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La Boqueria intenta frenar la venta de zumos, paellas y brochetas que tanto gustan a los turistas

Comercio

El Ayuntamiento quiere que la mitad de su oferta del histórico mercado de la Rambla sea tradicional

El Ayuntamiento planea restringir la venta de productos elaborados para llevaró

Llibert Teixido

El gobierno del alcalde Jaume Collnoni pretende frenar la venta de zumos, paellas, brochetas y demás productos elaborados en los puestos de la Boqueria. El Ayuntamiento de Barcelona arranca ahora la tramitación de un reglamento específico de este mercado municipal en principio acordado con sus comerciantes a fin de que los productos tradicionales propios de estos establecimientos constituyan al menos la mitad de su oferta.

La concejal de Comercio, la socialista Raquel Gil, y el presidente de las asociación de comerciantes de la Boqueria, detallaron este jueves que el objetivo de esta medida es incrementar el número de vecinos de la ciudad que acuden a este recinto a hacer sus compras. Para ello el Ayuntamiento también tiene previsto llevar a cabo una serie de trabajos de mejora orientados principalmente dignificar su parte de atrás, la que da a la plaza de la Gardunya y al resto del barrio del Raval, una plaza principalmente empleada como espacio de picnic por los visitantes ocasionales que tantos productos elaborados compran en el mercado. La gente del barrio, sin embargo, prefiere evitar este lugar.

La verdad es que en los últimos lustros la Boqueria se convirtió en el take away a buen seguro más grande de Catalunya. La variedad de productos para llevar que tan bien vienen a los turistas resulta sorprendente. Zumos, empanadas, paellas, brochetas de todo tipo, cucuruchos de dados de jamón... La nueva norma podría someterse a votación en el pleno del Consistorio y entrar en funcionamiento durante la próxima primavera.

De todas formas no parece que esta iniciativa baste para paliar de veras la histórica masificación turística de la Boqueria. Los mercados barceloneses están regulados por una norma general. El de la Rambla será el primero en tener un reglamento específico. Los técnicos municipales tendrán que establecer ahora las diferentes proporciones de productos tradicionales y elaborados que podrá ofrecer cada parada. Estos porcentajes variarán en función de las características de cada negocio. En todo caso, la suma de todos ellos deberá constatar una distribución paritaria de la oferta global.

Luego estará por ver cómo el Ayuntamiento vela por el cumplimiento de la nueva norma. Y es que atendiendo a lo dicho un charcutero podrá dedicar la mitad de su puesto a la venta de jamones y embutidos en su formato de siempre, y la otra mitad a reponer todo el rato los cucuruchos de dados de jamón que va vendiendo. Quizás sea debido a estas lagunas que más del 90% de los comerciantes del mercado aprobaron esta iniciativa en una asamblea celebrada esta misma semana. La verdad es que los productos take away son fundamentales para muchos de ellos. De hecho, algún puesto ofrece productos tradicionales durante las primeras horas de cada jornada, y luego se pasa a los de llevar, más o menos cuando a los turistas les entra el hambre.

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En el capítulo de obras el Ayuntamiento reformará el área del pescado, mejorará la climatización, reubicará los lavabos y las oficinas, sustituirá la cubierta de fibrocemento e instalará un sistema de generación de energía fotovoltaico y sobre todo, mejorará el aspecto y la accesibilidad de la parte de atrás, de la que da al picnic Gardunya. Estos trabajos podrían arrancar el verano del año que viene, y contarán con un presupuesto de unos doce millones de euros.