras

El Tramvia Blau, el 28 de enero del 2018, último día en el que prestó su servicio entre las plazas de Kennedy y Doctor Andreu

El Tramvia Blau, el 28 de enero del 2018, último día en el que prestó su servicio entre las plazas de Kennedy y Doctor Andreu 

Mané Espinosa

Antes de que dejara de circular el 28 de enero de 2018, TMB dijo que remodelar el Tramvia Blau tendría un coste cercano a los 11 millones de euros. Pocos meses después ya se hablaba de 19 millones, pero faltaba añadir la reforma urbanística de la avenida del Tibidabo, la histórica alfombra de 1,2 kilómetros sobre la que subía y bajaba el menudo ferrocarril de Sant Gervasi. Una vez recibido el proyecto constructivo –incluida la calle, la infraestructura, el taller, la cochera y los tranvías–, resulta que el precio asciende a 46 millones de euros. El Ayuntamiento no rehúye el plan, pero semejante dineral –tan elevado como inesperado para el propio consistorio– lo pone en entredicho.

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Solo la recuperación del material móvil ya costará 19,4 millones de euros. Al tratarse de un Bien Cultural de Interés Nacional, la restauración de los cuatro tranvías necesarios para cubrir la línea debe hacerse con una mirada y un mimo patrimonial que trasciende a la mera chapa y pintura y un repaso general de la mecánica. Tres vehículos históricos más se mantendrán tal y como están y se reservarán para exposiciones, quién sabe si para alimentar el Museo del Transporte que una plataforma ciudadana lleva décadas reclamando para la ciudad. Han recogido miles de firmas, pero de momento, sin suerte.

La parada del Tramvia Blau (ahora de autobús) y la avenida del Tibidabo, el pasado viernes

La parada del Tramvia Blau (ahora de autobús) y la avenida del Tibidabo, el pasado viernes 

Ana Jiménez

La reurbanización de la avenida y la infraestructura tranviaria (vías y catenaria) tienen un presupuesto de 23,8 millones de euros. Y la reforma de los talleres y la cochera, unos edificios situados en la calle de Bosch i Alsina, justo debajo de la Ronda de Dalt, requerirán de una inversión superior a los tres millones de euros. Entre una cosa y la otra, 46 millones en total.

El documento despeja todas las dudas sobre la nueva configuración de la arteria que el doctor Salvador Andreu empezó a moldear a finales del siglo XIX. Tal y como pueden ver en el gráfico de la izquierda, de subida se mantiene un carril de servicios (aparcamiento, paradas de bus y contenedores) y otro de circulación, compartido entre vehículos privados, autobuses y tranvías. Queda descartado, aunque así lo solicitaron las entidades ciclistas, un carril bici que haga más llevadero el trayecto hasta la Carretera de las Aigües, uno de los mejores paseos periurbanos del planeta. De bajada, el proyecto definitivo plantea un carril bus compartido con bicicletas, como ya sucede en calles como Via Laietana, Creu Coberta y Pi i Margall, y otro pasillo para el Tramvia Blau, coches y motos. Las aceras del tramo inferior se amplían hasta los seis metros, y las bases de la catenaria ejercerán al mismo tiempo de punto de luz de la avenida. En total, serán necesarios como mínimo cuatro años para tenerlo todo terminado, así que, si el plan prospera, y teniendo en cuenta el lento proceso de licitación de las obras, queda 100% descartado que el único tranvía que sobrevivió a la quema de los años 70 regrese en esta década.

Las novedades

El proyecto descarta el carril bici de subida y sitúa la parada del lado mar en el bulevar, no frente al parque de la Tamarita

El proyecto también desecha, tal y como se planteó en 2019, la idea de instalar la parada ferroviaria de la plaza Kennedy en el paseo de Sant Gervasi, delante de la entrada del parque de la Tamarita, esa zona verde vinculada a la burguesía de la zona (las familias Craywinckel y Mata) que fue objeto de una permuta a principios de los años 90, cuando la empresa Núñez y Navarro, el último propietario privado, cedió el jardín a la ciudad a cambio de construir jugosas viviendas en el perímetro de la calle Císter. El apeadero de la parte baja, estima el documento, se colocará en la misma avenida del Tibidabo, aunque unos metros por encima de su ubicación tradicional, delante de la Rotonda, el edificio diseñado por Adolf Ruiz Casamitjana que recuperó su esplendor a finales de 2016 tras medio siglo de dejadez. El alegrón de volver a tener activos los dos símbolos, sin embargo, duró poco más de un año, puesto que a mediados de enero de 2018, TMB anunció el cierre del pequeño ferrocarril por unos problemas de seguridad que nunca se concretaron.

La cochera y taller del Tramvia Blau, en la calle de Bosch i Alsina

La cochera y taller del Tramvia Blau, en la calle de Bosch i Alsina 

Mané Espinosa

La asociación de vecinos de la avenida del Tibidabo siempre ha reivindicado que el regreso del Tramvia Blau se puede ejecutar al margen del proyecto urbanístico. El pasado miércoles, sin embargo, responsables municipales se reunieron con esta entidad en la nueva biblioteca J.V. Foix con el objetivo de hacerles ver que son transformaciones indivisibles. Lo resume a La Vanguardia un portavoz del Ayuntamiento: “Para asegurar la coherencia entre la rasante de la plataforma tranviaria, la del vial y la de las aceras, es imprescindible la reurbanización de manera conjunta con la ejecución de la infraestructura. De lo contrario, no podría garantizarse su uniformidad”. Pero no solo eso. Tocar la calzada para colocar las nuevas vías implicará reponer los servicios subterráneos de agua, luz y gas afectados por la obra, algunos de los cuales cruzan la arteria más allá del asfalto. Es decir, que el trabajo no se puede trocear. El proyecto, además, suma la construcción de un nuevo colector desde la calle Josep Maria Florensa hasta Kennedy.

La hoja de ruta

“El alcalde ya expresó el deseo de recuperarlo, pero la constatación del coste obliga a ver cómo asumirlo y cuándo”

El Ayuntamiento admite que no esperaba que la factura fuera tan elevada. “Fue una sorpresa, pero ahora como mínimo ya tenemos todos los detalles. El alcalde ya expresó el deseo de recuperarlo, pero la constatación del coste obliga a ver cómo asumirlo y cuándo”, resumen fuentes municipales. A todo esto hay que añadir el gasto de explotación del Tramvia Blau por parte de TMB, que prevé unas pérdidas anuales de 765.000 euros.

Con las cartas sobre la mesa, el gobierno de Jaume Collboni podría llevar el proyecto al pleno para recolectar el favor de la oposición y conseguir una ampliación de crédito. Hasta ahora siempre ha habido consenso sobre la recuperación del Tramvia Blau. Pero faltaba ponerle nombre y apellido a la cosa. Se llama 46 millones de euros. 

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