Si el lector tuviera la oportunidad de cenar esta noche con Jaume Collboni, volvería a casa convencido de que Barcelona atraviesa por el mejor momento de la historia, con los delitos en descenso, la construcción de vivienda por las nubes, el turismo en fase de contención después de tocar techo, las calles más limpias, el paro por debajo de la media nacional y el Ayuntamiento combatiendo a capa y espada el cambio climático. Si al día siguiente esa misma persona compartiera mesa y mantel con cualquiera de los líderes de la oposición, el relato sería, con mayor o menor vehemencia, tan similar como antagónico al del alcalde: todo es fachada, coinciden. El pleno municipal ha celebrado este viernes su anual debate sobre el estado de la ciudad. Una nueva oportunidad para poner de relieve la distancia entre el gobierno del PSC y el resto de bancos de la cámara, que ya hace meses iniciaron la operación de acoso y derribo de Collboni, esfuerzo que por ahora no tiene un reflejo directo en las encuestas.
Janet Sanz, junto a su compañera de filas Gemma Tarafa, interviene en el pleno de este viernes
La teniente de alcalde Laia Bonet ha sido la encargada de defender el legado del gabinete socialista. “Barcelona mejora, se transforma y se fortalece en un contexto nada fácil”, ha resumido. Ha esculpido la posición oficial sobre siete áreas: vivienda, seguridad, agenda climática, conexión del tranvía, limpieza, cultura y defensa del catalán. A través de la iniciativa Mayors for Housing, de la que Collboni es impulsor, el tema de la crisis habitacional ha llegado al Consejo de Europa por primera vez; hoy hay más agentes de la Guardia Urbana que nunca (3.500); el Plan Clima prevé una inversión de 1.800 millones hasta el 2030; el Tram hasta Francesc Macià por la Diagonal “es un proyecto de ciudad, no de gobierno”; la percepción de suciedad en las calles se ha hundido en las encuestas; se ha reabierto El Molino, se está rehabilitando el teatro Arnau y se ha recuperado el Capitol, y se ha impulsado la oficina del catalán de la mano de Esquerra.
El pleno despide al concejal Juan Milian: “Hemos discrepado y a veces incluso hemos coincidido”, celebró
La oposición, como recién llegada de un multiverso distópico, se ha lanzado en tromba contra un alcalde que, a su modo de ver, está más centrado en aparentar que en gobernar la ciudad. Jordi Martí (Junts) ha tachado de “poco realista y lleno de propaganda” el relato oficial sobre el estado de la ciudad y ha acusado al PSC de “confundir los hechos con un catálogo de deseos”. “Viven en una burbuja, y ya sabemos que pasa con las burbujas; que explotan”. Janet Sanz (BComú) ha echado de menos “un alcalde que defienda a la población asfixiados para llegar a fin de mes” y ha advertido a Collboni de que lleva 867 días en el gobierno “sin que haya resuelto los principales problemas de la ciudad”, básicamente los vinculados a la vivienda, sin duda el tema que marcará lo que queda de mandato, amén de la ordenanza de Civismo cuya reforma debería abordarse próximamente.
El concejal de ERC Jordi Coronas, en su primer pleno tras su regreso de la flotilla que trato de navegar hasta Gaza
Jordi Castellana (ERC) ha resumido el parecer de su grupo a través de cuatro preguntas que, a su modo de ver, tienen respuesta negativa: “¿Se puede vivir en Barcelona? ¿Se vive con calidad de vida? ¿Estamos abordando los retos de la sociedad? ¿El éxito de la ciudad llega a todo el mundo o solo a algunos? Le ha replicado el propio Collboni: “¿Barcelona está mejor? Lo está”. Daniel Sirera (PP) ha llegado a insinuar que se vivía mejor con Colau –“no tienen proyecto ni ambición”– y Gonzalo de Oro-Pulido (Vox) se ha aventurado a ponerle nota al alcalde: “Un 2, por ser generoso”.
Usted confunde la realidad de los hechos con un catálogo de deseos”
El pleno municipal, más allá de las visiones incompatibles sobre Barcelona, ha alumbrado algunos acuerdos. Las balanzas fiscales (los impuestos municipales) se aprobaron de manera provisional, con la idea de que en enero tengan el ok definitivo y se puedan aplicar. PSC, ERC y BComú han pactado disponer en un plazo de seis meses de un plan para “limitar la compra especulativa” de viviendas, medida que necesitará de un blindaje jurídico a prueba de bombas.
Juan Milian, junto a Daniel Sirera, en su último pleno como concejal del PP en Barcelona
Ha sido un pleno de previsible crispación que ha virado hacia el compadreo en el momento del emocionado adiós a Juan Milian, concejal del PP que deja el Ayuntamiento para probar suerte en el Senado. “Hemos debatido, hemos discrepado y, a veces, incluso hemos coincidido”, ha sostenido el edil. Aplauso cerrado.
Propuesta del PP
Junts rechaza eliminar el 30%
Junts no se mueve ni un centímetro de su posición sobre la reforma del 30% de reserva de vivienda social en nuevas construcciones y grandes rehabilitaciones. En febrero expuso sus seis condiciones para modificar la normativa y a comienzos de noviembre, tras la propuesta del PP de eliminar la medida, el grupo municipal postconvergente se mantiene impasible a la espera de un gesto real el gobierno del PSC. El líder del PP, Daniel Sirera, envió a principios de semana una carta a los presidentes de los grupos municipales del PSC y Junts instándoles a eliminar la obligatoriedad del 30%, argumentando que ha paralizado la construcción de nueva vivienda en la ciudad. En su respuesta a Sirera, Jordi Martí (Junts) considera inviable pactar con un partido (el PSC) que en materia de vivienda sigue llegando a acuerdos con ERC y Comuns, y le afea que en el 2023, con los votos del PP, Collboni consiguiera la alcaldía tras la victoria de Xavier Trias. Martí no menciona la eliminación del 30% en su respuesta, pero sí enumera algunas recientes decisiones que ponen muy difícil modificarlo, como la eliminación de los pisos turísticos o la voluntad de prohibir el alquiler de temporada. Con todo, Martí concluye que lo que hace falta en Barcelona es “un cambio de gobierno”.
