Muy pocas grúas se ven últimamente en Barcelona, sin embargo hay una que no da al abasto. Sube piezas de hasta 24 toneladas a más de 160 metros de altura. La última, hace apenas una semana, fue el núcleo de la cruz que coronará la torre de Jesús. Aunque todavía le faltan 4,5 metros de altura, la Sagrada Família ya es la iglesia más alta del mundo. Su imponente torre central la ha hecho mucho más visible desde toda la ciudad. La basílica ha superado la que desde 1889 era la más alta del mundo, la Iglesia mayor de Ulm, en Alemania, de 161,53 metros.
Entrando a Barcelona por la Diagonal o por la Meridiana. Desde la carretera de les Aigües y desde el mar... También en balcones y ventanas de Pedralbes, pasando por el Eixample y hasta el Besòs, donde antes sólo se intuían las torres de los Evangelistas, ahora aparece grandiosa la torre más alta del templo. En estos momentos, con su tramo final aún envuelto por el andamio y la red, ya alcanza los 168 metros.
Gaudí no quiso que la basílica superara los 177 metros de altura de la montaña de Montjuïc
Cuando los cinco brazos de la cruz estén colocados, serán 172,5 metros, 18,5 metros más (siete pisos) que la Torre Mapfre y el Hotel Arts, hasta ahora los edificios más altos de Barcelona. Eso será a finales de año, aunque la inauguración se reserva para el próximo 10 de junio, coincidiendo con el día en que se cumplen cien años de la muerte de Antonio Gaudí.
Cuando esté acabada, la Sagrada Família alcanzará los 172,5 metros, 18,5 metros más que la Torre Mapfre y el Hotel Arts
La Junta Constructora de la Basílica espera que sea el Papa quien haga los honores. Una posibilidad aún pendiente de confirmación. Sea como sea, a partir del 10 de junio, la cruz de Jesús se iluminará por primera vez y proyectará su luz sobre la ciudad, tal y como dibujó Antoni Gaudí. El arquitecto no quiso que la Sagrada Família superara los 177 metros que mide Montjuïc. Proyectó un templo de grandísima envergadura, pero que no superara una obra creada por Dios.
La vista desde el Port Olímpic; después de la torre, las obras se centrarán en la fachada de la Gloria
Desde la Pedrera y desde las azoteas de la ciudad, la Sagrada Família ya sobresale gigantesca. También desde el Park Güell. Gaudí vivió allí desde 1906 y hasta noviembre de 1925 (cuando se instaló en su taller de la Sagrada Família). Y cada día caminaba unos diez quilómetros a pie, siguiendo un itinerario idéntico. “Salía del Park Güell y oía misa a las siete y media en su parroquia, que era la de Sant Joan Baptista de Gràcia –en la plaza de la Virreina–, bajaba hasta su obrador de la Sagrada Família donde desayunaba frugalmente (un huevo) y trabaja hasta la hora de comer”, escribe Armand Puig i Tàrrech en la biografía Antoni Gaudí, vida i obra (Pòrtic).
Las entradas de los turistas han sustituido las donaciones de los fieles que financiaron la primera fase de obras
Desde la entrada por la Diagonal también emerge la basílica
La altura de la torre Jesús hace el templo más visible desde la Meridiana
Durante este camino diario desde el Park Güell, entonces solitario y alejado del centro de Barcelona, con toda probabilidad Gaudí podía contemplar desde lo lejos la progresión de las obras de la basílica. Entonces sin grúas, sólo con andamios. Gaudí pudo ver acabada la torre de Bartolomé (107 metros) en la fachada del Nacimiento, inaugurada el 30 de diciembre de 1925. “¡Mire este final...! ¿No es cierto que parece que una la tierra con el cielo?”, dicen que exclamó el arquitecto. Cien años después, las obras del templo encaran su recta final. Cuando esté lista la torre de Jesús, el último gran reto constructivo será la fachada de la Gloria, en la calle Mallorca.
Si en la Barcelona de Gaudí, enmarcada entre las dos exposiciones universales, la burguesía imprimió un empuje sin precedentes en la convulsa ciudad y el templo se financiaba gracias a las donaciones de los fieles, en la Barcelona actual, las obras de la Sagrada Família han alcanzado una velocidad nunca antes vista gracias a los miles de turistas que cada día pagan entrada para visitar la obra magna de Gaudí.
Fueron 4,8 millones de personas el año pasado, 1.500 personas entrando cada hora. Una entrada que se extenderá el próximo año hasta lo alto de la Torre de Jesús, que será visitable. Al reto constructivo que plantea la Sagrada Família, que se impone en el nuevo skyline de Barcelona, se suman otros: gestionar el monumento más visitado de España y mantener, a la vez, su sentido original y razón de ser, el de la iglesia más alta del mundo.


