Entre el 26 y el 28 de septiembre de 1944 se celebró el Salón de la Moda Española. Se anunciaba como el VIII certamen, lo que reflejaba una antigüedad estimable, tan solo interrumpida por los años de la guerra incivil y sus consecuencias, pues en la inmediata posguerra no había sido convocado.
Cabe preguntarse si la elección de aquellas fechas era para aprovechar el singular ambiente festivo al conmemorarse la festividad de la patrona de Barcelona.
En 1944 se reanudó el prestigiado Salón de la Moda Española en su octava edición
La participación fue nutrida y con la presencia de algunas firmas destacadas. He aquí la lista. Entre las de alta costura: Asunción Bastida, Crippa, El Dique Flotante, Manuel Pertegaz, Santa Eulalia. En los siguientes años se incorporaron Pedro Rodríguez, Manuel Morell y La Física. Entre las peleterías: Rocafort, Solsona, Tapioles y Pirretas.
Puesto que el escenario ofrecido era la más bien reducida Cúpula del Coliseum, se rogaba la reserva de asientos. Al no disponer allí de una secretaría, el trámite se había de efectuar en la oficina del hotel Ritz.
Aquel espacio tan singular aportaba al desfile una intensidad enriquecedora
La fotografía capta lo colmado que estaba el local. Tanto por la dimensión reducida como por la afluencia de público, la pasarela típica no tenía cabida y la exhibición de las modelos se hacía en un escenario instalado para ello, lo que favorecía la visión fácil desde todos los ángulos de la Cúpula.
Durante años se siguió celebrando allí el mencionado Salón, hasta que por razones que no vienen al caso el propietario, el FAD, decidió no seguir alquilando el local.
Importa recordar que la Cúpula del Coliseum había sido instalada en lo alto del formidable edificio para acoger la ruleta. El golpe de estado de Primo de Rivera en 1923, el mismo año de la apertura, prohibió de inmediato tal juego.
En 1936 fue inaugurada por el president Companys para acoger el Foment de les Arts Decoratives (FAD), entidad que hasta entonces había peregrinado por doquier. Esta era una sede que merecía. La decoración había corrido a cargo del acreditado profesional Valeri Corberó.
La bomba de trilita que en 1938 estalló casi enfrente causó considerables destrozos. Para financiar su restauración la alquilaba para exposiciones, torneos o desfiles. En 1960 la ocupó la Escola d’Art Dramàtic Adrià Gual, sección del FAD hasta el cierre del espacio en 1971.