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Lluís Reverter, un ‘senyor de Sarrià’

Lluís Reverter i Gelabert, histórico dirigente del PSC y senyor de Sarrià , ha muerto a los 82 años. Desde los catorce, cuando dejó los estudios para ayudar a sus padres en el colmado Santa Eulàlia para repartir los encargos solicitados, empezó a hacer vida social en el barrio. Pronto destacó en la asociación de vecinos y en la federación barcelonesa, desde donde daría el salto al Ayuntamiento de Barcelona, cuando en 1979 fue elegido concejal en la lista que encabezaba el socialista Narcís Serra.

Dotado de una inmensa capacidad de trabajo, desde la concejalía de Relaciones Ciudadanas se convirtió inmediatamente en una pieza básica del primer Ayuntamiento democrático después de la República. Reverter no solo era una máquina de resolver problemas que le exponían los barceloneses –había llegado a recibir más de medio centenar de llamadas en un día– sino que, además, se aseguraba de que nada se le escapara a fin de que la Casa Gran tuviera el máximo crédito de los ciudadanos a pesar de la penuria económica de aquellos años.

Evidentemente, cuando en 1982 Felipe González llamó a Narcís Serra para el Ministerio de Defensa, se llevó a Lluís Reverter, quien no tardó en hacerse con la confianza de la superestructura militar y facilitó así la reforma del ejército que se había propuesto el flamante gobierno socialista. Un ejemplo del trabajo que desplegó Reverter es el día que un caza militar, volando por encima Madrid, soltó por error un obús –por suerte desarmado– que agujereó un par o tres de plantas de un edificio de viviendas del centro de la capital, con el lógico susto de sus habitantes. Él mismo, acompañado de dos mandos, se presentó inmediatamente ante los damnificados y, en poco más de quince días, no quedaba ni rastro del accidente.

Esta capacidad suya resolutiva pronto fue célebre en la capital. El trabajo que hacía Reverter era impagable desde todos los puntos de vista. Eso también lo captaron en la Zarzuela. Con motivo de la celebración del día de las Fuerzas Armadas en Barcelona, en mayo de 1980, los Reyes visitaron la ciudad y se establecieron en el palacete Albéniz, en Montjuïc. Reverter se ocupó de la visita hasta el punto de convivir con los monarcas día y noche, estableciendo unos primeros lazos que, una vez en Madrid, seguiría cultivando. Pero no solo se convertiría en una figura asesora de la jefatura del estado y de la familia real, sino que también el presidente del Gobierno, Felipe González, pediría sus buenos oficios, y acabó integrándose en el complejo de la Moncloa como subsecretario de Estado. Lluís Reverter no era un político, sino un hombre de acción. Dotado de un gran sentido común, era consciente de que lo que él podía ofrecer era realmente extraordinario. Y en aquel mundo en que se movía todavía más, por lo que se mostraba siempre optimista y seguro de sí mismo.

Lluís Reverter

Patricio Simón / ARXIU

Cuando vislumbró que el marco político en el cual se movía, a mediados de los noventa, empezaba a dar muestras de decadencia, Reverter dejó Madrid y volvió a Barcelona para encargarse de ayudar en la expansión de La Caixa por España, una tarea transcendental que Isidro Fainé le encargó y a la que dedicó sus últimos años como profesional con un éxito que a la vista está.

Lluís Reverter se jubiló para dedicar sus últimos esfuerzos a su familia, su esposa Montse, sus hijos Mercè y Xesco, y sus nietos. Y a sus amigos. Y a su querido Sarrià, para el que nunca ha dejado de reclamar soluciones a los problemas, mientras paseaba por la calle Mayor, o sentado con un amigo en un banco de la plaza. Su muerte nos ha sorprendido a los que lo queríamos y nos ha dejado un vacío en el corazón. Sarrià (y Barcelona) le deben un homenaje.