La tormenta reveló su faceta más desordenada e inusual durante la noche, azotando con gran fuerza la zona metropolitana de Barcelona. Badalona se transformó en el punto focal de un evento de precipitaciones intensas, registrando hasta 120 litros por metro cuadrado en la zona de Llefià y 111 litros en el área del Progrés, lo que resultó en anegamientos, cortes eléctricos, interrupciones en el servicio de metro y la evacuación precautoria de residentes.
Debido a la intensidad de las lluvias, Protecció Civil puso en marcha la fase de alerta del plan Inuncat al anochecer. Badalona fue la zona más afectada por la tormenta, acumulando la mayor parte de las incidencias. A lo largo del día, el número 112 recibió 1.026 llamadas vinculadas a las precipitaciones (80% en el Barcelonès), y los Bombers gestionaron 297 intervenciones, siendo Badalona el origen de la mayoría (151). El Sistema d’Emergències Mèdiques (SEM) asistió a tres individuos con lesiones de pronóstico leve: una fémina llevada al CUAP de Badalona, otra remitida al centro hospitalario de Reus tras un tropiezo en Montbrió del Camp, y un hombre de Òrrius, transportado al de Mataró.
Tormentas de septiembre
El primer edil de Badalona, Xavier García Albiol, describió la coyuntura como “colapso en muchos puntos de la ciudad”, instó mediante un mensaje grabado en X a ser extremadamente cautelosos y a eludir viajes no esenciales, y afirmó que se esforzaban por “recuperar la normalidad” en el municipio.
Debido a la fuerte lluvia, el servicio de metro en la ciudad fue suspendido, y la línea 2 solo operó hasta Artigues-Sant Adrià de Besòs a causa de la anegación de la estación de Gorg. Adicionalmente, se registraron interrupciones en el suministro eléctrico en diversas zonas, donde los equipos técnicos se esforzaron por restaurar el servicio. El suceso más notable ocurrió en Llefià, donde la caída de un falso techo provocó la evacuación de una residencia. El Ayuntamiento informó que no hubo heridos y que los residentes afectados recibieron asistencia de los servicios sociales y fueron reubicados en un hotel.
La inquietud se desplazó hacia el final de la tarde a los cursos de agua. Debido al peligro inmediato de que el canal central se desbordara, se ordenó la clausura del Parc Fluvial del Besòs y se puso en marcha su protocolo de emergencia. El escenario en las calles empeoró a causa de la considerable acumulación de follaje seco que obstruyó las alcantarillas y el sistema de drenaje, complicando la evacuación de líquidos en áreas urbanas y vías de comunicación en el Barcelonès, Vallès Occidental y Maresme. Un punto especialmente problemático fue la B-20, en el cruce de la Trinitat, donde se produjeron interrupciones en dirección norte, generando 16 kilómetros de congestión vehicular.
Desde el Govern, el subdirector de programas de Protecció Civil, Sergio Delgado, admitió la complejidad de anticipar este evento. En comentarios a la prensa, Delgado calificó la tormenta como un suceso “muy errático” y lleno de imprevisibilidad, enfatizando que las precipitaciones observadas no coincidían con las proyecciones meteorológicas iniciales. “Se trata de tormentas más propias del mes de septiembre que de diciembre”, afirmó Delgado, quien solicitó conservar la “máxima precaución” en la costa de Barcelona y Tarragona, áreas hacia las cuales se movió la inestabilidad.
