Las comparaciones son odiosas, pero mientras la Casa Asia tiene su sede junto al Macba en un edificio patrimonial en la calle Elisabets y a finales del año que viene se trasladará a unos hermosos y rehabilitados pabellones situados junto al Palau de Pedralbes, la Casa América opera desde un entresuelo de la calle Còrsega, que está muy bien porque está en el corazón del Eixample (a nada del paseo de Gràcia), pero no es lo mismo. No se trata de enfrentar las relaciones con el Pacífico con el vínculo entre Catalunya y Latinoamérica, pero quizás por justicia, y para potenciar más su actividad, el Govern ha planteado al Ayuntamiento de Barcelona que esta institución creada en 1911 emprenda camino hacia una nueva ubicación. En concreto, la nave Klein de la fábrica La Escocesa, en el 22@. En julio hubo una primera visita al recinto para valorar las opciones del inmueble, y ahora la pelota está en el tejado municipal.
El Consistorio anunció en el mes de agosto del 2017 la compra por derecho de tanteo de la casi totalidad de los terrenos de La Escocesa (el 93% del total de la finca), fábrica construida en 1852 y que debe su nombre a la compañía Johnston, Shields & Cia. Se habló de levantar vivienda asequible y equipamientos, un plan que echaba por tierra las intenciones del propietario anterior, que tenía previsto alumbrar un centenar de pisos de lujo. El problema, como sucede a menudo con los inmensos recintos fabriles (véase Can Batlló, en el barrio de la Bordeta, por ejemplo), es que la cosa pública avanza a un ritmo distinto al del ámbito privado. De ahí que la Generalitat de Catalunya, a la vista de que la nave Klein sigue huérfana, haya planteado el recinto esquinero como sede de la Casa América.
El plan
Estaba previsto un concurso para ceder el espacio a una cooperativa a cambio de que se hiciera cargo de la rehabilitación
En el mandato anterior, con Ada Colau en la alcaldía, se habló de convertir este edificio en un contenedor de cooperativas que podrían hacer uso del espacio durante dos o tres décadas a cambio de hacerse cargo de la rehabilitación de la finca. Lo reafirmaba Ester Vidal Pujol-Xicoy, directora de Servicios de Economía Social y Solidaria del Ayuntamiento en una entrevista el pasado mayo, donde hacía referencia al concurso para elegir a los nuevos inquilinos. En cualquier caso, el traslado de la Casa América al 22@ no excluiría el proyecto artístico, pues hay espacio para todos. El pasado mes de julio, una delegación del Govern y del Ayuntamiento visitaron la nave para analizar la viabilidad del proyecto. La Generalitat dejó claro su punto de vista: la sede de Còrsega es a todas luces insuficiente y La Escocesa sería un destino ideal.
El Ayuntamiento, por su parte, comparte el compromiso del Govern de Salvador Illa de buscar una nueva ubicación para la Casa América, y admite que La Escocesa es “una de las opciones” encima de la mesa. “En este recinto –detalla un portavoz municipal– también se están trabajando proyectos de actividad económica vinculados con el mundo agroalimentario y la economía social y solidaria, además de los proyectos ya iniciados por el Institut de Cultura en la Nave Fonseca”.
El Consistorio liderado por Jaume Collboni está por la labor de dotar a la institución de una sede más grande para poder ampliar su paleta de propuestas vinculadas con Latinoamérica, pero no está por la labor de vender todavía la piel del oso: “El recinto de La Escocesa, en la calle de Pere IV, como nueva sede es una opción que estamos estudiando”. La Generalitat ya ha dejado claro que el distrito 22@ es su alternativa predilecta. Ahora solo falta desempatar.

