Con una inyección de 700 millones para invertir hasta el 2027, el principal programa de la Unión Europea en el Mediterráneo ha consolidado Barcelona como la capital de la diplomacia científica en toda esta área. Desde su sede barcelonesa, Prima (Partnership for Research and Innovation in the Mediterranean Area) coordina proyectos transnacionales en los que obligatoriamente deben participar investigadores de universidades de países del norte y el sur del arco mediterráneo, lo que la convierte en una potente herramienta de colaboración entre sociedades y sistemas científicos.
Dirigido por el catalán Octavi Quintana, el programa cuenta ahora con una inversión de 700 millones de euros hasta el 2027 en proyectos en los que participan más de 20 países –ahora hay 269 en marcha– y que están relacionados con los grandes retos de la región: cambio climático, seguridad hídrica, soberanía alimentaria y dieta mediterránea.
El programa trabaja ahora para su continuidad en el próximo marco presupuestario europeo (2027-2034) para consolidar la colaboración entre sociedades y sistemas científicos con escasa interconexión, especialmente en el sur. El objetivo de Prima es ampliar tanto el alcance temático (poniendo el acento en las energías renovables) como el geográfico, con acuerdos estratégicos con Libia, Mauritania o Siria.
Ejemplos como la colaboración entre investigadores de Marruecos y Argelia o la cooperación entre Grecia y Turquía, e Israel con sus vecinos, entre otros muchos, “muestran cómo la ciencia puede tender puentes allí donde la política encuentra obstáculos. La cooperación también apuntala, por ejemplo, a países como Egipto, con casi 120 millones de habitantes y un gran valor geoestratégico”, señala su director.
Lanzado en el 2017, con el apoyo decidido de países como España, Italia, Francia y Grecia, el programa Prima se inscribe en la creación de un ecosistema de colaboración mediterránea tras la declaración de Barcelona, de la que se cumplen ahora 30 años.


