La fama de las luminosas felicitaciones navideñas colgadas del balcón de David, Sandra y sus dos hijos reventaron las fronteras del barrio de la Barceloneta las pasadas fiestas, cuando en un subversivo ejercicio de provocación para muchos de dudoso gusto se atrevieron a desear el año con la rima que todos de los cuñados de España tenían en la boca por aquellas fechas hasta exasperación... Y lo hicieron a todas luces en plan ¿que no? ¡agarrame el cubata! Que te vas a enterar...
Entonces aquella osadía convirtió a la pareja y sus felicitaciones en un fenómeno viral, les hizo triunfar en las redes sociales, les llevó a competir con las mismísimas luces del paseo de Gràcia. Las selfies ya no se las hacían únicamente otros vecinos del barrio. Se escribieron ríos de tinta en muchísimos blogs. Vino gente de un montón de lugares más allá de la ciudad para inmortalizarse con su teléfono, su mejor sonrisa y el dichoso ripio como telón de fondo.
Estas fotografías son ya una tradición en el barrio
Y al poco, pasadas las celebraciones, no podía ser de otro modo, aparecieron por aquí un puñado de influencers, técnicos de márquetin y marcas comerciales dispuestos a negociar la felicitación de las presentes fiestas. Al parecer las expectativas eran sobresalientes. Aquello podía constituir una gran oportunidad. Pero David y Sandra son dos barceloneteros de pro, dos vecinos del barrio probablemente con más cucos de toda Barcelona, de modo que no se dejaron engatusar de cualquier manera. Si vas a venderte, véndete en condiciones ¿no? Al menos que todos los críos del barrio reciban una alegría.
Al fin y al cabo estas felicitaciones son un regalo de David y Sandra a sus vecinos, su manera de abrir su hogar al resto del barrio, de compartir sus penas y sus alegrías con la gente con la conviven día a día. Sí, lo del año pasado fue una gamberrada la mar de cachonda¿a quién se le ocurre retar a un par de barceloneteros? Pero echando la vista atrás uno se da cuenta de que los mensajes transmitidos desde el 2009, desde que empezaron, en verdad no hicieron otra cosa que recordar las vicisitudes de esta familia, unos avatares que a todos asaltan.
Hablamos de un problema laboral, de una situación económica complicada, de un susto que te obliga a pasar por el hospital y replantearte un montón de cosas ¿quién no tuvo miedo en la pandemia? ¿quién no necesitó unas palabras de ánimo cuando todo se torcía? Por ello, aquí, en el barrio, bromas y cachondeo aparte, la gente hace suyo estos mensajes, los disfruta y los ríe.
Por ello este año luego de la golfería del anterior David y Sandra quisieron retomar esta tradición, y desde este viernes por la tarde hasta probablemente el día de Reyes Magos ya lucen en su balcón de la calle Baluard, frente a la Repla, el punto neurálgico de la Barceloneta, las palabras “2026 QUE LOS DIFRUTEIS”, tal cual ¿qué pasa? ¿acaso les pareció soso? ¿no cumplió sus expectativas?
Déjense de gaitas, que en cualquier momento todo puede irse a freír espárragos. Lo explica Sandra, con la voz de repente entrecortada, con otras palabras que significan lo mismo, recordando a todos los seres queridos que este año nos dejaron. Seguro que ustedes también tienen alguno. Disfruten el 2026, disfruten la vida. Y no se preocupen, que aquí nadie perdió su corazón salvaje, que la felicitación del 2028 está prácticamente decidida, que solo le faltan unos flecos.
Una muestra de las sucesivas felicitaciones de este balcón Barceloneta
Una tradición que se remonta al 2009
La atrevida felicitación del año pasado
El año 2024 fue un canto a la resilencia
Los ecos de la pandemia aún resonaban en un mundo todavía estupefacto
Este año la Y les planteó unos cuantos problemas logísticos
El año de la pandemia, del confinamiento, del virus...
La Barceloneta, un barrio que se enfrenta a la gentrificación
Ante las adversidades personales ¿quién no las tiene?
Los sentimientos colectivos de unión son un clásico de estas felicitaciones
Un consejo para todos nacido del corazón de una familia
En esta ocasión sobran los comentarios
Cuando las dificultades económicas no permiten otro plato en la mesa, el motivo del 2011
En el 2010 no había nada más que decir
Los primeros años fueron los menos sofisticados

