A gathering of 200 residents in Badalona prevented a parish from housing 15 immigrants yesterday, who had been sleeping outdoors under a bridge on the C-31 highway in Badalona, following their eviction on Wednesday from the former B9 institute. A contingent of residents from The Sant Crist neighborhood took to the streets after Càritas and other religious organizations announced an accommodation plan that morning, which involved preparing a space within the Mare de Déu de Montserrat parish to shelter fifteen vulnerable individuals.
Alrededor de las seis de la tarde, mientras la Cruz Roja trasladaba los suministros para habilitar el lugar, individuos comenzaron a congregarse en las entradas para manifestarse contra la decisión. La tensión aumentó progresivamente hasta que consiguieron bloquear la entrada de los colchones y las sábanas a la iglesia, lo que llevó a los organizadores a suspender la operación. Los manifestantes emitieron consignas contra la criminalidad y expresaron su descontento por la inseguridad que, según su parecer, representaba la estancia nocturna de los 15 inmigrantes en el templo.
El primer edil de Badalona, Xavier García Albiol, acudió a la manifestación con el fin de calmar la situación. Tras haber desmentido durante todo el fin de semana la acogida a los inmigrantes, solicitó a los residentes que consintieran su estancia, al menos por esa noche, y prometió tratar el tema al día siguiente, solicitando que no se les diera cobijo y fueran reubicados. La intervención del alcalde no tuvo éxito y la parroquia revocó la decisión de acogerlos.
Un grupo de veinte individuos se congregó para protestar antes de la ceremonia religiosa del mediodía, expresando su oposición a la recepción de migrantes.
La parroquia tenía planeado informar a los fieles durante la misa de las 12 que destinaría un área para asistir a los más desfavorecidos, pero debido a una supuesta filtración, aproximadamente 20 individuos se presentaron previamente ante la iglesia para expresar su desacuerdo, según indicaron fuentes de Càritas. La organización benéfica logró trasladar a nueve de los quince inmigrantes a otras ubicaciones.
La disputa relacionada con este asunto se intensificó ayer. Previamente, había habido un cruce de acusaciones entre las organizaciones comunitarias y el Govern junto con el alcalde de Badalona. Las organizaciones le reprochaban su inacción para asistir a los desalojados, mientras que Albiol mantenía que no permitiría la ilegalidad.
Por la mañana, en una entrevista en Catalunya Ràdio , el alcalde reiteró que no daría ayudas a los desalojados. “No premiaremos la ilegalidad como si fuera una obligación social y confundir humanidad con ausencia de normas es un error muy peligroso”. Aceptó que las organizaciones ayudasen a los inmigrantes, pero advirtió que no había que “normalizar la ocupación ilegal”.
Por otro lado, el Departamento de Derechos Sociales criticó la postura del consistorio y afirmó que estaba implementando “los recursos limitados de los que disponen para suplir la inacción municipal”. “El ayuntamiento no ha puesto a disposición ninguno de sus equipamientos para esta emergencia humanitaria”, censuró un representante de la consejería, quien reiteraba que era responsabilidad del Ayuntamiento proporcionar el apoyo como “órgano competente”.
Entretanto, la precariedad continúa acumulándose bajo el viaducto de la autopista C-31 en Badalona. En Sant Roc, en el límite entre Badalona y Sant Adrià del Besòs, alrededor de cincuenta individuos se congregaban ayer bajo el puente, que se ha transformado en el único refugio contra el frío y la precipitación.
Los afectados montaron carpas y vagaban por el área aguardando instrucciones sobre su próximo destino. Organizaciones benéficas se afanan en hallar a contrarreloj refugios temporales para todos, pero hasta ahora no han localizado suficientes. La provisión de alimentos y vestimenta en el asentamiento estaba razonablemente garantizada el día anterior. Un colectivo de colaboradores montó un puesto y distribuía jugos, sándwiches y alimentos calientes entre los desplazados que habían preparado Cocineras por la Paz . Asimismo, proporcionaban vestimenta, ya que numerosos migrantes fueron expulsados del B9 sin oportunidad de recuperar sus objetos personales. La urgencia aumenta ante el descenso de las temperaturas que se avecina.
“¿Dónde quieren que vayamos?”
Las precipitaciones intensas del fin de semana y el frío han hecho muy dura la estancia en las tiendas de campaña. “He pasado la noche congelado”, relataba Max, un senegalés de 31 años. “Nos han echado del B9, pero ¿ahora dónde quieren que vayamos? ¿Cómo se soluciona esto?”, insistía.
Una de las necesidades básicas que no está cubierta en el campamento es la de los inodoros. No hay sanitarios y los desalojados tienen que buscarse la vida para hacer sus necesidades. “Los bares de la zona no nos dejan entrar. Queremos ir al baño”, denunciaba, visiblemente molesto, Bright, también senegalés, de 28 años. Carles Sagués, de Acull Badalona, buscaba ayer la manera de instalar inodoros portátiles. “Tendremos que buscar algún local o alguna nave”
