Faltan únicamente dos meses y medio para que el CE Europa, en la actualidad el tercer equipo de fútbol de la ciudad de Barcelona abandone su casa del Nou Sardenya, en Gràcia, para exiliarse por un periodo de tiempo indefinido a las instalaciones de Can Dragó, en el distrito de Nou Barris, para cumplir con las exigencias de la Real Federación Española de Fútbol, que obliga a las escuadras de la tercera categoría profesional (la Primera RFEF) a disputar sus partidos como local en campos de hierba natural y una capacidad mínima para 3.000 espectadores. La cuenta atrás ha comenzado y, por ello, la próxima semana comenzarán las obras para adaptar el estadio de Can Dragó a las necesidades de la entidad escapulada.
El traslado del Europa a Nou Barris no está exento de problemas. Primero para el propio club, obligado a acomodarse en una nueva casa de acogida y a jugar sus partidos lejos del barrio con el que está tan identificado y de las instalaciones de la calle Sardenya, donde la entidad fundada en 1907 se asentó pronto hará 85 años. Pero este cambio de domicilio también es una seria molestia para los centenares de deportistas que se ejercitan a diario en Can Dragó aprovechando que se trata de uno de los pocos recintos de la ciudad con una pista de atletismo en condiciones. El objetivo del Ayuntamiento, al que no le ha resultado fácil casar los intereses de todas las partes, ha sido minimizar en la medida de lo posible las afectaciones que el traslado del Europa causará en los que hasta ahora han sido los inquilinos habituales de este complejo municipal.
El club graciense, fundado en 1907, juega en el campo de la calle Sardenya desde 1940
Las obras de acondicionamiento de Can Dragó tienen un presupuesto de 1,5 millones de euros e incluyen los trabajos para que pueda acoger los encuentros de Primera RFEF, una categoría en la que el equipo graciense ha debutado este año con un rendimiento que ha sorprendido a los hinchas más optimistas. Tanto es así que ha hecho pensar a más de un aficionado al fútbol si en una ciudad como Barcelona no habría cabida para un tercer gran club profesional o para preguntarse porqué Madrid y cercanías pueden tener cinco equipos en Primera División y la capital catalana apenas dos, en el mejor de los casos.
Las obras en las instalaciones de la Meridiana afectarán al que será el terreno de juego de hierba natural, la iluminación y la instalación de gradas con capacidad para unos 3.000 espectadores a fin de que todo esté a punto el 15 de enero (el estreno oficial está previsto el 18 de ese mismo frente al filial del Atlético de Madrid).
Según el Ayuntamiento, “se mejorarán las condiciones de práctica del atletismo en este equipamiento dada la renovación íntegra del campo de hierba interior y de toda la iluminación del recinto”. Asimismo, se ha prometido a los clubes de Nou Barris mejoras en otros espacios de Can Dragó para minimizar el impacto de las obras sobre la actividad de los atletas. Asimismo, es muy probable que el centro municipal de la Mar Bella e incluso instalaciones de fuera de la ciudad puedan acoger temporalmente entrenamientos de atletas derivados de Can Dragó. Para adecuar el terreno de juego a las dimensiones reglamentarias se eliminará el carril de salto de longitud y pértiga, se reubicara la jaula de lanzamientos y el de jabalina se trasladara a la zona del lago de can Dragó. Y para ganar capacidad –en el estadio de Can Dragó caben 900 espectadores– se instalarán gradas desmontables en los dos goles y el lateral.
Todos estos movimientos se producen como consecuencia, por un lado, de la imposibilidad de disponer en Barcelona de un recinto de dimensiones medias adecuado a la tercera categoría del fútbol español y, por otra parte, por la negativa federativa a aceptar una moratoria de un año para que el Europa pudiera jugar toda la temporada en su campo de hierba artificial del Nou Sardenya.

