El fuerte viento, que en algunos puntos de Catalunya superó este sábado los 130 km/h, está repercutiendo en la movilidad por carretera, la circulación de trenes e incluso en la navegación aérea en el aeropuerto del Prat, que ha tenido que cambiar la configuración de sus pistas para facilitar la operatividad de las aeronaves. El vendaval también está teniendo incidencias en la red eléctrica, dejando sin luz a 1.435 abonados de los municipios de Agullana, Darnius y Maçanet de Cabrenys, en el Alt Empordà y llevó al Servei Meteorològic de Catalunya (SMC) a activar el nivel rojo por mala mar en el norte de la Costa Brava, donde había avisos por olas de hasta cuatro metros de altura.
Tres líneas ferroviarias se han visto afectadas por las consecuencias del fuerte viento. La caída de un árbol sobre un tren de la línea R-4, entre Terrassa y Castellbell i el Vilar, obligó a evacuar el pasaje hacia otro convoy y a interrumpir la circulación por la mañana, que se restableció a media tarde. La R-3 entre Ripoll y Puigcerdà dejó de funcionar al mediodía por precaución. También se interrumpió la circulación de trenes en la R-11, entre Portbou y Cerbère, ya en territorio francés. Una línea que a media tarde sufría otro contratiempo por un incendio de vegetación a la altura de Sant Miquel de Fluvià que hizo caer un árbol sobre la catenaria. El suceso obligó a cortar en un principio el tráfico ferroviario entre este municipio y Girona, luego ampliado de Figueres a Girona.

El vendaval propagó rápido el fuego de una pérgola en Viladamt
También está siendo un día difícil para moverse por algunas vías de la red viaria. En la C-55, a la altura de Castellbell i el Vilar (Bages), se interrumpió el tráfico en ambos sentidos de la marcha así como en la C-246a, en Vilanova i la Geltrú (Garraf). Durante la mañana se dio paso alternativo en la C-15b, entre Sant Pere de Ribes y Canyelles (Garraf) y en la LV-4241, en Sant Llorenç de Morunys (Solsonès) También se vieron afectadas la T-700, en Prades (Baix Camp), y la N-340, con un carril cortado en Vallirana (Baix Llobregat).
El noreste de Catalunya es una de las zonas más castigadas por este episodio de viento, que ha llevado a algunos municipios como el de Figueres a suspender todas las actividades programadas al aire libre por razones de seguridad. Entre las siete de la mañana y las ocho de la tarde, los Bombers habían recibido un total de 600 avisos, de los que más de la mitad se concentraron en la región de Girona. La mayoría de las intervenciones se centraron en retirar árboles tumbados en la vía pública y otros elementos que amenazaban con desprenderse y ceder como farolas o trozos de cornisas.
La previsión del Servei Meteorològic es que las fuertes ráfagas de viento puedan mantenerse hasta mañana domingo y superar los 90 km/h en la mitad norte. Hoy sábado, el récord se alcanzó en Boí Taüll, con una ráfaga de 136 km/h. En el santario de Queralt se alcanzaron los 130 km/h y en el pico de Salòria, situado a más de 2.700 metros de altura, en el Pallars Sobirà, se llegó a los 129 km/h.